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SARA GARCÍA
Martes, 26 de febrero 2013, 01:29
Seis 'ochomiles' en la mochila y muchas historias que contar. Entre ellas, una de superación personal, la que lleva a Rosa Fernández a seguir marcándose retos. Con 53 años recién cumplidos, esta montañera de Cangas del Narcea piensa ya en la cuenta atrás que le llevará a la decimocuarta cima más elevada del planeta, el Shisha Pangma (8.027 metros) a partir del 1 de abril.
«Sigo haciéndome revisiones. De hecho cuando vuelva de allí -del Himalaya- me tocará otra en julio», cuenta con naturalidad sobre su proceso de recuperación de una enfermedad, el cáncer de mama, que le atacaba a principios de 2009. Desde entonces, Rosa sumó a su lucha ante la naturaleza y sus cumbres otra contra la enfermedad. Sigue sin estar al 100%, pero la montaña puede más que todo. «Ya puedo entrenar más fuerte, me encuentro un poco mejor y veo que voy mejorando, aunque los hematocritos no están del todo como deberían», reconoce mientras sueña ya con el que, de culminar con éxito su operación, será su séptimo 'ochomil'.
Ella ha demostrado que las «ganas», el afán de superación, pueden hacer mucho a la hora de encarar este tipo de retos. No en vano, dos de los seis 'ochomiles' que ha alcanzado los coronó tras detectarse que sufría cáncer de mama en una revisión rutinaria, el Kanchenjunga (8.586 metros, la tercera montaña más alta) y el Manaslu (8.156 m.), ambos en 2011. Antes Rosa había hollado el Everest, la cima de la Tierra, el Makalu y el Gasherbrum.
Ahora, Rosa hará equipo con una expedición internacional, con cuyos integrantes -un suizo, un turco y dos italianos- compartirá instalaciones en el campamento base. «Aunque la escalada la hagas tú solo, es importante contar con un equipo profesional», apunta, ilusionada por regresar al Shisha, cuya cumbre intentó atacar allá por 1999. «Sufrí congelaciones a siete mil metros de altitud», cuenta de aquella expedición. De hecho, añade, guarda el recuerdo del intenso frío que pasó. «Es una montaña muy fría, en la que las rutas habituales están por la cara Norte», añade Rosa, quien considera que la principal dificultad de este 'ochomil' radica en el último tramo.
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