

Secciones
Servicios
Destacamos
PPLL
Viernes, 3 de agosto 2012, 13:16
A quién no le ha llamado la atención esa fascinante mariposa que parece que posee un cráneo pintado sobre el tórax y que aparece en los carteles de la oscarizada película 'El Silencio de los corderos'?. El caso es que esa inquietante criatura no es una invención, existe y se llama Esfinge de la Calavera.
Y quién no ha visto alguna vez un notable insecto de alas anaranjadas libando en las flores mientras se cierne sobre ellas, con apariencia de colibrí (foto 1). En este caso estamos ante otra esfinge, la que llamamos (como no podía ser de otra manera) la Esfinge Colibrí.
Ambos animalitos pertenecen a una familia de mariposas nocturnas o polillas llamada Sphyngidae. Aunque se trata de polillas, no todas las especies son de hábitos nocturnos, algunas son crepusculares o incluso diurnas, como la propia Esfinge Colibrí.
La familia se caracteriza, a grandes rasgos, por tener las alas anteriores notoriamente más alargadas, que las posteriores. Esto les confiere una forma peculiar, en particular cuando están en reposo, en que adoptan una forma de flecha bastante característica (foto 2). Otra particularidad de estos insectos es lo desarrollada que tienen en muchos casos la espiritrompa (lo que llamamos coloquialmente 'la lengua de las mariposas' (foto 1); algunas especies carecen de ella y por tanto no ingieren alimento en el periodo de adulto. Otra cosa típica de las esfinges (y de otras especies de polillas) es 'la tiritona' que interpretan para calentar los músculos antes de alzar el vuelo.
Las orugas de estas polillas suelen ser medianas o grandes, normalmente tienen la piel lisa y despliegan vivos colores. Además, la mayor parte de ellas se pueden reconocer a primera vista por presentar una especie de 'cuerno' al final del abdomen (foto 6), el cual suele reducirse en tamaño con la edad hasta ser sólo un botón o desaparecer totalmente poco antes de transformarse en pupa. Las orugas de las esfinges que tenemos en nuestro país normalmente son verdes con franjas oblicuas que las ayudan a pasar desapercibidas al romper su silueta y confundirse con los nervios de las hojas.
Aunque existen unas 1.300 especies de Esfinges distribuidas por toda la tierra, en España sólo hay poco más de una veintena. La Deilephila porcellus (foto 3) es un bello ejemplo de los representantes de este grupo que se encuentran por nuestras latitudes. Otro ejemplo de nuestras pequeñas esfinges es un tipo de Esfinge abejorro, la Hemaris fuciformis (foto 4), de alas transparentes. Curiosamente, en Mavea hemos tenido dos experiencias recientes casi simultáneas con esfinges. Por un lado, una vecina de Avilés nos trajo a La Noria unas orugas muy grandes, verdes y llamativas que aparecieron en una maceta de jazmines de su ventana. Estas orugas resultaron ser de Esfinge de la Calavera. Y pocos días después, por causalidad encontramos una hembra de Esfinge ocelada (Smerinthus ocellata, foto 5) En reposo parece 'discretamente llamativa' pero si se le provoca enseña unos grandes ocelos de las alas posteriores a modo de ojos para parecer más 'amenazadora'. Estas Esfinges vuelan durante alrededor de un mes con el único objetivo de aparearse, hasta el punto de que no comen durante su corta vida en fase adulta. Las hembras al poco de aparearse depositan los huevos durante varias noches y mueren. Y eso es lo que ocurrió con nuestra hembra; y en unos 10 días, de los huevos nacieron unas entrañables y preciosas oruguitas de tan solo 5 mm. (foto 6).
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mastodonte de Las Contiendas y las diferencias con un mamut
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.