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M. F. ANTUÑA
Domingo, 10 de febrero 2013, 11:20
«Quiero que juntéis las manos, juntéis los brazos, juntéis los culos, para recibir a la banda que hará estremecer vuestras casas, que hará que se os caigan los pantalones, impactará vuestros cerebros, hará temblar la tierra, os hará mover el trasero, os hará sentir como si hubieseis tomado viagra, os hará hacer el amor, el grupo más sexy y electrizante, que hace chillar a las mujeres y llorar a los hombres... ¡La legendaria E Street Band!». Todo lo dicho es palabra del Boss en medio de la intensidad, honestidad y contundencia del directo que le ha hecho célebre.
Todo eso y más, e incluso mejor, dice Bruce Springsteen sobre aquellos muchachos que conoció en New Jersey a principios de los setenta y hoy peinan canas y junto a los que bautizó a su banda tirando de callejero. De simplón y práctico callejero estadounidense nutrido de cifras y letras. Está en Belmar, un pueblo de costa del Estado vecino de Nueva York que vio nacer a Bruce, la calle E. Y con ella se topó un jovencito Springsteen un buen día de 1973, de regreso de un concierto en Texas. Un giro en la avenida 12 descubrió el cartel de la calle E. Sonaba bien. Y de esta forma surgió el nombre de una banda que a fecha de hoy ha perdido a dos de sus miembros -Danny Federici y Clarence Clemons- y se hace acompañar por casi una decena de músicos capaces de seguirle el juego al Jefe y al resto.
Con la muerte de Clarence Clemons -el 'hombre grande' al que Bruce siempre presentaba en último lugar en sus conciertos-, el más carismático de la banda es muy posiblemente Steve Van Zandt. Todo un personaje capaz de lucir tupé en Los Soprano metido en la piel de Silvio Dante, grabar sus propios discos, producir los de otros e incluso hacer activismo político. Su pañuelo a la cabeza es tan legendario como su empeño por defender la sucia pureza del rock and roll. El garage es su territorio. Llegó a la banda en 1975. En breve la dejará temporalmente para grabar una nueva temporada de 'Lilyhammer', la serie que protagoniza. Le sustituirá nada menos que Tom Morello. Pero que nadie se asuste, Steve estará de vuelta para la gira europea.
Antes que él se incorporó otro músico con nombre propio y apellido ilustre. Max Weinberg ha hecho de la batería su lugar en el mundo -recuerden 'Born in the USA'- con Springsteen y sin él. Como a Little Steven, la televisión le ha dado una gran popularidad, pero en su caso como lider de su propia banda, Max Weinberg Seven, que participa en el late night show de Conan O'Brien. En la NBC saben perfectamente que si Bruce se va de gira, Max les abandona por un tiempo. Y no hay nada que hacer.
Garry Tallent, natural de Detroit, se mudó de crío a la costa de Nueva Jersey y allí hizo del bajo su instrumento vital. Menos mediático que los anteriores, ha trabajado también como músico de estudio, productor y creó incluso su propio sello discográfico en Nashville.
A Roy Bittan se le conoce como el profesor. Tras la rapada cabeza de este neoyorquino que solía tocar en musicales de Broadway antes de unirse a la banda callejera de Springsteen se esconde uno de los mejores pianistas de rock del planeta. No ha faltado ninguno de los álbumes de Bruce y su sonido y sus composiciones están presentes en muchas de sus canciones ('Thunder Road' es quizá la más icónica). Reputadísimo teclista, sus manos se han dejado oír en álbumes de Dire Straits, David Bowie o Jon Bon Jovi.
Nils Lofgren es delgaducho y en apariencia desgarbado pero no tiene un pelo de soso. Cuando se pone loco, se pone loco. Y en los directos de la E nunca falta un solo suyo haciendo gala de su virtud con las cuerdas que comparte con Springsteen desde 1984, cuando se unió a la banda que había abandonado temporalmente Van Zandt. Al final, los dos guitarristas encontraron hueco. Lofgren, que forjó su brillante carrera junto a Neil Young y compartió escena con Ringo Starr, entre otros músicos de relumbrón, formó parte de otras bandas, como Grin, y cuenta con una notabilísima carrera en solitario.
Solo falta entre los vivos la que la web de Springsteen califica en un juego de palabras como «first lady» de la banda. Ella fue la primera mujer que llegó al grupo. Fue en 1984, cuando Bruce todavía estaba casado con la modelo y actriz Julianne Phillips. En 1991 se convirtió en la mujer del Jefe y, con el tiempo, en la madre de sus tres hijos. Scialfa ha tenido una irregular carrera como vocalista. Pese a haber publicado varios álbumes, el éxito siempre le ha dado calabazas. Su presencia actual sobre el escenario no es continua. «Patti no está, se ha quedado en casa cuidando de los niños», comentaba el propio Springsteen en su último concierto en Madrid el pasado año.
Ya no están, pero aún se les recuerda, ni Danny Federici, fallecido a causa de un cáncer en 2008 en Nueva York; ni Clarence Clemons y su imponente e 1,96 de estatura, que murió en junio de 2011 en Florida. Ambos dos han encontrado sustitutos que no tapan su memoria, pero cubren sus ausencias con mucho más que buenas maneras. Al primero le suple Charles Giordano, que asumió la difícil papeleta cuando ya estaba curtido en actuar con Springsteen en la gira de las 'Seeger Sessions', la incursión en el folk americano del Boss. A Clemons le sustituye su sobrino Jake Clemons, respaldado en esta gira por otro saxo, Eddie Manion. Eso sí, el solo de 'Jungleland' lo firma Jake.
Hay en esta banda una segunda dama cuya imagen es ya insustituible en los conciertos de Springsteen. Ella es Soozie Tyrell, que llegó a la E con su violín en el 2002 de 'The Rising'. Everett Bradley a la percusión, Barry Danielian a la trompeta, Clark Gayton al trombón, y Curtis King y Cindy Mizelle, a los coros, completan la troupe musical del Boss en 'Wrecking Ball'.
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