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Stefano Secco. :: JESÚS DÍAZ
«Sea cual sea la idea tras la escena, siempre está Verdi»
Cultura

«Sea cual sea la idea tras la escena, siempre está Verdi»

Un mes después de estrenarse en el Teatro Real de Madrid en 'Macbeth', trae a Oviedo su 'Don Carlo', que debutó en París hace dos años Stefano Secco. Tenor, rol titular en 'Don Carlo'

A. CARANTOÑA

Domingo, 20 de enero 2013, 02:39

Stefano Secco anda relajado por las entrañas del Teatro Campoamor, sorteando cascos, lanzas y una cantidad de vestuario que se agolpa en los pasillos. Falta menos de una hora para que comience el primer ensayo 'a la italiana' de 'Don Carlo', esto es, todo el reparto, vestido de calle, sentado en el escenario y con la orquesta en el foso por primera vez, para 'pasar' los papeles. Secco asumirá su papel, el que da título a la ópera de Verdi, arrodillado sobre la silla.

-Dentro de Verdi, 'Don Carlo' son palabras mayores... ¿Cómo encara el papel?

-Es muy complicado para un tenor lírico, tiene momentos de auténtico spinto (técnica vocal de mucha potencia y ataque). Por lo tanto, además de ser muy largo, plantea una diferencia muy grande entre una parte más lírica (la amorosa) y esa parte esquizofrénica. He trabajado ese contraste.

-Al contrario que muchos personajes operísticos, este que encarna ahora existió realmente. ¿Le condiciona el peso histórico?

-En Don Carlo convive lo real con lo irreal y con lo que quiere hacer creer que es, pero que resulta no serlo: cuando él se dirige a un grupo de personas, tiene que demostrar algo que él en realidad no es. Además de la complicada relación con su padre, Felipe II, del complejo de inferioridad... En este tipo de contexto parece malvado, pero no lo es.

-¿Afecta eso a su proceso de trabajo para 'hacerlo suyo'?

-No es tan complicado. Tiene rasgos fácilmente reconocibles, como ese impulso de rebelión, el abandono del afecto... No es tanto un personaje.

-Hablando de rebelión, hay un detalle en su trayectoria que llama mucho la atención: estudió usted batería y tocó jazz, blues, rock'n'roll antes de meterse a cantar.¿Qué me dice de eso?

-Sí, en efecto estudié percusión desde los 16 a los 20 años. Al final, todo se reduce a la pasión musical. Eso sí, tengo que decir que haber estudiado ritmos me ayudó mucho al cantar ópera, a llevar bien los tiempos.

-¿Y la transformación? Porque cantar implica un instrumento más orgánico... ¿Quizás más entrega?

-Bueno, no es que me levantase un buen día por la mañana y decidiese cantar ópera. Simplemente, llegó un punto en el que me di cuenta de que tenía que cultivar esta pasión. Di unas primeras lecciones, y ya no pude dejarlo...

-Hasta aquí, hasta 'Don Carlo', que es una de las óperas más monumentales de Verdi, y no tan conocida como otras de su producción...

-No, no es tan conocida, pero tiene partes muy conocidas. Puede parecer demasiado larga y compleja, pero tiene grandes melodías que hacen muy difícil que no te guste. Quizá haya otros personajes que te resulten más memorables, pero Don Carlo tiene que ser, de alguna forma, uno que te pase desapercibido, indiferente. Es su propio carácter.

-Hace un mes cantaba en el Teatro Real de Madrid el Macduff en 'Macbeth', también de Verdi. En aquella ocasión la puesta en escena era de Dimitri Tcherniakov, traída a un contexto contemporáneo, mientras que esta es naturalista e histórica. ¿Qué diferencias de enfoque hay?

-Cuando el director se explica bien y tiene clara la idea, no hay dificultad. Siempre está la música de Verdi a la que volver, la que todo lo une. Te puede gustar más una opción u otra, pero lo importante es que haya una idea y que esté ahí: que predomine el sentimiento que sea, pero que esté presente.

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