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MARCOS MORO
Lunes, 21 de enero 2013, 14:30
La nieve y el frío recogerán hoy en Asturias el testigo del protagonismo que ha tenido la lluvia. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) pronostica nevadas en cotas bajas, además de la continuidad del tiempo inestable y de los chubascos. La nieve bajará hoy a los 400 metros y mañana caerá sobre los 300. No se descarta incluso que se produzcan desplomes locales y ocasionales a los 200 metros durante la tarde-noche del martes.
Las nevadas, que anoche se produjeron por encima de los 600 metros, no causaron problemas de circulación ni en el Huerna ni en Pajares, aunque sí en el puerto de San Isidro, donde una decena de vehículos quedaron atrapados al caer la tarde y tuvieron que ser retirados por una grúa.
Según informó la Dirección General de Tráfico, anoche era necesario el uso de cadenas en diez puertos asturianos y estaban cerrados al tráfico el puerto de Connio y la carretera de acceso a los Lagos de Covadonga.
En cuanto a la lluvia, muchas playas asturianas amanecieron con las huellas de la resaca del temporal: cubiertas de troncos y con numerosos residuos arrastrados por las riadas en las zonas de desembocadura. Lo que en la comarca de Avilés denominan 'garabuxada'.
La mejoría de las condiciones meteorológicas hizo que el Principado rebajase de uno a cero el nivel de alerta por inundaciones y desbordamientos de cauces, según informó el servicio de emergencias 112-Asturias. No obstante, por la mañana aún continuaban cortadas la carretera autonómica que pasa por Monteana en Gijón y también la que atraviesa Quinzanas, en Pravia.
Las intensas lluvias caídas provocaron, desde el pasado viernes, cerca de 600 incidencias de carácter menor, como cortes de carreteras por argayos e inundaciones de vías y bajos de viviendas.
El temporal se cebó en concejos como Pravia, donde el río Narcea se desbordó dejando varias casas inundadas y muchos vecinos sin poder acceder a ellas. En San Esteban de Pravia volcó una lancha amarrada a puerto. Las inundaciones también afectaron a las fincas y viviendas más cercanas al río en poblaciones como Soto del Barco y Lugo de Llanera. En Viella (Siero), en algunas carreteras se formaron balsas de agua que acabaron colándose en las casas.
En Villaviciosa también se dejaron sentir con fuerza los efectos del aguacero. Los bomberos tuvieron que trabajar hasta las cinco de la mañana del domingo en el barrio de La Oliva para achicar agua de las viviendas. El centro de la Villa se llevó la peor parte de la crecida del río Linares, que afectó a restaurantes, bares y hasta al Teatro Riera, donde el agua anegó el patio de butacas hasta la fila 7. En Noreña las aguas anegaron el campo de fútbol y la pasarela de acceso quedó intransitable. En Grado fueron evacuadas dos casas y vecinos de Santiago de Abres pasaron apuros anteanoche al anegarse por completo las vegas limítrofes al río Eo.
En Gozón, la asociación de vecinos La Purísima de Manzaneda denunció que las inundaciones en su zona no fueron fortuitas sino causadas por el mal estado del cauce del río Manzaneda: «Desde la Confederación nos están dando largas y tampoco nos dejan limpiarlo a los vecinos».
El corte de la carretera N-632 a su paso por el concejo de Caravia fue una de las incidencias más importantes del temporal en el Oriente. Un badén comenzó a aparecer en la vía, motivo por el que el Ayuntamiento y Tráfico tomaron la decisión de cerrar el paso a los vehículos hasta que no se determinaran las causas de la malformación. Se habilitó un paso alternativo para el tráfico ligero, mientras que camiones y autobuses no pudieron atravesar el municipio. Aunque el Sella no se desbordó, los restos de la crecida eran patentes en la playa riosellana de Santa Marina, donde se acumuló gran cantidad de restos de madera arrojados por el río. Arriondas ya había recuperado la normalidad en la mañana de ayer, después de que durante la madrugada del domingo fuera preciso cortar al tráfico varias carreteras de Peñamellera Baja al salirse en Cares de su cauce.
Los vecinos del barrio Raos, en la localidad llanisca de Pendueles, vieron una vez más cómo en la tarde del sábado el camino que conduce a sus viviendas se convirtió en un auténtico río. «Por allí bajaba agua y tierra de las obras de la autovía. Menos mal que ya sabemos lo que pasa aquí cada vez que llueve con un poco de fuerza y pusimos tablones de madera y sacos de arena para desviar el agua e impedir que entrase en las viviendas», explicaba ayer Manuel Amieva, vecino que ya está cansado de trasladar a las autoridades el problema que tiene ese barrio sin que sus quejas sean atendidas.
Incidente con un Alsa
Viajeros de un Alsa Madrid-Gijón se pusieron ayer en contacto con EL COMERCIO para relatar un incidente del que fueron protagonistas el sábado. Según explicaron, el autobús salió a las 12 del mediodía de la capital y estuvo una hora parado en El Huerna por el temporal, pero al reanudar la marcha sufrió un accidente y «se quedó varado en una cuneta a cinco minutos de entrar en el Principado». No hubo que lamentar daños personales, pero los viajeros se quejan de que tuvieron que esperar dos horas a que les recogiera el siguiente Alsa procedente de Madrid y llegaron a Oviedo a las 20 horas.
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