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OLAYA SUÁREZ
Miércoles, 30 de enero 2013, 08:19
La Consejería de Medio Ambiente está investigando las causas que provocaron en la noche del 16 al 17 de este mes una lluvia ácida sobre los barrios más próximos a la factoría que ArcelorMittal explota en Veriña. «Todos los indicios apuntan a que las partículas puedan estar vinculadas a la puesta en marcha del alto horno» de la compañía, reconocían ayer desde el departamento que rige Belén Fernández. La instalación de la que se tienen sospechas es el horno alto 'B', que permaneció parado durante siete meses para ejecutar remodelaciones en él. La operación de arranque se inició el domingo 13 y se prolongó durante cuatro días.
Los técnicos del Principado tienen previsto reunirse hoy con los responsables de la compañía para analizar cómo se efectuó el arranque del horno alto 'B'. «En cuanto tenga un informe completo de la situación, la consejería procederá a tomar las medidas oportunas, que pasarían por abrir un expediente sancionador en caso de que se detecten malas prácticas o irresponsabilidad», confirman desde Medio Ambiente.
Los efectos de la lluvia son patentes en Tremañes, Pumarín, Nuevo Gijón y La Calzada. EL COMERCIO adelantó ayer cómo los vecinos de la zona habían empezado a cursar las correspondientes denuncias ante la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, lo que hará intervenir en la cuestión a la autoridad judicial. Las denuncias y el hecho de que en la causa estén involucradas las aseguradores de los vehículos afectados han convencido a los mandos de ArcelorMittal de que el «asunto terminará en los tribunales», señalan fuentes próximas a la empresa.
El malestar vecinal era conocido también por el Ayuntamiento, que a su vez lo ha trasladado a la compañía. «El viernes de esta semana, la alcaldesa Carmen Moriyón se entrevistará con la responsable de Medio Ambiente» de la siderúrgica, comunicó ayer Rafael Felgueroso, portavoz de la junta de gobierno. La reunión pretende limar asperezas con la industria y «minimizar que se produzca cualquier tipo de daño tanto a los bienes materiales como a las personas», abundó.
Desde el grupo municipal socialista se instó ayer a mantener ese equilibrio, recordando en un comunicado que «la industria debe ser uno de los principales motores de la economía local y un elemento para generar empleo». Eso sí, partiendo de dicha premisa «no cabe ninguna excusa para que la industria que desarrolla su actividad empresarial en Gijón cumpla con todos los protocolos de seguridad ambiental e incorpore todos los sistemas de protección al medio ambiente necesarios». La formación se comprometió a trasladar la cuestión a las comisiones municipales «y valorar la actuación del equipo de Gobierno».
Al medio día de ayer, la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía sumaba 60 denuncias interpuestas por afectados de la lluvia. La mayoría de ellas corresponden a vehículos que amanecieron con manchas de óxido y parte de los escritos hacen referencia a más de un turismo.
Durante la tarde, la afluencia de denunciantes repuntó, al punto de que los agentes de la Brigada de Policía Científica no pudieron fotografiar todos los vehículos presentados como prueba. La Policía hubo de recomendar a los denunciantes que volvieran hoy para poder retratar mejor las muestras de óxido. En total se estima que son más de 200 los coches de la zona dañados.
Falta de datos
La consejería de Medio Ambiente aseguraba ayer llevar varios días sobre el asunto. También que las estaciones que tiene repartidas en la plaza de Castilla, las avenidas Argentina y de la Constitución, en Montevil y en la calle Hermanos Felgueroso para comprobar la calidad del aire «no han detectado niveles superiores a los normales de contaminación».
«Esto es debido probablemente a que no son partículas de presencia habitual en el aire», explicaban en Medio Ambiente. Según parece, los compuestos que formaron la lluvia corrosiva «por su tamaño y peso tienden a sedimentar por lo que los medidores no los recogen». El instrumental instalado por el Principado se centra en las partículas «menores de diez micras que son las que suelen permanecer en suspensión en el aire», agregan.
La explicación no convence a Fruti Pontigo, de la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies. El día de autos, la estación de la Avenida Argentina dejó de publicar datos de micropartículas a las 13 horas, y también sufrió una desconexión de madrugada en los medidores de dióxido de carbono. «La falta de datos no es casual y creemos que está relacionada con valores anormales», sugirió Pontigo. Para aclarar el asunto, la agrupación solicitó ayer a la consejería los registros de la estación.
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