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J. F. GALÁN
Domingo, 17 de febrero 2013, 02:41
Los casos de intoxicación por mercurio y metales pesados en Asturiana de Zinc ya no se circunscriben únicamente a trabajadores directamente vinculados a la cadena de producción. Los últimos análisis han detectado la presencia de concentraciones de mercurio superiores a las permitidas en uno que desempeña sus labores en dependencias completamente ajenas al proceso. El nuevo caso eleva a veintidós el número de intoxicados en la plantilla de la empresa, al margen de cerca de cincuenta de la subcontrata IMSA, con la particularidad, por inédita, de que constituye el primero que afecta a una persona que, teóricamente, no está expuesta al mercurio.
Aún no se ha hecho pública su identidad, ni su función laboral ni la ubicación exacta de su puesto de trabajo, que en todo caso se sitúa en un inmueble independiente a las plantas de producción, alejado de los lugares en los que se manipula o almacena mercurio, donde trabajan los otros veintiún afectados. Ninguno está de baja, si bien algunos han sido apartados de sus tareas habituales, mientras que otros pasan la jornada en cuartos aislados, en un principio recibiendo cursos de formación.
Las fuentes tampoco precisan con exactitud el volumen de mercurio detectado en los análisis del nuevo afectado, pero según ha sabido este periódico supera en un 25% el máximo permitido, quince microgramos por litro de sangre, siempre en casos de operarios que hayan trabajado directamente en zonas con presencia de mercurio. Por tanto, se situaría en torno a los diecinueve miligramos.
El nuevo caso alimenta las sospechas de que las áreas de riesgo no se limitan a las plantas de tostación, donde trabajaron los primeros afectados, ni a ninguna otra en concreto. El nuevo caso se habría producido con casi toda seguridad por vía aérea, extremo que si se confirma significaría que el mercurio se habría filtrado al exterior, al aire libre, al menos en el recinto fabril.
Tal hipótesis contrasta con los datos ofrecidos por Sanidad en base a las cerca de seis mil mediciones ambientales realizadas los pasados días 21 y 22 en la factoría de San Juan de Nieva, al aire libre. Según Sanidad, la concentración máxima de mercurio registrada fue de 12,5 microgramos por metro cúbico de aire, muy lejos del máximo permitido, veinte.
La conclusión fue que «no hay constancia de que se haya producido contaminación ambiental fuera de la planta», un mensaje de tranquilidad que no ha terminado de calar entre los trabajadores de Asturiana de Zinc y de las subcontratas que operan en ella, ni tampoco entre los de las empresas del entorno ni entre los vecinos, y que el nuevo caso pone, cuando menos, en cuarentena.
Los resultados que proporcione la estación de medición de calidad de aire instalada en Las Arobias pueden contribuir a despejar algunas de las muchas incógnitas que aún hoy, más de dos meses después de conocerse los primeros casos, rodean el alcance de la intoxicación de mercurio en Asturiana de Zinc, tanto en sentido literal como en la repercusión presente y futura que podría tener sobre los afectados.
Tampoco se conocen las vías, si por inhalación o por contacto, o por ambas, ni las causas, y ni siquiera se ha localizado el foco. En un principio, la intoxicación se produjo a mediados de noviembre durante la parada de una planta de tostación, aunque no se conoció hasta principios de diciembre, cuando los primeros trabajadores de IMSA, la subcontrata que realizaba la tarea, acudieron al hospital.
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