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Pablo Corral y Azucena López, minutos antes de su conferencia de ayer. :: MARIETA
El eco triste de la Quinta de Pedregal
AVILES

El eco triste de la Quinta de Pedregal

Valdecarzana acoge una charla sobre la represión en la posguerra avilesina

RAFA BALBUENA

Sábado, 13 de abril 2013, 02:36

La Guerra Civil, sus precedentes y sus consecuencias siguen despertando interés, debate y ríos de tinta 75 años después de su transcurso. Avilés no se sustrae a este episodio, y prueba de ello fue el lleno registrado en la conferencia 'Nos robaron la memoria; exterminio en la Quinta Pedregal' que protagonizaron ayer los historiadores Pablo Martínez Corral y Azucena López en un abarrotado palacio de Valdecarzana.

El edificio al que se refiere la ponencia centra las investigaciones que acometen actualmente los dos expertos, un lugar cuyo recuerdo inspira sentimientos que, casi siempre, oscilan entre el terror y la amargura. Y es que allí se dirimió el legado inmediato del conflicto en forma de interrogatorios y ejecuciones, tanto por la justicia togada por el puro desagravio cainita.

Avilés ardió entre julio del 36 y octubre del 37, y ahora queda saber el balance real con que se apagó todo aquel odio. «Las cifras siempre hay que cogerlas con pinzas», señaló a este fin Martínez Corral. «Primero porque hay que ser muy cuidadosos con las fuentes, y luego porque la investigación no está ni mucho menos concluida». De momento les constan «unos 1.100 juicios en Avilés y alrededor de 250 desaparecidos», de los cuales «entre 150 y 160 fueron fusilados en El Coto» (Gijón). Los restantes, en su mayoría, acabaron en los muros o en el interior de la quinta, y el cómputo final de muertos lo estiman «en unos 400, a falta de nuevos datos, que hay que contrastar con otras fuentes», insistió.

Nombres y datos que ambos han ido extrayendo de archivos y hemerotecas, y cuyos picos de intensidad «están en noviembre del 37 y febrero del 38», señala Azucena López. «No es que sean los únicos momentos donde hay ejecuciones, sino que en esos dos meses se concentra la mayor parte de estos asesinatos», tal y como califica con rotundidad Martínez Corral. «Tampoco equivale a la checa republicana», considera el historiador, sino que su dinámica de terror «estaba más cercana a la del 'chupadero' argentino».

En términos de análisis «lo más interesante es que el funcionamiento de la Quinta de Pedregal explica la estructura de represión de después de la guerra», añade Azucena, ya que allí «se conjuntan las acciones de la Guardia Civil, la Falange y el Ayuntamiento». Los dos historiadores constataron además que los cuerpos de los allí ajusticiados fueron trasladados «a fosas comunes y otros enterramientos diversos» con lo que parece «poco probable» que en el propio entorno de la quinta puedan hallarse cuerpos de alguna de las víctimas.

«No repitáis aquel error»

El acto tuvo un punto especialmente emotivo con la presencia de Gregorio Cenitagoya. A sus 92 años, este ex combatiente exiliado del Ejército de la República, natural de San Esteban de Pravia, relató cómo «el horror y la muerte campaban entre aquellas paredes», que sufrieron su propia madre y «una hermanita que era sólo una niña». Su mensaje, no obstante, dejó atrás cualquier muestra de rencor para instar a los jóvenes de hoy a que «no repitáis aquel error nuestro», sino a que «permanezcáis unidos ante el dolor y la adversidad que hoy vuelven a acechar en esta sociedad de consumo».

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