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M. F. ANTUÑA
Viernes, 12 de abril 2013, 02:46
Es el primer testimonio material de un hórreo en Asturias. Y es también el primer estudio monográfico que sobre este tipo de construcciones elevadas para almacenaje de grano y alimento se realiza en España. 'El horreum de la villa romana de Veranes', obra de Carmen Fernández Ochoa, Fernando Gil Sendino, Javier Salido Domínguez y Mar Zarzalejos Prieto, se presentó ayer en el Centro de Cultura Antiguo Instituto para dejar constancia de ese pasado romano a las afueras de Gijón, de esa villa que además de cocina, horno, un gran mosaico en la sala noble y un gran señor al frente, también tuvo su hórreo. Es, como detalla Carmen Fernández Ochoa, el primero del que existe testimonio material, pero antes hubo otros y también después y en ambos momentos, durante el periodo romano, se elevaron del suelo para evitar humedades y roedores.
El estudio dedicado en exclusiva al hórreo sirve también para poner a la villa en su contexto histórico, para mostrar su evolución desde el periodo altoimperial al tardío y para aportar detalles sobre la cotidianeidad de aquellos momentos. Por ejemplo, se sabe que cuando la villa tomó forma monumenal el hórreo se convirtió en almacén, pero se creó entonces otro hórreo en otro sitio de la villa. Además, existían otras construcciones similares, y hay constancia de ellas, en los aledaños de Veranes. «Es una ilustración importante para conocer el mundo rural, las costumbres, los hábitos alimenticios», señala Fernández Ochoa, directora de las excavaciones, que habla de dos tipos diferentes de vacas, de abundancia de gallinas, de cultivo de cepas... El libro incluye igualmente un estudio comparativo con hórreos de Francia, Inglaterra o Alemania, que revela esquemas muy semejantes.
Pero más allá del hórreo, Fernández Ochoa confía en que algún día se puedan publicar otras investigaciones realizadas sobre la villa romana de Veranes. Tras la excavación y su conversión en museo, lo que falta ahora es dejar negro sobre blanco todo lo descubierto. «Esto es casi un aperitivo de lo que sería la investigación total», afirma Fernández Ochoa, que augura -y lamenta- que en los tiempos que corren no haya dinero para concluir el proyecto. Serían necesarios -dice- «por lo menos dos volúmenes más», aunque quizá podría resumirse todo el trabajo en uno. «Es muy difícil en este momento, por un lado, está la crisis y, por otro, los objetivos de los que están arriba son otros», sostiene Fernández Ochoa.
La arqueóloga lamenta el deterioro del mosaico de Veranes y confía en que se pueda subsanar pronto. «Este es un problema de restauradores no de arqueólogos, pero a veces no tenemos en cuenta que vivimos en un lugar lluvioso y muy húmedo», afirma. En cualquier caso, no duda de que los problemas detectados serán resueltos.
La presentación del libro tuvo lugar ayer en el Centro de Cultura Antiguo Instituto en un acto que contó con la presencia de la propia Carmen Fernández Ochoa y su colega Fernando Gil Sendino, directores científicos de las excavaciones de Veranes; Carlos Rubiera Tuya, concejal de Cultura de Gijón; Mario Menéndez, director de la UNED de Asturias, que edita el libro, y Adolfo Rodríguez Asensio, director general de Patrimonio Cultural del Principado.
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