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La concentración de Cáritas, ayer, en La Escandalera. :: MARIO ROJAS
«Sin las redes de familias y amigos, esto sería un caos»
Asturias

«Sin las redes de familias y amigos, esto sería un caos»

Cáritas organiza una protesta silenciosa en nombre de todas las personas sin hogar

A. V.

Viernes, 23 de noviembre 2012, 03:52

«Que no hay dinero para garantizar los derechos fundamentales recogidos por la Constitución ya no es una sospecha. Es una evidencia». La situación es cada vez más grave. Si se cayesen las fachadas de las casas, aquí mismo, a nuestro lado, podríamos ver a muchas familias que comparten casa con otras familias y a otras muchas realquiladas o en viviendas indignas».

Y, dentro de ese panorama desolador, todavía podrían considerase afortunadas. Porque, cargó ayer Ramón Méndez-Navia, responsable del Programa de Personas Sin Hogar de Cáritas Asturias, a todas esas personas «aún les quedan redes de solidaridad de familiares o amigos. Redes sin las que todo esto sería un auténtico caos».

Pero es que hay «muchas otras que están completamente solas». Y en su nombre, y con muchos de ellos como protagonistas, Cáritas organizó ayer en la ovetense plaza de La Escandalera una protesta silenciosa que también llenó de hombres y mujeres ataviados de negro y con máscaras blancas las plazas de otras muchas ciudades españolas.

La fórmula elegida fue una 'flashmob' (una acción en la que una «multitud instantánea» se reúne de repente en un lugar público para luego dispersarse rápidamente), porque se trataba de «una acción participativa», ya que «uno de los problemas de estas personas tan solas es que llega un momento en el que no saben cómo reincorporarse a la sociedad».

Las cifras de Cáritas tampoco resultan alentadoras. Según sus informes, casi tres millones de personas viven en la calle o en hogares «indignos» en España, a la vez que aumenta el número de menores y de jóvenes en esta situación.

Por eso, bajo el lema 'Porque son derechos, no regalos. Nadie sin hogar', denuncian que la modificación «restrictiva» de las legislación en servicios sociales, el «endurecimiento» en las condiciones de acceso a una renta mínima y la «limitación» de las prestaciones dificulta la protección de miles de ciudadanos, al tiempo que critican la «invisibilidad institucional» de la que son objeto las personas sin hogar.

Hablan, además, de un incremento de la presencia femenina en las calles «frente al tradicional rostro masculino», mujeres «de edades avanzadas y situaciones muy rotas, por lo que quizá estemos ante una feminización del problema».

Un manifiesto con un mensaje que tampoco debería hacer falta recordar cerró la reivindicación: «Hubo un tiempo en el que teníamos salud, hubo un tiempo en el que teníamos un trabajo y nos sentíamos útiles, hubo un tiempo en el que teníamos un hogar. Éramos personas. Ahora no tenemos todo eso, pero seguimos siendo personas».

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