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OLAYA SUÁREZ
Jueves, 31 de enero 2013, 08:17
Un aluvión de denuncias. La lluvia ácida ha motivado que la Comisaría del Cuerpo Nacional reciba un constante goteo de afectados que quieren poner en conocimiento de los investigadores los desperfectos generados en las carrocerías y cristales de sus vehículos. Según las estimaciones realizadas por la Policía, los perjudicados podrían superar el medio millar. Por el momento se han presentado unas 130 denuncias, pero se espera que el número vaya notablemente en aumento en los últimos días.
«La pasada semana fueron viniendo de poco en poco, pero al salir a la luz pública, hace dos días que hay colas. Muchos de los afectados desconocían por qué tenían la chapa dañada», señalaron fuentes de la Comisaría. A los trámites en la oficina de denuncias se suma el reportaje fotográfico realizado por agentes de la Brigada de Policía Científica.
Ayer y anteayer un agente se dedicó casi exclusivamente a tomar imágenes de los vehículos que fueron llegando de forma continua a las dependencias policiales. «Vinimos el martes a las cuatro de la tarde, pero había tal cantidad de gente que se acabó haciendo de noche y nos dijeron que viniésemos hoy -por ayer-, para que pudiesen sacar las fotografías en las que se apreciasen bien los desperfectos», comentaba María Fernández, vecina de Nuevo Gijón.
Desde el Cuerpo Nacional de Policía quieren evitar que la situación dé lugar a la picaresca y algún ciudadano pueda intentar aprovechar para que le arreglen el coche a cuenta de la lluvia ácida caída la madrugada del 17 de enero.
Los mayores efectos de las partículas corrosivas se dejaron notar en Tremañes y en Porceyo, sin embargo, el radio de afectados se extendió también a los barrios de Pumarín, Nuevo Gijón, La Calzada e incluso la zona de Laviada.
En la factoría de Veriña
A falta de los informes concluyentes elaborados por la Policía y por el Principado, todos los indicios apuntan, tal y como aseguró anteayer la consejera de Medio Ambiente, Belén Fernández, a que el incidente está relacionado con la puesta en funcionamiento del horno 'B' de la factoría de ArcelorMittal de Veriña, tras siete meses paralizado. La operación de arranque se inició el domingo 13 y se prolongó durante cuatro días. El procedimiento, tal y como explicaron entonces portavoces de la empresa, «fue complicado».
«En un gran cilindro de noventa metros de altura se llega en pocas horas a 1.600 grados de temperatura con un material en su interior que primero es sólido y luego se convierte en líquido y, además, produce unos gases que suben en la instalación y cuya salida hay que controlar. Todo eso al mismo tiempo es difícil de controlar», explicaron.
A esto se suma que salvo el 4 de enero y el martes, la ciudad registró lluvias durante todos los días del mes. La operación para arrancar el horno llegaba a su última fase justo cuando el temporal arreciaba en su punto más álgido. El exceso de agua provocó al menos dos explosiones en el momento del encendido, según reconocen los expertos consultados y advirtieron incluso vecinos del barrio de Viesques. «Las precipitaciones se encharcaron en el interior del cilindro; al meter tanto calor de golpe, generas unos vapores que explosionaron», apuntaron. Era aproximadamente la 1 de la madrugada.
Fue en ese momento cuando se estima que pudo registrarse la lluvia ácida, que afectó a turismos, mobiliario urbano, ventanas e incluso tapas de alcantarilla. «Menos mal que era por la noche y no había mucha gente por la calle, porque visto cómo dejaron los coches no nos queremos imaginar lo que te hace en los pulmones si lo respiras», opina José Manuel Fernández, vecino de Tremañes.
Reunión con la alcaldesa
La alcaldesa, acompañada de parte de su equipo, se reunirá mañana con el responsable de Medio Ambiente de ArcelorMittal para «tratar de limar, intentar evitar y minimizar que se produzca cualquier tipo de daño tanto a los bienes materiales como a las personas», tal y como aseguró Carmen Moriyón.
Ayer fueron representantes del Gobierno del Principado los que mantuvieron un encuentro con la compañía con el objetivo de conocer de primera mano la versión de la empresa siderúrgica, así como recopilar datos que ayuden a elaborar el informe que esclarecerá las causas que desencadenaron el incidente que se ha convertido en un problema ciudadano.
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