Borrar
Elisabete Matos, en primer término, como la princesa Turandot.
Cuando la muerte venció al arte
Cultura

Cuando la muerte venció al arte

'Turandot', el tercer título de la temporada, se estrena esta tarde en el Teatro Campoamor

RAMÓN AVELLO

Jueves, 15 de noviembre 2012, 01:38

Turandot es una ópera enigmática y misteriosa, tanto por los acertijos y enigmas del libreto como por las intenciones ocultas que Puccini no llegó a desvelar. Uno de los enigmas es el de la personalidad de Liú, personaje creado exclusivamente por Puccini cuyo trágico destino guarda una vaga relación con Dora Manfredi, la joven sirvienta en la casa del compositor. Otro enigma que se resolvería en un dúo final que el compositor no pudo terminar es el de la humanización de Turandot.

¿Cómo habría resuelto Puccini la última escena de la ópera? Cuando a Toscanini le preguntaron qué sentía cuando en un primer ensayo interpretó la escena final, terminada por Franco Alfano, el famoso director de la Scala dijo: «Vi a Puccini que se acercaba detrás del escenario para abofetearme». Por eso, en el estreno de Turandot, el 25 de abril de 1926, Toscanini, tras la escena del suicidio de Liú interrumpió la obra con estas palabras: «La ópera termina aquí. En este punto, Puccini interrumpió su obra. La muerte fue más poderosa que el arte».

En Oviedo, 'Turadot' se representó tres veces. La última, en 1975, con Mirella Freni como Liú, y Ángeles Gudín como Turandot. Después de treinta y dos años, vuelve desde hoy y repite los días 18, 21, 23 y 24 de este mes, bajo la dirección musical de Gianluca Marcianò y dirección escénica de Susana Gómez. La ópera estará protagonizada por Elisabete Matos -en Oviedo cantó una Isolda memorable-, Stuart Neill, Eri Nakamura y Kurt Rydl. La función fuera de abono del día 23 contará con Maribel Ortega como Turandot, el tenor Marc Heller y la soprano asturiana Beatriz Díaz en el papel de Liú.

Para Puccini, Turandot era una ópera diferente a todas las anteriores: «Toda la música que he hecho me parece una farsa en comparación con la que escribo ahora», dejó escrito sobre su última ópera. Las diferencias son en principio estéticas. Tras una vida inmersa en una estética verista, realista, se decanta por un cuento de carácter simbólico, ambientado en un mundo exótico y con elementos propios de la Gran Ópera francesa y de la Comedia del Arte italiana.

Los libretistas Adami y Simoni adaptan para Puccini la historia de Turandot, la princesa despiadada que pide a sus pretendientes que resuelvan tres enigmas. Si lo hacen, se casará con ellos, pero si no aciertan, les decapitará. Calaf, un príncipe extranjero, resuelve los enigmas. Para relevar a la princesa de su compromiso, le propone un nuevo enigma que tiene por respuesta Amor. En la historia, los libretistas intercalan entre el impresionante elenco exótico oriental el personaje de Liú, la típica heroina doliente de todas las obras de Puccini, o los cortesanos Ping, Pang y Pong, un guiño a la Comedia del Arte del siglo XVIII.

Musicalmente, Turandot es una obra que exige grandes voces, grandes coros, variadas densidades orquestales, desde una sonoridad casi camerística a la ampulosidad colorista de una gran orquesta. Puccini otorga en esta obra especial importancia a los 'leitmotivs', hilos conductores de la acción. Entre ellos, los más notables son las cinco notas agresivamente fuertes con las que comienza la ópera, símbolo de la crueldad, o el 'leitmotiv' inspirado en el himno imperial chino. El color oriental lo consigue Puccini tanto por la orquestación y las referencias melódicas orientales como por el empleo de escalas pentatónicas, combinadas con disonancias y juegos politonales cercanos a las vanguardias.

La presencia de grandes masas corales, concebidas como el espíritu del pueblo, no obstaculiza la fuerza dramática de las voces individuales, y especialmente la descripción psicológica de los personajes que representan. Turandot es una mezcla de hieratismo y de crueldad, de gran complejidad vocal, especialmente en el aria 'In questa regia', del segundo acto. Para Liú Puccini reserva unos sentimientos de ternura y poesía de los que carece Turandot, en dos arias conmovedoras, 'Signore ascolta' y 'Tu che dil gel sei cinta'. De las arias de Calaf la más popular es 'Nessum Dorma', en el tercer acto, que será uno de los 'leitmotivs' del amor para terminar esta obra enigmática.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Cuando la muerte venció al arte