La acusación del crimen del Carvi niega que se quebrara la presunción de inocencia

Después de que el lunes el TSJA decretara la inmediata puesta en libertad del único acusado por el crimen de la cervecería Carvi, la acusación particular que representa a la familia de la víctima sigue a la espera de conocer la sentencia que desarrolle esta decisión. No obstante, ayer manifestaban su sorpresa con el hecho de que en el auto se haga referencia a la admisión del primero de los motivos de recurso planteados por la defensa, pues es para el que esperaban un menor recorrido.

«La presunción de inocencia no se quebró», considera el letrado Jesús Quesada, que representa en el proceso al hermano del difunto dueño del Carvi, Juan Carlos Roces. Pese a ello, rechaza hacer una valoración más extensa de la decisión del tribunal hasta conocer sus motivaciones. Para ser válido, apunta, este razonamiento debería ser lo suficientemente amplio como para «dejar en solfa la decisión y la deliberación del jurado, y también la ponencia del magistrado». En cualquier caso, la previsión de Quesada es que una vez se haya conocido el fallo se iniciarán los procedimientos oportunos para presentar un recurso de casación ante el Supremo. Se sumaría al que también prevé presentar la representación legal de la compañera sentimental de la víctima. Lamenta además la acusación que, de ratificarse la no culpabilidad del acusado, si no se inicia una nueva investigación «el crimen quedaría impune».

Mientras, desde el entorno de la defensa mantienen la misma tesis que ha servido para la puesta en libertad del único acusado. Y es que además de no haberse encontrado el arma homicida y no existir huellas del autor en el cadáver, consideran que todo lo argumentado en contra de José Antonio López Llorca durante el proceso no alcanza son solamente indicios o pruebas circunstanciales, pero ninguna de ellas permite certificar la autoría del crimen. Fuentes próximas al caso reconocían ayer la exhaustiva investigación realizada por la policía, pero matizaban que ese intenso trabajo se centró en exclusiva en el acusado, y no fue tal con respecto a otros posibles sospechosos.

En prisión desde 2010

José Antonio López Llorca fue detenido en Tenerife el 22 de junio de 2010, más de tres meses y medio después del crimen. En el intervalo entre ambas fechas prestó declaración de forma presencial en la Comisaría de Gijón y habló por teléfono con los investigadores en tres ocasiones más. Durante el juicio oral, celebrado el pasado mes de noviembre, sólo respondió a las preguntas de su abogado y aseguró que en sus anteriores declaraciones había mentido, algo que la defensa considera «demostrado sin duda alguna» y que dejaría su intervención ante el jurado como única versión válida.

En esa vista el acusado sostuvo que el día de autos estuvo a solas con el finado dentro del local donde tuvo lugar el crimen «hacia las 11.30 o 11.45», aunque aseguró haberse marchado «a las 12.30». Después, siempre según su declaración, se quedó «dando una vuelta por el barrio» antes de regresar a su casa «a las 13.30». Los forenses fijaron la hora probable de la muerte en las 13 horas, un momento para el que el acusado carecía de coartada.

Juan Carlos Roces murió tras recibir 19 puñaladas con un arma jamás encontrada, pero que los investigadores relacionan con un cuchillo de grandes dimensiones que había desaparecido del local, según declaró el camarero que encontró el cadáver a las siete de la tarde. El único acusado recibió en prisión el veredicto de culpabilidad del jurado y la sentencia de la Audiencia Provincial que le condenaba a 18 años de cárcel y que ahora ha sido revocada por el TSJA.