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Una persona, con un botellín de agua, a la entrada del Hospital de Cabueñes, en Gijón. :: ALEX PIÑA
Al hospital, ¿con el botellín de casa?
Asturias

Al hospital, ¿con el botellín de casa?

El último vestigio fue Silicosis donde hasta 2012 se daba una botella en las comidas. Si se restituyera la medida, el coste para el Sespa sería de más de un millón de euros al año Asturias dejó de suministrar agua mineral en los hospitales en 1990, cuando se produjo la fusión del HUCA

LAURA FONSECA

Domingo, 24 de febrero 2013, 10:54

La frase de Candela Peña en la gala de los Goya, asegurando que su padre había fallecido sin agua y sin mantas en un hospital público catalán, destapó la caja de los truenos entre los defensores de la sanidad pública e hirió la sensibilidad de más de un gerente sanitario. Sobre todo, la del director del Hospital de Viladecans, en Cataluña, donde tuvieron lugar los hechos, hechos que él mismo se encargó de negar apenas horas después de pronunciados. Pero al margen del dramatismo que cogieron, sobre todo a posteriori, las palabras de la actriz, con las que se supone pretendía hacer una crítica hacia los recortes en el sistema público de salud, el caso es que en los hospitales no se suele repartir agua (ni mineral ni del grifo) en las comidas. En Asturias es más que aceptado por familiares y enfermos que el agua se adquiere, previo pago, en las máquinas dispensadoras que hay en las plantas. Hay también quienes la traen de casa, como parece ser que hacía Candela Peña.

El tema, como bien apuntan diferentes gestores sanitarios consultados, es si esa restricción (la de no dar agua en las comidas) es justificable para afear el funcionamiento del sistema sanitario en su conjunto. «Candela Peña se ha equivocado, ya que por querer criticar los recortes del Gobierno de Madrid le ha hecho un flaco favor a la sanidad pública», opinó un antiguo directivo de la sanidad asturiana. Pero las palabras de la ganadora del Goya a mejor actriz de reparto han servido en todo caso para reabrir un antiguo debate que, al menos en Asturias, se creía superado y cerrado. ¿Deben los hospitales públicos suministrar agua mineral a los pacientes ingresados? La mayoría considera que no y aseguran, en todo caso, que la calidad del agua destinada a consumo en el Principado es extraordinaria. De hecho, recuerdan que muchos hospitales se valen de este agua para sus centrales de diálisis (las destinadas a tratar a los pacientes que carecen de función renal). «Si es buena para diálisis cómo no lo va a ser para beber», indicaron.

El problema es que la mayor parte de los hospitales dejan en manos del paciente y sus familiares la responsabilidad de la ingesta de agua, cuando ésta debería ser una función habitual entre el personal que se encarga de repartir las bandejas de comida, algo que ahora no ocurre como norma general. Además, la inclusión o no de agua mineral en las comidas varía por comunidades. En Castilla-La Mancha, por ejemplo, la comunidad de Cospedal, aún se mantiene la práctica de repartir botellines a los ingresados.

Y aunque pocos lo recuerden, hubo un tiempo en que los hospitales asturianos también distribuían agua embotellada en almuerzos y cenas. En el viejo Hospital Central se hizo hasta 1990. Hasta ese momento, y como los centros sanitarios dependían de diferentes administraciones, en el Hospital General los pacientes recibían agua mineral con las comidas, pero en el Covadonga y en el Materno, no. Cuando en 1990 se llevó a cabo la fusión hospitalaria, el agua desapareció de todas las bandejas de comidas. El último vestigio se mantuvo hasta el pasado año en Silicosis.

Calidad como en Holanda

Si los hospitales restituyeran esta práctica, el Sespa debería gastar un millón de euros al año. Cabe recordar que la red asturiana dispone de 3.000 camas. «Habría que distribuir más de dos millones de botellines al año, una barbaridad», afirma un experto en suministros. Tampoco ha caído bien lo dicho por Candela Peña con respecto a la falta de mantas. Al menos, en Asturias. Aquí, los hospitales lavan cada día 7 kilos de ropa por estancia. «Son ratios equiparables a Holanda», dicen. En el HUCA, la lavandería procesa cada día 15 toneladas de ropa. «Es difícil que falte ropa, incluso en situación de colapso», afirman.

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