Villayón teme el cierre de su escuela rural por el deterioro del suelo del centro

Una serie de deficiencias detectadas en la escuela rural de Busmente puede obligar a trasladar a sus once alumnos al colegio de Villayón. Técnicos de la Consejería de Educación dictaminaron el miércoles que existe «riesgo de derrumbe», una afirmación que a los padres les parece exagerada. De hecho, temen que se trate de «un cierre encubierto» del último centro rural del concejo.

Y es que la demanda del colectivo de padres se centra en la reparación del suelo de madera de un aula que se utiliza como almacén, mientras que los escolares, que tienen entre tres y diez años, reciben lecciones en una sala anexa. Además, el piso dañado se encuentra sobre otro espacio que tampoco utilizan los menores. Por eso, se sorprendieron de la advertencia de los técnicos, que apuntaron que el traslado al colegio de Villayón debe hacerse «a principios de diciembre».

Sin embargo, desde Educación anunciaron ayer que «el lunes irá un técnico de la Consejería para valorar si el riesgo de derrumbe es inminente o si se puede esperar a Navidad». En este caso, señalaron que se ejecutarán las obras necesarias durante las vacaciones. Después, los alumnos volverán a su aula porque «no se va a cerrar», subrayaron.

De ser así, se satisfarían las demandas de los padres, que temen que un posible traslado temporal se convierta en definitivo: «Si los niños van a Villayón, como ya no hay riesgo para ellos, el arreglo ya no será urgente y la escuela quedará cerrada», considera Raquel Feito, una de las madres.

Por su parte, el alcalde de Villayón, Ramón Rodríguez, señaló que «llevamos dos años pidiendo un arreglo» y que, antes de cerrar la escuela, el Ayuntamiento ejecutaría las obras necesarias, que se cifran en unos 2.000 euros. Esta cifra, según los padres, es menor que el coste de transporte y comedor que supondrá llevar a los once alumnos de Busmente a Villayón.