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E. ARENAS
Viernes, 18 de enero 2013, 14:19
El proceso duró doce horas más de lo previsto, pero la dilación de las operaciones se dio por bien empleada porque sirvió para garantizar la seguridad de una ejecución que hará que el horno alto 'B' de la cabecera de ArcelorMittal de Gijón inicie hoy su producción industrial con todas las garantías. Fuentes de la empresa confirmaron que tras siete meses parado por la remodelación, el primer sangrado del horno tuvo lugar a la 1.35 horas de la madrugada de ayer.
Como estaba previsto, las primeras coladas de arrabio acabaron en una balsa exterior y fueron desechadas por la existencia de impurezas y restos de cok, pero desde esta madrugada el acero líquido de este horno ya alimenta a las acerías de las plantas de Gijón y Avilés. Dentro de lo que los expertos denominan 'curva de arranque', la multinacional prevé que la instalación gijonesa esté trabajando a ritmo industrial a finales de este mes o a principios de febrero. Ese momento marcará el inicio de la recuperación plena de la producción en las instalaciones asturianas del gigante del acero, según confirmaron fuentes próximas a la empresa.
Salvo la línea número uno de galvanizado de Avilés, la línea de pintura y dos hornos de las baterías de cok de esta factoría todas las instalaciones estarán en funcionamiento a partir de ahora y, según la multinacional, lo harán a ritmo «alto». La línea de hojalata y los trenes de carril y de chapa gruesa de Gijón parece que van a ser las que más actividad tengan a partir de ahora gracias, sobre todo, por el desvío de contratos desde Francia y a la previsión de lograr el 'supercontrato' de carril para el AVE de La Meca.
El Principado destacó la importancia de la decisión de reabrir el horno 'B' y lo achacó, además de al acuerdo laboral alcanzado con los sindicatos, al logro de la tarifa eléctrica industrial y a la buena actuación del puerto de Gijón en la aplicación de las nuevas tarifas portuarias.
También ayer opinó sobre la reapertura del horno el secretario general de Comisiones Obreras de Asturias, Antonio Pino. «Parece que nos han dado algo nuevo, pero hemos abierto una instalación que ya estaba y tal parece que hemos hecho una inversión que garantiza el futuro para no sé cuándo», señaló.
Tras la firma del acuerdo con los sindicatos para aplicar un duro recorte laboral, la empresa anunció en diciembre del pasado año la reapertura del horno de Gijón en el que se invirtieron treinta millones de euros en la remodelación del mismo.
La operación de arranque del nuevo horno, que cuenta con una capacidad de producción de 2,4 millones de toneladas de acero al año, comenzó el pasado domingo con el inicio de la carga de carbón de cok y mineral de hierro. El lunes por la mañana se procedió al encendido de la lanza que inyectó al interior del horno una mezcla de propano y oxígeno para el calentamiento de la instalación de una forma controlada. Unas horas después empezaron a funcionar las toberas de aire caliente que aumentaron la temperatura hasta el nivel de fundición del mineral adecuado.
Operación compleja
La multinacional señaló que el encendido del horno se produjo «dentro de la ventana de tiempo que se había previsto», pero reconoció que «la necesidad de hacer la operación con más seguridad nos llevó a prolongar los trabajos doce horas más de lo inicialmente previsto». Según un portavoz de la empresa, «la operación fue muy compleja porque en un gran cilindro de noventa metros de altura se llega en pocas horas a 1.600 grados de temperatura con un material en su interior que primero es sólido y luego se convierte en líquido y, además, produce unos gases que suben en la instalación y que hay que controlar su salida. Todo eso al mismo tiempo es difícil de controlar y los técnicos prefirieron aumentar la curva de calentamiento del horno para dar más seguridad al proceso». Las mismas fuentes reconocieron que uno de los principales riesgos de esta operación es que el horno recién remodelado pudiera deteriorarse.
Además del horno de Gijón, ArcelorMittal tenía previsto arrancar también esta semana el horno de la factoría francesa de Dunkerque, que paró al mismo tiempo que el de Gijón.
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