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Ingenieros de Gijón con pasaporte hacia el mundo
GIJÓN

Ingenieros de Gijón con pasaporte hacia el mundo

La Escuela Politécnica exporta trabajadores a los cinco continentes, con sueldos iniciales de hasta 3.000 euros

AZAHARA VILLACORTA

Domingo, 16 de septiembre 2012, 12:24

Cuando la familia aún duerme, se puede ver al director de la Escuela Politécnica de Ingeniería (EPI) de Gijón, Hilario López, buceando entre las páginas de los periódicos en busca de información empresarial e industrial y ofertas de trabajo con un objetivo claro: ayudar a sus alumnos a «escapar de la dramática tasa de paro juvenil que azota al país». Aunque, según los escasos estudios al respecto, el mayor centro de la Universidad de Oviedo, con más de 5.000 estudiantes matriculados (el 74%, hombres), es también uno de los que cuenta con unos porcentajes de empleabilidad más elevados. Y, cada vez más, las puertas del empleo se abren para sus estudiantes lejos de las fronteras patrias. De México a Nápoles, de Yakarta a Sidney. En un tren de levitación magnética en Shanghai, en la Agencia Espacial Europea o trabajando en el campo de la visión artificial en Israel, profesionales salidos de sus aulas forjan sus carreras en los cinco continentes. Los documentos que maneja Compromiso Asturias XXI, una de las asociaciones que agrupan a los asturianos radicados en el extranjero, también apuntan en ese sentido. Y, como explica su directora, Rosa Vivas, la diáspora regional está formada, mayoritariamente, por empleados «del sector de la ingeniería».

Esos ingenieros de la nueva emigración (según las estadísticas, se han marchado más de 22.000 jóvenes del Principado desde que comenzó la crisis) que han decidido explorar fuera los límites de su horizonte laboral «son muy buenos». Y, por eso, además de buscar ofertas de trabajo en los diarios y agruparse en redes profesionales como Linkedin, «las empresas vienen a buscarlos a la Escuela». «Y más aún: muchas de ellas repiten, porque quedan encantadas», apunta el director de la EPI, que ya prepara la visita que realizará el mes próximo a sus instalaciones el representante de un cluster de 55 empresas alemanas interesado en conocer la Politécnica y, si cuadra, reclutar empleados.

Alemania es, según Hilario López, el país de destino de buena parte de sus estudiantes, «además de Holanda y países nórdicos como Noruega, donde cobran, nada más empezar a trabajar, 3.000 euros, y también cada vez más Sudamérica, con Brasil y Chile a la cabeza (también Colombia y más recientemente Argentina), o países considerados más exóticos como Australia o algunos de Asia y África».

Alemania como paraíso laboral después de que Angela Merkel estimase que, de aquí a 2014, necesitarán 22.000 titulados técnicos, con preferencia de los europeos, según las normas de la canciller, para aspirar a un salario medio de 41.000 euros, un nivel de vida superior al español y un sistema laboral que, una vez salvados los seis meses de prueba, es seguro e indefinido.

El único handicap a la hora de hacer las maletas rumbo a La Meca germana es el alemán. Y, de hecho, «si bien es cierto que saber inglés se da por supuesto en el currículum de un ingeniero, el alemán es todavía una asignatura pendiente».

Así lo confirma una encuesta realizada tras el último reclutamiento masivo organizado en el macrocentro, cuando, currículum en mano, más de dos centenares de aspirantes escucharon atentamente a la delegación de la cementera alemana Polysius, englobada en el holding empresarial ThyssenKrupp, decirles que «el idioma cuenta más que las notas»: Concluía que menos de la mitad del alumnado de la Escuela se defiende en la lengua que habla el poder europeo.

Quizá por eso, una de las novedades de este curso académico que acaba de arrancar en la Politécnica es que La Casa de las Lenguas -el centro consagrado al aprendizaje de idiomas en la Universidad de Oviedo- recuperará la enseñanza del idioma alemán en el campus gijonés, según avanza su responsable, Marta Mateo, convencida de que multiplicará su opciones.

En cuanto a los perfiles que buscan los ojeadores internacionales, subraya López, «están ligados mayoritariamente a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y al sector de la Informática, que es el más demandado con diferencia». Aunque las previsiones serán todavía más optimistas en cuanto la recesión se disipe: «Ahora hay muchos puestos sin cubrir, pero, una vez que la crisis remonte, habrá un déficit de informáticos muy importante en varios países». Y los estudiantes lo saben: Los tres grados más demandados de los siete ofertados son Ingeniería Mecánica, Tecnologías Industriales y, finalmente, Telecomunicación.

Trilingües o no, lo cierto es que la agenda de la EPI estará marcada durante los próximos meses con visitas que prometen. La primera, a las diez de mañana mismo, cuando, en el Aula Magna del Aulario Sur de la EPI, tenga lugar una charla informativa sobre el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), que, en julio, protagonizó uno de los descubrimientos de mayor alcance dentro de la Física de Partículas con el hallazgo del Bosón de Higgs, la 'Partícula de Dios'.

Será una reunión en la que los estudiantes podrán conocer experiencias de alumnos que han realizado estancias en el CERN y en la que recibirán información sobre sus posibilidades de hacer prácticas. Un interés que una treintena de ellos han materializado ya entregando otros tantos currículos.

Y, para aquellos que no puedan ver cumplidos sus sueños en Ginebra esta vez, quedan el programa Erasmus (con la Escuela situada entre los centros universitarios que más alumnos envía y recibe año tras año), decenas de convocatorias europeas a las que aspirar como el proyecto 'Stars', convenios internacionales en países como Polonia o una estrecha colaboración con la 'Sociedad de Partners' de la Politécnica, conformada por una veintena de empresas colaboradoras entre las que figuran multinacionales como Indra.

Las estadísticas les son propicias, porque, aunque tampoco hay demasiados datos sobre cuál es la tasa de paro de los ingenieros industriales, «el estudio más fiable habla de un porcentaje de alrededor del 7%», mientras que un reciente informe de la UNED revela que «los titulados que encuentran un empleo más ajustado a lo estudiado son los de Matemáticas, Ingeniería Informática e Ingeniería Industrial». Lo que está por ver es si todo ese conocimiento revertirá algún día en la región que los ha formado. La dirección de la Politécnica defiende que sí. Que, «al final, muchos vuelven».

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