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SUSANA NEIRA
Jueves, 21 de marzo 2013, 04:07
Con una enorme pitada frente a la Delegación del Gobierno en Asturias terminó ayer la masiva, ruidosa y pacífica manifestación -probablemente la más multitudinaria de las celebradas hasta ahora- convocada por las plataformas de Trubia y Grado en defensa en la fábrica de armas. Unas 2.000 personas, según los organizadores, y 1.500 según calculó la Policía Nacional, salieron de La Gruta y bajaron por Fuertes Acevedo y la avenida de Galicia hasta la plaza de España al grito de «Trubia no se cierra», «Aquí están, aquí son, los obreros del cañón» y «Gobierno escucha, Trubia está en la lucha».
Lideró esas consignas, megáfono en mano y un poco adelantado a la pancarta de cabecera, el presidente vecinal de Trubia, Roberto Velasco, uno de los cuatro representantes recibidos tras la marcha por el delegado del Gobierno en Asturias, Gabino de Lorenzo. Unos 40 minutos de reunión que sirvieron para poco: «Fue una conversación amigable. Le expusimos que la situación es crítica pero seguimos en pie. No nos nos ha dicho nada concreto, ninguna respuesta a favor de la intermediación del ministerio y solo la sospecha de que la fábrica no se va a cerrar», explicó, poniendo cierta ironía en ese último comentario, a los asistentes ya cerca de las ocho de la tarde.
El ensordecedor ruido de los petardos comenzó a las cinco y media de la tarde en la parte alta de la ciudad. Desde media hora antes, los asistentes habían comenzado a llegar al punto de salida y organizar sus pancartas para arropar a los obreros, que llevan más de un tenso mes de conflicto. Allí, detrás de uno de esos lemas, se encontraba Alicia Cañedo, vecina de Grado y mujer de un trabajador con cuatro décadas vinculado a la fábrica. Reconoció que la situación pinta mal: «Por lo que vemos solo nos queda el pataleo». «La situación la vemos difícil, pero aquí estamos todos, representantes de más de 70 asociaciones», valoraba Plácido Fernández, llegado desde Grado. Pero todos coinciden en que la lucha continúa y no se van a quedar de brazos cruzados. A su lado, numerosos trabajadores y familiares, concejales de los cuatro grupos políticos del Ayuntamiento, y diputados regionales, como Cristina Coto, de Foro.
«Una hora por 200 años»
La Policía Nacional se adelantó unos metros a la manifestación y se encargó de ir cortando el tráfico, lo que provocó retenciones en las inmediaciones. Y en las aceras, según avanzaban, muchos curiosos se pararon para ver pasar la marcha y aplaudirles. Un trabajador les entregó una octavilla donde animaba a que se sumaran a la marcha con la siguiente petición: «Regala una hora de tu vida por 200 años de historia».
Durante las más de dos horas de marcha, se vivieron momentos emotivos, destacando especialmente el encuentro con los prejubilados de Hunosa, acampados frente a la sede de la compañía y que salieron a fundirse en un aplauso con la plantilla trubieca.
Así, poco a poco, avanzó la manifestación para intentar frenar los despidos en la planta de General Dynamics, con gran repercusión para Trubia y Grado. Un cariño que el presidente del comité de empresa, Esteban Elorza, se encargó de agradecer al final. Si vale de algo el tiempo lo dirá: «Si hay que celebrarlo lo haremos todos juntos y si no, seguiremos luchando», dijo antes de esta gran pitada final.
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