Borrar
Varios trabajadores se despiden a las puertas de la fábrica, tras la jornada de ayer. :: PALOMA UCHA
Suzuki cierra sin proyecto industrial
ECONOMÍA

Suzuki cierra sin proyecto industrial

Los trabajadores se despiden entre lágrimas y con duras críticas a las administraciones por no hacer más para salvar una empresa histórica

ENRIQUE ARENAS

Jueves, 28 de marzo 2013, 03:07

A las 11.45 horas del miércoles 27 de marzo de 2013 finalizó el montaje de la última motocicleta que Suzuki fabrica en Europa. En realidad, el epitafio empezó a escribirse en noviembre de 2012 cuando el consejero delegado de Suzuki Motor España, Masayioshi Ito, comunicó oficialmente al presidente del Principado, Javier Fernández, la decisión «irreversible» de la multinacional de cerrar la fábrica de Gijón. Ayer fue el momento de la despedida, de un adiós que llega sin que, por ahora, la compañía haya logrado hacer realidad su propuesta de poner en marcha un nuevo proyecto de industrial para la nave de Porceyo.

El cierre oficial de la planta de Suzuki se producirá el día 31 pero desde ayer ya no hay actividad en la fábrica gijonesa. 169 trabajadores se quedan en la calle a partir de hoy, con indemnizaciones de 40 días por año de servicio con un tope de 37 meses y una indemnización lineal de 12.500 euros, que fue negociada por los sindicatos con la multinacional. Otros 29 empleados de la sección comercial y venta permanecerán en la empresa en el departamento que Suzuki prevé mantener abierto a partir de ahora para la importación y venta de motocicletas.

El cierre de la línea de montaje se produjo en medio de una gran conmoción y pesadumbre por parte de los trabajadores, así como con críticas a las administraciones y protestas por considerar que se había tirado la toalla demasiado pronto, sin plantear una defensa contundente para la continuidad de una industria con más de 60 años de historia en Gijón. La salida de la última moto fue «un momento muy emotivo donde se agolparon las lágrimas y las despedidas entre compañeros», según señaló un portavoz del comité de empresa.

«Un día amargo»

Con la fabricación de la última moto, una Burgman 125 executive negra mate, la dirección de la multinacional dio por concluido el último día de trabajo de la plantilla en medio de un clima que algunos trabajadores calificaron de «muy duro». Muchos trataron de hacer más distendido el mal trago mostrando una alegría forzada, pero la tristeza se fue contagiando por toda la fábrica hasta que llegó el momento de la despedida. Fue un episodio «muy amargo», dijo Jordán Silva, un soldador que trabaja en la multinacional desde hace ocho años. «Hubo gente que lloró y que lo pasó muy mal, pero muchos ya nos habíamos mentalizado y ahora toca buscar trabajo. El lunes o el martes estaremos en la oficina de empleo pero somos conscientes de que va a ser difícil encontrar algo a corto plazo», explicó este trabajador.

Tras el cierre de la planta, el próximo lunes comenzará el desmantelamiento de una de las marcas históricas del sector de las dos ruedas en España y «una de las mejores fábricas que Suzuki tenía en todo el mundo en lo que a calidad se refiere».

Rubén Díaz, que trabaja en el departamento de ventas y que seguirá trabajando en el nuevo proyecto comercial, señaló que «mantuvimos la tensión mientras pudimos pero al final nos desinflamos y se produjeron escenas de mucha tristeza».

Juan Carlos Andrés, el director de la fábrica, destacó la normalidad laboral que reinó en la jornada de ayer. «Cada día salen 84 unidades de la cadena productiva, pero ayer sólo salieron 53 por las condiciones especiales que supone el cierre del ciclo».

Muchos trabajadores creen que el final de la fabricación de motocicletas en Gijón se hubiera evitado con una apuesta más decidida de las instituciones por una industria con décadas de tradición. Eso es lo que opina María Jesús Calvo, miembro del comité de empresa. «Es imposible luchar cuando las otras partes no tienen intención de hacerlo, cuando no hay ayudas desde ninguna parte para mantener lo que tenemos en Asturias. Eso está pasando a todos los niveles, no solo en Suzuki», lamentó.

Tomás Sarasola, que trabaja en la cadena de montaje durante casi ocho años cree que luchar contra la decisión adoptada por una empresa privada «resulta muy difícil». Para él la última jornada fue «inaudita ya que parecía una fiesta cuando todos estábamos muy mal». De la misma forma opina Carlos María Sánchez, también trabajador de la cadena de montaje, quien señaló que «la gente lloraba y estaba muy triste porque algunos llevábamos 30 o 40 años juntos y ahora nos vamos al paro».

Para Roberto González, que trabajó muchos años en la sección de soldadura y ahora lo hace en el almacén, «vivimos una jornada que parecía un funeral. Muchas mujeres lloraron y los hombres no lo hicieron, pero se notaba que todos teníamos un nudo en la garganta».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Suzuki cierra sin proyecto industrial