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ISABEL GÓMEZ
Sábado, 16 de marzo 2013, 01:30
El día de ayer será recordado durante mucho tiempo por la mayoría de los vecinos del Occidente, sobre todo los del concejo de Cudillero. Tras años de espera, poco antes de las 13 horas se puso en servicio el tramo Muros-Las Dueñas de la autovía del Cantábrico (A-8). Son 8,3 kilómetros que acortan y hacen más cómoda la comunicación con el centro de la región y tienen el mérito añadido de acabar con los complicados atascos que en cada temporada turística o fin de semana festivo colapsaban la N-632.
La apertura de este nuevo trazado también significa que se pueden recorrer por autovía los 206 kilómetros que separan San Roque del Acebal, en el concejo de Llanes, y Santiago de Otur, en Valdés. O lo que es lo mismo: que cerca del 90% del total del recorrido de la autovía en territorio asturiano ya está abierto al tráfico.
La traducción cotidiana de estas cifras tiene que ver con la seguridad y el ahorro de tiempo en los trayectos. El tramo Muros-Las Dueñas reducirá de forma significativa el intenso flujo de tráfico que hasta ayer absorbía la antigua nacional, donde desembocan numerosos accesos a núcleos de población y cruces problemáticos como el de Cudillero o El Rellayo.
Otur, a 45 minutos de Oviedo
Con el nuevo trazado, que se recorre en apenas cinco minutos, los cerca de 90 kilómetros que separan Santiago de Otur de la capital asturiana se reducen a unos 45 minutos, favoreciendo la salida del Occidente al centro y la llegada a la comarca de turistas y actividad económica. En este sentido, la alcaldesa en funciones de Cudillero, Nuria Álvarez, celebró ayer que la nueva infraestructura «nos acerca a los mayores núcleos de población, mejorando la calidad de vida de la gente que, por ejemplo, vive aquí y trabaja en el centro, y es un mayor aliciente para que se implanten empresas en el concejo cuando mejore la situación económica».
La larga espera para ver en servicio este tramo se explica, en parte, por la complejidad técnica de las estructuras que lo caracterizan: dos túneles y cinco viaductos. Sobre los puentes de Santa Ana, San Juan, Piñera y Santa Olaya, destaca de forma significativa el de La Concha de Artedo, con una longitud cercana a los dos kilómetros y una altura de tablero de 106 metros, lo que lo convierte en el más alto de Asturias.
Los túneles de Somao y San Juan, donde la velocidad está limitada a 90 kilómetros por hora, alcanzan una longitud de 780 metros y cuentan «con los sistemas más modernos de seguridad, alarmas para detección de incidencias y de incendios y un centro de control de vigilancia permanente», según detalló ayer el Ministerio de Fomento, que una vez más prescindió del acto oficial de inauguración.
Tras la puesta en servicio de este tramo, que tendrá su gran puesta de largo la próxima Semana Santa, sólo quedan dos trazados pendientes de finalizar en Asturias. En el Occidente, Otur-Villapedre, y en el Oriente, Unquera-Pendueles. La conclusión de las obras del tramo occidental está prevista para finales de este año y, por el momento, los tajos avanzan a gran velocidad. Sobre todo, en El Bao, donde ya han alcanzado la cota prevista la mayor parte de los pilares que sostendrán el viaducto diseñado para salvar el río Barayo.
En el Oriente están concluidos los trabajos entre Llanes y San Roque del Acebal, lo que supone 5,3 de los 22 kilómetros del tramo Unquera-Llanes. Es decir, en el extremo oriental de la región aún quedan pendientes de ejecución unos 17 kilómetros.
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