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JOSÉ MARÍA URBANO
Miércoles, 3 de abril 2013, 04:39
La Comida en la calle del Lunes de Pascua tiene desde hace casi veinte años una foto fija en el barrio de Sabugo: Fernando Arias y su grupo de amigos, compartiendo comida en la terraza del 'Moliendo Café', para a continuación protagonizar un concierto musical en donde se mezclan la gaita y el tambor con las guitarras eléctricas, la batería, incluso el saxo algún año, un coro de voces mixtas, partituras y hasta las letras de un cancionero que se comparte con las decenas de personas que a lo largo de la tarde-noche deciden unirse al grupo, cautivadas por un ambiente que sorprende y que reconoce todo el mundo.
Pero lo de este lunes pasado fue más especial si cabe. La fiesta empezó siguiendo las pautas habituales, con Mario Carlón a la gaita y Fernando Arias al tambor tocando antes y durante la comida de un grupo en el que, como manda la tradición, hay que ir vestido de asturiano, o al menos intentarlo. La lluvia retrasó un poco el cambio de tercio, pero como ya es habitual comenzó a llegar el equipo instrumental que el propio Fernando Arias trae desde su cercana casa, en el mismo barrio de Sabugo, incluido un amplificador, micros y los instrumentos básicos. Y empieza la fiesta. Un coro de voces mixtas dirigido espléndidamente desde hace años por Ramón Borrego, el ex de Los Llamas, uno de los conjuntos históricos de la música moderna avilesina, que consigue que un grupo de amigos suene bien y de forma acompasada, como si de un coro se tratara, desgranando habaneras y un repertorio popular que enseguida gana adeptos entre muchas de las personas que pasan por Sabugo y deciden quedarse, ganados por el ambiente que allí se respira.
Así ha sido año tras año, repitiendo una fórmula de éxito. Pero este lunes pasado fue especial. Las nuevas disposiciones de la concejalía de Festejos para adjudicarse la mesa -por cierto, con muchas más críticas que apoyos- hizo que el grupo de amigos que se unen al promotor musical avilesino Beznar Arias tuvieran que desplazar su habitual mesa al barrio de Sabugo. Fue un encuentro entrañable, entre gente de la música que se aprecia y que no pierde la ocasión de dar rienda suelta a su afición.
Lo demás vino rodado. Fernando Arias, ese superdotado de la música que dirige un día a la semana a un grupo heterogeneo de amigos que se reúnen en su estudio, se colocó a la batería, Mario Carlón a la guitarra y Nino Carlón al bajo, mientras Ramón Borrego comenzaba a dirigir al 'coro'. Enseguida comenzaron las invitaciones para que alguno de los acompañantes de Beznar Arias, entre los que también se encontraba Alberto Toyos, el director de 'Los 40 principales' de la SER, o el mítico Johny Penicilina, de las Cuencas, cogiera el micrófono y se lanzara a demostrar que el paso del tiempo no puede borrar la profesionalidad y la categoría que demostraron en los tiempos en los que fueron figuras destacadas de la música moderna asturiana.
Primero fue Alberto Hevia, el mítico vocalista de Los Juniors, el que se ganó el aplauso cerrado de todos los presentes y el que animó a otros amigos a repetir lo mismo. Así lo hicieron Carlos Martagón, el compositor de buena parte de los temas de otra banda histórica, los Stukas, que decidió coger la guitarra y dedicar un tema, Lola, de Los Brincos, que fue seguido por todos los presentes, acompañado al micrófono por José Miguel Díaz, de los Linces, y el propio Ramón Borrego. Y la traca final llegó con la presencia de otro histórico, el avilesino José Miguel Huerta, de Los Llamas, posiblemente el vocalista más veterano de la música asturiana junto a Alberto Hevia, que soprendió con su rock.
Y luego, más música, más canciones y más gente atrapada por una tarde en la que el barrio de Sabugo se convirtió en una fiesta guapa e inolvidable.
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