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C. DEL RÍO
Lunes, 8 de abril 2013, 19:29
Ocho años después de la entrada en vigor de la ley antitabaco y dos desde su reforma, aún hay a quien las ganas de fumar le puede más que la norma, a pesar de que encender un cigarrillo pueda salir caro tanto al fumador como al establecimiento hostelero donde se esté infringiendo la ley. El último en comprobarlo ha sido un bar de El Carbayedo, sancionado con tres mil euros.
La labor vigilancia de la Ley 28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias frente al tabaquismo suele correr a cargo de la Policía Local, cuerpo al que los ciudadanos suelen acudir para denunciar el incumplimiento de la ley y que en todo 2012 tramitó en Avilés diez infracciones administrativas por este concepto.
Un número casi anecdótico que, según los hosteleros consultados, no refleja la realidad de una ley cuyo cumplimiento «se ha relajado». Confirman que la madrugada es terreno abonado para saltarse la ley y con la bajada de clientela experimentada en los últimos años, algunos bares han optado por hacer la vista gorda para satisfacer a su clientela.
Con consentimiento o no, lo cierto es que ya se han registrado las primeras denuncias en lo que va de 2013. Mientras que la Policía Local no ha tramitado ninguna infracción administrativa por consumo de tabaco en locales públicos de la ciudad, la Patrulla Fiscal y de Fronteras de la Guardia Civil (PAFIF) lleva inspeccionados cinco establecimientos hosteleros, uno de ellos a instancias de la Consejería de Sanidad del Principado.
El resultado de estos controles han sido 19 denuncias, diez de ellas de carácter leve contra las personas que incumplieron la prohibición de fumar, y tres contra los locales que permitieron una infracción tipificada como grave en el artículo 19 de la ley y que acarrea multas de entre 601 y 10.000 euros.
Del resto de las diecinueve infracciones, tres son leves a locales que carecían de carteles informando sobre la normativa y otras tres graves por venta de tabaco sin autorización, la ausencia del mecanismo adecuado de activación de la máquina expendedora o por no guardar el ticket de la compra del tabaco.
Lo cierto es que la noticia de estas multas y la intervención de la Guardia Civil ha corrido como la pólvora entre los hosteleros, que han extremado el celo los últimos fines de semana.
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