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RAMÓN MUÑIZ
Miércoles, 27 de marzo 2013, 20:31
Víctor Manuel Muñiz Menéndez, empresario de Igrafo e imputado en el 'caso Renedo', acaba de hacer algo inédito en tres años de instrucción. En un escrito dirigido al magistrado-juez, admite que presentó una factura de 198.003 euros por muebles de un centro en Belén de la Montaña (Valdés) que no entregó. En su defensa alega que el dinero lo cobraba para saldar «parte del material homologado servido y a obras realizadas en la Biblioteca de El Fontán de Oviedo», actuaciones que la Consejería de Cultura le pidió y habría dejado sin liquidar.
La explicación no pilla de sorpresa a los agentes al cargo de la investigación, que tras revisar la documentación de Igrafo detectaron otras cuatro adjudicaciones infladas para -según reconocen los papeles de la empresa- saldar trabajos anteriores en la Biblioteca de Asturias 'Ramón Pérez de Ayala'. La Policía tiene además varios emails que intercambiaron la entonces jefa de servicio de Promoción Cultural, Archivos, Bibliotecas y Museos, Marta Renedo, y un empleado de Igrafo, en los que la primera admite impagos relacionados con El Fontán y plantea su liquidación usando otros encargos.
Un matiz. La cuantía de las encomiendas sospechosas de falsedad documental excede ampliamente los 3.000 euros, el tope que la Dirección General de Promoción Cultural tenía autorizado para contratos menores. El dato implica que los expedientes y sus actas de recepción pasaron necesariamente por otros departamentos. El letrado de Marta Renedo se esforzó en los últimos interrogatorios por visibilizar la cuestión, asegurando que su cliente no tenía potestad para abrir semejantes Reservas de Crédito en el presupuesto de la consejería. Carlos Madera y Ana Rosa Migoya rehusaron confirmarlo, asegurando que no tienen un conocimiento tan concreto de la operativa administrativa y que, en todo caso, ellos tampoco hacían Reservas de Crédito.
La mano de Marta Renedo
Para analizar lo sucedido con la supuesta deuda de El Fontán hay que empezar por uno de los expedientes localizados en la sede de Igrafo. El documento muestra un listado de actuaciones relacionadas con la biblioteca que suman un total de 1.197.404,83 euros. La empresa asumió dos grandes renovaciones en el centro. Una, en 2005. La segunda, en 2007. Los encargos coinciden con el periodo en que Marta Renedo es jefa de servicio de Promoción Cultural, Archivos, Bibliotecas y Museos.
En 2007, su último año en Cultura, Renedo tramita cinco contratos a Igrafo que suman 122.385 euros y cuyo fin reconocido es obras y muebles de El Fontán. Lo hace en los primeros cinco meses, lapso que culmina con las elecciones del 27 de mayo. Para un jefe de servicio, los comicios traen la duda de saber si el próximo consejero le renovará en el puesto.
El 20 de junio socialistas e IU siguen pactando la composición del nuevo Ejecutivo. En ese periodo de interinidad, Renedo inicia un expediente de compra a Igrafo de 228.003 euros por un equipamiento a Soto de Ribera. La cifra coincide con una hoja de presupuestos que la Policía encontró en la sede de la empresa, y donde figura que, de esa cantidad, en realidad sólo 30.761,15 euros responden a material servido en Soto. Hay 11.207,25 euros facturados para liquidar «lo pendiente del Cine Felgueroso» y 198.003,31 euros más para saldar «parte de la biblioteca».
El mismo 20 de junio, Renedo abre expediente de contratación para equipar la Torre del Reloj de Figueras (Castropol). En las anotaciones contables de Igrafo hay marcados 79.861,02 euros como «importe de lo real servido» y 164.685,93 euros para «pagar parte del Fontán».
El 13 de julio toman posesión los nuevos consejeros. Encarnación Rodríguez Cañas, hasta entonces gerente de la Orquesta Sinfónica del Principado (OSPA), se hace con Cultura. En su anterior puesto tuvo roces con Renedo, de ahí que una de sus primeras decisiones sea, el 3 de agosto, firmar su destitución.
La resolución no tiene efectos hasta su publicación en el Boletín Oficial del Estado, margen que permite a la funcionaria seguir. El 10 de agosto inicia el expediente de Belén de la Montaña, cuya adulteración reconoce el propio Muñiz. De ese mismo día es otra contratación a Igrafo por 182.000 euros para equipar el Centro Cultural de Bimenes.
En un documento incautado en la sede de Igrafo están señalados Belén de la Montaña, San Julián de Bimenes y Biblioteca La Fresneda junto a las anotaciones manuscritas 'a cta Fontán'. «Aparentemente, parece ser que se ejecutan determinadas obras a cuenta de los presupuestos de la Biblioteca El Fontán», concluyen los policías en un atestado redactado antes de saber que el centro de Belén en realidad no existía.
Una vez fuera de la consejería, Renedo medió para que su sucesora se hiciera cargo de los cobros supuestamente pendientes de El Fontán. La pista obra en los emails que la funcionaria intercambia con un trabajador de Igrafo. Los mensajes arrancan en 2006, confiando Renedo que «ya sé cómo voy a abonaros lo de Santa Eulalia y los 16.000 y pico de la Biblioteca de El Fontán del año pasado. Cuando puedas envíame el coste total conjunto». En la respuesta, el de Igrafo le indica el dinero que tiene sin cobrar desde 2005.
Supervisión
En septiembre, con Renedo ya en Administraciones Públicas, el de Igrafo le pide que supervise los presupuestos que va a trasladarle a su sucesora en Cultura. La hoy imputada da su visto bueno «salvo la referencia que haces a la modificación del presupuesto de La Fresneda. Para evitar suspicacias coméntale también si quieres que todo lo tenía previsto yo» . El de la empresa asume la instrucción y escribe a la nueva jefa de servicio de Bibliotecas que tiene pendiente un presupuesto en El Fontán de 239.834 euros, «que de todo estaba al tanto Marta Renedo, por lo que para cualquier aclaración lo puedes ver con ella». En diciembre, Rodríguez Cañas valida una adjudicación de El Fontán a Igrafo justo por ese importe.
Las operaciones hasta aquí descritas aportaron 1.104.941 euros a Igrafo que la empresa imputó a su papel en la biblioteca. La suma está cerca de los 1.197.409 euros del expediente con el que se iniciaba esta explicación. La mecánica descrita confirmaría una de las explicaciones asentadas en el sector del mobiliario. Sus rivales alaban las dotes comerciales de Muñiz y le atribuyen un músculo financiero capaz de acometer un trabajo y esperar varios ejercicios para cobrarlo; esta facilidad de pago exige que luego el gestor de lo público sea capaz de emprender equilibrios contables para dar por buenas certificaciones correspondientes a años anteriores.
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