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ANDRÉS PRESEDO
Domingo, 17 de marzo 2013, 13:43
Quedan cien días para la cita de Bruce Springsteen en El Molinón. Será el 26 de junio y, tras la meteórica venta de localidades, que apenas duraron cuatro horas en taquilla, el lleno está más que asegurado. Pero no será un concierto para Gijón. La cita se presenta como única para toda España y los clubes de fans, incluso alguno del extranjero, no han perdido el tiempo. El concierto es un miércoles y se hace necesario buscar alternativas de viaje y de alojamiento. Los datos son más que significativos. Han sido vendidas 30.234 entradas, pero más de la mitad, en torno al 54%, fueron adquiridas por seguidores del Jefe de fuera de Asturias a través del sistema de venta que puso en marcha la promotora Doctor Music. Quiere decirse que más de 16.000 personas vendrán expresamente de fuera del Principado para este multitudinario espectáculo. Muchas de ellas, lógicamente, pernoctarán en la ciudad o en hoteles cercanos y serán, eso se prevé, una importante inyección para la hostelería local. Y es que, además, del 46% restante de las entradas, casi la mitad se vendieron fuera de Gijón, en diferentes puntos del Principado. Al final, con los datos de los que dispone EL COMERCIO, apenas 8.000 personas han adquirido la entrada en Gijón. Sería la cifra de espectadores locales para el espectáculo de Bruce Springsteen y es la que la venta simultánea hizo 'volar' las entradas en apenas cuatro horas y, a buen seguro, a más de un seguidor del Jefe le habrá pillado 'en fuera de juego'. Uno de los objetivos del Ayuntamiento de Gijón a la hora de asumir el presumible riesgo de contratar un concierto de estas características (el último, de Paul McCartney dejó unas importantes pérdidas económicas), era y sigue siendo dinamizar la actividad turística de la ciudad en las dos parcelas, quizás, más importantes: la hostelería y la hotelería. La segunda atraviesa, como otras tantas empresas, un momento complicado, con cierre de hoteles por temporada y unos niveles de ocupación, pese a la bajada de los precios, que difícilmente se compatibilizan con su supervivencia.
Cuando se anunció el concierto de Springsteen se dispararon las peticiones de habitaciones para esos días de finales de junio y, por ende, los precios de las mismas. Algo similar a lo sucedido el pasado mes de setiembre coincidiendo con la celebración de la eliminatoria de la Copa Davis en Gijón. No será sencillo encontrar plaza. Se dirá que es solo un día, pero la garantía de lleno es incuestionable. Otra cosa será la hostelería, que tendrá oportunidad de aprovechar esas jornadas del recién estrenado verano para hacer buenas cajas por semana, algo que, como reconocen los propios profesionales, ya ha pasado a la historia, tanto en invierno como en verano. Que acudan a Gijón más de veinte mil personas de fuera la ciudad, es indudable, en algo deberá de notarse.
Máxima seguridad
Ahora, con todas las entradas vendidas, la máxima preocupación se centra en hacer una buena gestión en la producción del concierto, es decir, el montaje general del mismo dentro de El Molinón ajustando, además, los precios. Será una de las claves para cerrar las cuentas 'a cero' o con las mínimas pérdidas. Para ello, se cuenta con el equipo del teatro Jovellanos, veterano ya en la organización de este tipo de macroconciertos y, por ende, con sobrada experiencia para garantizar el mejor equipamiento al precio más ajustado.
Otra cosa será la seguridad. El grave episodio del Madrid Arena el pasado otoño ha disparado todas las alarmas y salvaguardar la integridad de los espectadores es una prioridad que ha condicionado, incluso, el número de personas que tendrán ocasión de presenciar el concierto de Springsteen en El Molinón. Aquellos conciertos con más de 40.000 espectadores dentro del campo municipal han pasado ya, también, a la pequeña historia local. Ahora, apenas de superan los 30.000 y, además, por primera vez se vendieron localidades a diferentes precios, con todas las de la grada numeradas. Sobre el césped habrá unas 15.000 personas. El resto, en la grada y con su propio asiento, como si de un partido de fútbol se tratase. Todo, se pretende, debe de estar más controlado, pero ello supone, a la vez, un mayor trabajo de organización en el que, desde hace semanas, trabaja el equipo del asesor de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Gijón, Sergio Fernández.
¿Cuáles son los principales problemas? Uno, clave, es la necesidad de preparar un completo operativo para las 15.000 personas que verán el concierto desde el césped de El Molinón y que, por primera vez en los espectáculos celebrados en el campo municipal, no podrán acceder a la grada. Ello supone que se instalarán bares, servicios higiénicos y demás también sobre el césped.
Salidas desde el césped
El equipamiento de las gradas solo estará disponible para los espectadores que tengan su localidad de asiento que, a su vez, tampoco podrán saltar al césped. Los miembros de la seguridad deberán encargarse de que no exista un flujo de espectadores entre el césped y la grada, no se sabe si con vallas o con presencia física porque, al menos en principio, no parece muy complicado dar ese salto en ambas direcciones.
Pero volviendo a quienes verán el espectáculo de pie, sobre la lona, serán una gran masa de personas que tienen que tener garantizada su evacuación lo más rápido posible si es que fuera necesario. La ordenanza nacional es, en la actualidad, más estricta que nunca. Ahora, desde Seguridad Ciudadana se estudian diferentes posibles salidas directas del césped a la calle, una de ellas, que sin duda será habilitada, en la grada Sur, la que está justamente en el lado contrario del escenario.
Lo que se está tratando es de buscar otra posible salida de emergencia por la grada Norte, pero el equipamiento del escenario lo dificulta de forma importante. Todo sigue en estudio. Luego, para tratar de evitar posibles avalanchas, se creará un pasillo a unos veinte metros del escenario, en la zona del público, que estará controlado por los miembros de seguridad. Tendrá unos dos metros de ancho y servirá también, caso de ser necesario, para evacuar a cualquier espectador que se sintiera indispuesto. La seguridad de los espectadores del césped es la que está ocasionando mayores ajustes a la hora de tomar decisiones.
En la grada, como un partido
En cuanto a las gradas, todo parece estar más controlado. Cada espectador llevará su entrada numerada, con una puerta concreta de acceso y con una zona de vallas que le llevará de forma directa a su asiento. Esa es, al menos, la teoría. Hasta el momento, no se ha hecho ensayo o prueba alguna para comprobar si todo ese plan sobre el papel es eficaz en la práctica con miles de personas en marcha. De momento, por lo que pudiera suceder, tanto en la grada Oeste, la popular Tribunona, como en la Este, está previsto levantar cerca de 300 asientos ubicados en la zona más cercana a los vomitorios. Es la forma, se entiende, de facilitar la salida más rápida posible de la grada a los espectadores. El resto, se entiende que no difiere en exceso de un partido de fútbol normal en El Molinón, con idénticos servicios, bares, etcétera.
Aún no se conocen todos los detalles, pero sí que serán no menos de 200 los miembros de seguridad privada que se encargarán de controlar todo el campo municipal y los accesos al mismo, a los que se unirán, como es habitual en estos casos, efectivos de bomberos, de Protección Civil y ambulancias contratadas al efecto. En cada puerta se controlarán las entradas con una pistola especial que hace imposible validar falsificaciones. El aforo, pues, está garantizado. La seguridad, se pretende, también.
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