Cinco argentinas en Tresgrandas

Cinco mujeres argentinas: Ruth Jaffe, Jessie Burning, Amalia Díaz, Ruth Eiberman y Estela Dendarys, se detuvieron esta semana en la comarca oriental asturiana en su viaje por el Norte de España. Nacidas en 1937, desarrollan un viaje «maravilloso y emocionante» al cumplir los 75 años. Son amigas íntimas desde cuando tenían entre 13 y 18 años, un lustro en el que coincidieron como estudiantes en el mismo aula del Instituto Nacional del Profesorado en Lenguas Vivas 'Juan Ramón Fernández', de Buenos Aires. Al llegar a Llanes se alojaron en el hotel El Molino de Tresgrandas, regentado por Luis Sanz Hipólito, y eligieron ese lugar porque un hermano de Jaffe, que vive en Israel, había estado allí en 1999 y les recomendó que «si tienen oportunidad vayan a ese lugar».

Las cinco argentinas explican que «desde jovencitas hubo buena química entre nosotras y nos integramos en el grupo 'Rajer', una especie de tribu cuya denominación está formada por letras iniciales de nuestros nombres». Jaffe es psicóloga y psicoanalista, dedicada a la docencia e investigación en Nueva York. Burning es técnica en jardinería y paisajismo. Díaz ejerce como profesora de inglés. Eiberman, arquitecta. Y Dendarys trabaja como profesora de literatura española en New Jersey.

No resulta fácil explicar la amistad sin fisuras que permanece activa en las cinco argentinas desde 1950. Y es así porque según ellas mismas comentan «no tenemos trabajos ni actividades en común. Somos de carácter muy diferente. A unas les fue mejor que a otras en la vida. Y no profesamos un mismo credo religioso, político ni familiar».

¿Cuál es entonces la clave de esa intimidad? «Desde jovencitas nos quisimos de forma profunda. Nos cuidábamos con sentido de protección. Éramos niñas cuando nos conocimos y la unión fue determinante, aunque no a todo el mundo le pasa lo mismo. Y, además, a todas nos gusta el buen vino y la comida excelente».

El viaje, de 20 días y planificado con un año de antelación, le sale a cada una de ellas por «5.000 dólares y se puede decir que nos resulta barato al asumir el coste entre cinco personas». Partieron del aeropuerto de Ezeiza (Argentina) y tomaron tierra en Lisboa para continuar en coche por Oporto, Santiago de Compostela, Lugo, Llanes, Bilbao, San Sebastián y Barcelona. En la comarca oriental asturiana dicen que «visitamos lugares muy especiales, como Covadonga y Colombres. Y de Cantabria nos encantó Santillana y Comillas. Pasamos por excelentes carreteras, aunque de geografía muy accidentada, y nos llamó la atención la gran variedad de colores en las viviendas».

Venían a España «con cierto temor» ante los rumores en su país del mal trato que aquí «se les dispensa a los argentinos». Y, por el contrario, lo que encontraron fue «gente amorosa, cariñosa, amable y cordial. Nadie ha rehusado cuando pedimos ayuda». Eso sí, un recuerdo muy especial se llevan de la gastronomía asturiana de la que destacan «la calidad de los productos, frescos y sencillos, así como la abundancia en el servicio y la mezcla de los sabores».

Y en su despedida, tras varios días en El Molino de Tresgrandas, Luis Sanz resaltó «la jovialidad» de las cinco mujeres argentinas.