Cerradas las áreas de servicio de la autovía del Huerna

La sorpresa ayer fue mayúscula. Los viajeros que cruzaron la autopista del Huerna con una hoja de ruta que incluía un descanso en alguna de las dos áreas de servicio, vieron frustrados sus planes. Por primera vez en su historia, ni la de Rioseco de Tapia ni la más cercana a Asturias de Caldas de Luna tenían sus puertas abiertas desde primera hora de la mañana. Sin previo aviso, ni para los usuarios ni para los trabajadores, la concesionaria cerró las puertas de ambas cafeterías al mismo tiempo para no abrirlas hasta el próximo viernes, cuando una nueva empresa, que ya no será El Mastín, se haga cargo de la atención a los automovilistas que diariamente cruzan la autopista de alta montaña.

La explicación que proporcionó Aucalsa es que las áreas de servicio se encuentran en fase de «renovación concesional» y que, «previsiblemente», culminará en «muy breve plazo de tiempo». Sin concretar cuándo, alude a que «una vez se proceda a remozar las instalaciones, se restablecerá la atención al público». Pero lo cierto es que no se trata de una simple operación comercial de cambio de concesionario. De hecho, los 22 trabajadores de las dos áreas de servicios entienden que «se trata de un problema laboral» que explotó de repente y sin advertencia previa.

Los trabajadores, a la puerta

«Cuando llegamos esta mañana a trabajar nos encontramos con las puertas cerradas y sin nadie a quién preguntar. Inmediatamente nos dividimos y mientras unos iban a la Guardia Civil de La Magdalena, otros se dirigieron a San Emiliano para que pudieramos levantar acta de que nos presentamos a trabajar y no pudimos acceder al edificio», explica una portavoz de los trabajadores, mientras sus compañeros mantenían una reunión con la nueva empresa para aclarar su futuro.

Porque si bien es cierto que ayer mismo se acababa el plazo de la concesión concedida a El Mastín, no lo es menos que la empresa lleva tiempo arrastrando una situación laboral conflictiva que ha derivado en serios incumplimientos con sus trabajadores. «Llevamos seis meses sin cobrar y camino del séptimo, porque los 11 días de abril tampoco había trazas de que nos los pagaran. Pero en ningún momento nos advirtieron del cierre inminente. Por eso levantamos acta antes de volver para casa», señalan.

Eso, la sorpresa y la incertidumbre, fue lo que dominó la mañana. Ya por la tarde, en las instalaciones de Rioseco de Tapia, se celebró una reunión con la nueva concesionaria que sirvió para tranquilizar mucho los ánimos. «Se quedan con todos nosotros y todo parece que vamos a llegar a un acuerdo. Estamos negociando», aseguró la portavoz de los trabajadores, quienes descartan cualquier tipo de movilización, protesta o encierro, no sin antes añadir que, antes de añadir que «la empresa para la que trabajábamos no ha dado la cara en ningún momento. Nadie nos ha dicho todavía ni una palabra, ni una explicación».

Lo que sí han confirmado los trabajadores es que «abrimos de nuevo el viernes». No se sabe si con las instalaciones remozadas o no, pero sí, al menos, recuperando el servicio a los cientos de automovilistas que circulan por el Huerna.