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M. LASTRA
Viernes, 19 de octubre 2012, 17:29
«Padres, profes y estudiantes decimos no al fin de la educación pública. No a los recortes, no al fin de las becas de comedor y de los libros». Con la lectura de un contundente manifiesto concluyó ayer tarde la multitudinaria manifestación contra los recortes en Educación que recorrió el centro de Oviedo. Una marcha histórica -ya que por primera vez estaba respaldada por las familias- que se sumó a otras celebradas en las principales ciudades españolas y en la que participaron 3.000 manifestantes, según fuentes policiales, que recorrieron el trayecto entre la estación de Renfe y la plaza de La Escandalera.
«Todas estas medidas adoptadas por el ministro Wert y el Gobierno del PP desmantelan la educación pública», rezaba el documento, que denunciaba que, «mientras que las becas de la educación pública se recortan, aumentan las ayudas a la privada», y que ponía punto final a tres «jornadas de lucha» orquestadas por el Sindicato de Estudiantes.
Ayer era el día grande. La fecha marcada en rojo por padres y alumnos para mostrar su rechazo a la política educativa del Gobierno por todo lo alto. Y, así, la tónica dominante en las aulas fueron los asientos vacíos.
En Gijón, por ejemplo, una treintena de profesores de los institutos Mata Jove y Padre Feijoo recorrieron bajo la lluvia los alrededores de estos centros educativos. Lo hicieron, explicó la profesora Herminia González Muñiz, para «defender la escuela pública y debatir las consecuencias de la aprobación del anteproyecto de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa».
«Se dan muchísimos pasos atrás en la democratización de los centros. Se deja entrever la posibilidad de que los propios equipos directivos puedan contratar personal y se quitan capacidades al Consejo Escolar, que pasa de ser un órgano decisorio a consultivo», criticó la profesora. González también se mostró preocupada por la posible división de los centros en función de las notas de los alumnos, apuntando que «puede crear centros de diferente categoría».
«Nos preocupa que se asocie a la calidad de los profesionales cuando habría que mirar las condiciones en las que se mueven los alumnos, sobre todo las socioeconómicas», indicó, antes de criticar la concertación de centros que segregan en función del sexo. «Darles concierto a estas escuelas es el no va más», lamentó.
«El seguimiento de la huelga ha sido ampliamente mayoritario con una participación superior al 80% en todos los niveles educativos», aseguró complacido el portavoz de Ceapa, José Luis Pazos. Y es que por primera vez la principal asociación de padres y madres -que reúne a más de 11.500 organizaciones de todo el país- se sumó a la protesta convocada por el Sindicato de Estudiantes y pidió a los progenitores que no llevasen a sus hijos al colegio. Una situación inédita hasta ahora que provocó la reacción airada del ministerio.
Así, Pazos explicó que en algunos institutos «las aulas quedaron vacías», con especial incidencia en zonas de Asturias donde el seguimiento fue del 100%, además de en comunidades como Madrid o La Rioja, aunque la adhesión fue mayor cuanto más elevado era el curso. Las cifras contrastaron con las ofrecidas por el Ministerio de Educación, que cifró el apoyo a los paros en el 23%.
En cualquier caso, el portavoz de las familias de la pública consideró la convocatoria un «éxito» al haber conseguido colocar los problemas de la educación en el centro del debate.
«Las familias están mandando un mensaje claro al Gobierno de que hasta aquí han llegado los recortes», aseveró. Y ese mensaje tiene al ministro Wert como principal destinatario. «Pedimos la dimisión de un ministro que consideramos ya en funciones», declararon, a una, Ceapa y el Sindicato Estudiantes. Padres e hijos.
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