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Alberto Álvarez Peña, ayer en Avilés. :: SERGIO LÓPEZ
«Halloween nos devuelve mitos, pero muy adulterados»
Alberto Álvarez Peña. Investigador etnográfico y escritor

«Halloween nos devuelve mitos, pero muy adulterados»

Algunas tradiciones paganas de la noche de difuntos regresan «pasadas por la turmix de las multinacionales» Alberto Álvarez Peña Investigador etnográfico y escritor

JESÚS GONZÁLEZ

Miércoles, 31 de octubre 2012, 10:25

Alberto Álvarez Peña es uno de los más prolíficos investigadores de las tradiciones y mitos de la cultura popular asturiana. Ayer ofreció una charla sobre todo lo relacionado con la celebración de la Noche de Difuntos en el marco de las actividades de la Seronda.

-¿Qué tradiciones se encierran en la noche de difuntos asturiana?

-Hay muchas que, como otras de raíz pagana, se pueden comparar con las de otros países europeos. La noche de difuntos es una celebración estacional, el 'negativo' de la noche de San Xuan, con la que se celebraba el solsticio de verano. Si aquella es la fiesta de la exaltación de la luz, en esta es la noche la que se come el día. Es la fiesta de la oscuridad, de los muertos, a los que se consideraba protectores con los que había que congratularse. La religión adaptaría después esas tradiciones paganas con el traslado de la festividad de Todos los Santos, en tiempos del papa Gregorio III, que hasta el siglo VIII se celebraba en primavera.

-¿Se conservaron, aún así, algunas de aquellas tradiciones?

-Un montón de ellas. El culto a los muertos, a los antepasados, estaba muy enraizado antes del cristianismo, se observaba en los celtas, los germanos, los romanos... Otra cosa es que ahora no nos demos cuenta de lo antiguas que son algunas de esas tradiciones. En Asturias, por ejemplo, se celebraba el banquete de difuntos, muy perseguido en su día por la Iglesia. Era tradición incluso comer en las tumbas, algo parecido a lo que se ve ahora en México, y hasta las décadas de 1930 ó 1940 era frecuente que en la Noche de Difuntos se dejara un caldero con agua o un plato de comida a la entrada de casa o ante una tumba para calmar la sed o el hambre de los muertos.

-También se vaciaban calabazas...

-Eso ocurría en el medio rural asturiano hasta hace muy poco. Y cuando no había calabazas se vaciaban nabos. Es como lo del 'truco o trato' de Halloween que nos llega ahora pasado por la turmix de las multinacionales americanas. En ciertas zonas de Asturias, por ejemplo, los niños salían a pedir una especie de aguinaldo con las caras embadurnadas en cenizas, o sin disfrazarse de ninguna manera, solo para celebrar luego con lo que se recogía el banquete de difuntos. Luego había muchos mitos, como los de los pescadores de Cudillero, que no salían en la noche de difuntos porque decían que las redes las recogían repletas de los huesos de los que se ahogaron en la mar, o el que esa noche había que tener cuidado de no encontrarse con la 'güestia'...

-O sea, que Halloween no nos es tan ajeno.

-Halloween, tal y como se nos presenta, es otra cosa. Aunque responda a tradiciones que también había aquí. Pero otra cosa es que lo llamemos Halloween, o Samain, que era la noche de difuntos de los celtas gaélicos. Lo nuestro es la noche de difuntos, o de los Muertos...

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