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Recto. Dos hombres observan al 'Beaumont' desde un acantilado próximo al que encalló el barco, en la Punta Cornorio, al norte de la playa de Xagó. :: SERGIO LÓPEZ
«Les avisamos y cuando se dieron cuenta ya habían encallado»
AVILES

«Les avisamos y cuando se dieron cuenta ya habían encallado»

Una investigación determinará a partir de hoy las causas del accidente y posterior rescate del buque británico 'Beaumont' en un acantilado al norte de Xagó

J. F. GALÁN jfgalan@lavozdeaviles.es

Jueves, 13 de diciembre 2012, 12:23

Las autoridades marítimas españolas y británicas iniciarán hoy las investigaciones encaminadas a determinar las causas que llevaron al 'Beaumont' a encallar en la falda de un acantilado situado al noreste de la playa de Xagó, cerca del Cabo Negro, en la base de Peñas, a la altura de la localidad gozoniega de San Martín de Podes. A priori, todo apunta a un error humano. En un símil automovilístico, el barco, de pabellón británico, 89 metros de eslora, 3.820 toneladas de peso muerto y construido en 2005, «se pasó de frenada». Hizo un recto. Nueve horas después, ayudado por la subida de la marea, fue rescatado y navegó posteriormente al puerto de Avilés, sin daños personales en su tripulación y con pequeños desperfectos en su estructura.

El buque había zarpado de La Coruña en lastre con destino Avilés, donde tenía previsto cargar 3.500 toneladas de pelletes (madera) para transportarlas a Inglaterra. Una vez a la altura de la bocana de la ría no se detuvo para iniciar la maniobra de entrada al puerto. Ni aminoró la marcha, 11,5 nudos (unos 21 kilómetros por hora), ni se puso en contacto con los prácticos, como es preceptivo. Siguió la derrota que posiblemente tenía programada en su piloto automático, un rumbo que le llevó, inevitablemente, a los pies del acantilado.

La torre de control marítimo de Gijón se percató de lo que iba a suceder gracias al sistema AIS, que permite ver en tiempo real la situación del barco, su rumbo y su velocidad. Las llamadas de 'stop, stop' no encontraron respuesta hasta que ya era demasiado tarde. «Les avisamos, pero cuando respondieron ya habían encallado», aseguraron las autoridades marítimas a este periódico. Chocó de frente, y quedó en posición prácticamente perpendicular con respecto a la pared de piedra que se elevaba delante de su proa. Eran las cuatro de la madrugada.

Con todo, la suerte jugó a su favor. La mar estaba en calma, el viento apenas soplaba y una enorme losa de piedra plana situada entre dos aguas, a los pies del acantilado, evitó que se estrellara directamente contra las rocas. Fue una especie de rampa sobre la que el 'Beaumont' se deslizó hasta detenerse. El tamaño, relativamente pequeño, del barco, el hecho de que no llevara carga y su casco plano también resultaron determinantes para que, apenas nueve horas después del accidente, consiguiera volver a la mar, prácticamente indemne, casi sin ayuda y sin que se registrasen heridos en su tripulación, muy ajustada: el capitán, dos oficiales (puente y máquinas) y tres marineros, que permanecieron en el barco.

El 'María de Maeztu', un remolcador de altura, le había tendido un cable que lo mantuvo firme durante esas nueve horas y que tiró de él cuando, gracias al flujo de la marea, volvió a flotar. El barco salió de popa, marcha atrás. La maniobra resultó mucho más sencilla de lo esperado, y se completó antes de lo previsto. La idea era aprovechar la pleamar, a las tres y cuarto, y se liberó poco después de la una.

Durante esas nueve horas se desplegaron en la zona medios navales, aéreos y terrestres de Salvamento Marítimo, así como de la Guardia Civil. También se desplazó desde Santander un equipo anticontaminación, que no tuvo que intervenir. El barco no derramó ni un gota de combustible al mar, y tampoco se abrió en él ninguna vía de agua.

Una vez de regreso al mar, el 'Beaumont' navegó impulsado por su propia máquina hasta el cercano puerto de Avilés, a escasas dos millas del lugar del accidente. Atracó sin contratiempos en la dársena de San Juan, donde permanece. A simple vista está intacto. Poco después llegaba un equipo de buzos que constató que el único daño visible es un 'abollón' en el costado de estribor, bajo la línea de flotación. No se apreciaron daños en el resto del casco, ni tampoco en el timón ni las hélices, las partes más sensibles a un impacto.

El 'Beaumont' se trasladará hoy a los Astilleros Ría de Avilés, justo enfrente del lugar en el que está amarrado. Una vez allí un carro lo sacará a tierra para permitir que los técnicos evalúen los daños que presenta su estructura.

También se iniciarán las investigaciones que las autoridades marítimas españolas y británicas llevarán a cabo con el fin de aclarar las causas que llevaron al 'Beaumont' a mantener el rumbo y la marcha cuando debía virar o fondear y a estrellarse contra un acantilado.

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