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Domingo, 29 de julio 2012, 10:37
Coge el teléfono desde un pueblo de León. «No sé muy bien su nombre; hemos venido a comprobar el estado de unos trenes que están viejos pero quizás con unas reformas, los podamos vender». Localizar al presidente de Feve no es fácil y menos convencerle para que conceda una entrevista en plena reordenación del sector. Más curtido en la gestión que en la palabra, Marcelino Oreja Arbesú (1969, Madrid, «porque los de Bilbao nacemos donde nos da la gana») lleva meses sometiendo su agenda a un fin: reducir el agujero que arrastra la compañía de ancho métrico. Por eso prescindió de la figura del un director general que le evitaría hacerse ese viaje. Por eso anda de aquí para allá buscando bienes que poder sacar a subasta. «Cada euro que logremos es fundamental, porque nos permite sostener los trenes que cumplen un servicio público», justifica.
-Cuando llegó a Fomento, ¿le avisaron de que le extinguirían la empresa a finales de año?
-¡Qué va! Llegué el 23 de enero, desde el sector privado, donde piensas que pasarte a lo público tiene glamour y calidad de vida. Cuando vi las cuentas todo cambió. El día 26 hice una exposición en Fomento ya planteé la necesidad de integrar Feve en Renfe y Adif.
-¿Por qué?
-La pregunta es por qué no se hizo antes. Cualquiera que vea las cifras se da cuenta de que es necesaria. No entiendo cómo hemos tardado tantos años en acometerlo.
-¿Tiene alguna explicación?
-Hablé con mis antecesores y en algún momento también ellos lo plantearon, pero o no estaba entre las prioridades del ministerio o era final de legislatura y no procedía.
-¿Qué cifras provocan el cierre?
-A 31 de diciembre, Feve debía 534 millones, en los últimos tres años engordaba el déficit con pérdidas entre los 140 y 150 millones anuales. Los ingresos son de 40 millones. Es una compañía de poco volumen, 9 millones de viajeros cuando Euskotren suma 30 y los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya andan en los 70. Somos pequeños y la deuda que arrastramos está fuera de nuestro tamaño.
-¿Hablar de déficit no es una trampa? Si Feve es un servicio público como la Sanidad, no debería ser juzgado en esos términos...
-Esta empresa presta un servicio público esencial, y debe seguir existiendo porque cohesiona amplias zonas del norte. En la costa asturiana o La Robla, hay quien no tiene más opción de moverse al pueblo de al lado que nuestros trenes. No esperamos que Feve dé dinero, debe seguir haciendo servicio público, sin duda, pero a un menor coste.
-¿Cuánto cuesta un pasajero?
-Ahora mismo cada persona que se sube a uno de nuestros trenes abona su billete y al resto de los españoles les cuesta 16 euros poner ese tren en circulación.
-La integración en Renfe, ¿qué cambia en ese desequilibrio?
-Permite eliminar estructura superflua y crear sinergias. Estar con Renfe nos abre la puerta a una financiación más barata y presentarte ante los proveedores con el hermano mayor, permite mejores precios. Lo de los edificios también cuenta. Ahora en cada ciudad hay oficinas de Adif, Renfe y Feve. Mi despacho está en un inmueble en Madrid tasado en 9 millones y donde trabajan 40 personas que pueden pasar a un edificio de Renfe. Con esos 9 millones, ¿sabes la de trenes que salvamos?
-¿De qué hay que salvarlos?
-Tenemos que reducir gastos, eso ha empezado desde arriba, asumiendo cada uno más carga de trabajo e internalizando todos los servicios posibles, pero ahora hay que adecuar la oferta a la demanda. Nuestros trenes tienen una ocupación media del 22% y no hay nada más caro para la economía y el medio ambiente que un tren transportando aire. No podemos permitirnos trenes vacíos. Con lo que cuestan, es aberrante verlos así.
-¿Qué trenes suprimirá?
-Un 12% de las Cercanías y un 40% de los regionales. Este último dato puede parecer muy alto, pero es que en la línea Ferrol-Gijón, por ejemplo, hay dos frecuencias y con quitar una, el recorte es del 50%.
-Ya que lo menciona, ¿qué resultado tiene ese servicio?
-Nos cuesta 8 millones y recauda 500.000 euros. Llega un momento en el que la única forma de suprimir gastos es reducir frecuencias donde menos ocupación tienes para fastidiar el mínimo de personas.
-El dato del 12% menos de trenes de Cercanías es nacional. ¿El ajuste en Asturias puede ser mayor?
-No necesariamente; lo que estamos mirando es la ocupación y en Asturias es relativamente alta.
Cambios en Oviedo-Gijón
-Antes hablaba de sinergias con Renfe. Intuyo cambios en la línea Oviedo-Gijón.
-Sin duda, ahí coincidimos las dos empresas y habrá que optar por una. Lo de ahora no tiene sentido, hay trenes de uno que salen cinco minutos después del otro y los usuarios de las estaciones tienen que recorrerse el edificio para saber de los horarios de la otra operadora. Nuestro plan de ajuste empieza en otoño y, además de reducir, queremos sincronizar.
-Perdone pero, ¿es sensato mantener los trenes de lujo mientras se recorta todo lo demás?
-Esa es una división que habrá que plantearse, porque tiene una ocupación cercana al 100% y da beneficios que permiten financiar el servicio público. Desde el punto de vista de la cuenta de resultados no es un tema urgente, trae a gente de alto nivel adquisitivo y ayuda a hacer marca turística, de Feve y de España. Lo que no creo es que sea un producto que, a la larga, deba mantener el Estado.
-¿Qué pasa con los trenes históricos?
-Es distinto. El Transcantábrico, el Al Andalus y La Robla, nuestros trenes turísiticos, mueven 4.000 viajeros y dan dinero. Los históricos, estos que ponemos días sueltos, mueven a 10.000, pero son deficitarios. Habrá que reducir algunos.
-Si menguan las frecuencias, ¿cómo van ganar pasajeros?
-Nuestro plan de transportes son más que recortes. Vamos a mejorar algunas conexiones, cambiaremos paradas y nos coordinaremos mejor con Renfe. También plantearemos una política tarifaria para sectores desfavorecidos que nos permita incorporar a los parados, por ejemplo. Pero hay que ser realistas, tenemos 9 millones de pasajeros y acertando, podemos llegar a 11 o 12, no muchos más. Por eso hay que adecuar la oferta a la demanda; hay horas del día donde habrá que quitar trenes porque van vacíos.
-¿Cuántos pasajeros hacen falta para salvar un tren?
-Depende. Además de la ocupación, tenemos que velar por las zonas donde no hay otra alternativa de transporte público. Ahora bien, el ministerio paga la carretera que permite llegar a Ferrol en la mitad de tiempo que en Feve, paga el autobús que te lleva a Galicia, y también el propio tren. Tenemos que combinar mejor esos esfuerzos para que la gente tenga siempre una opción, sin gastar tanto.
La «empleabilidad»
-Le leo un punto del Real Decreto que marca la extinción de Feve el 31 de diciembre. Dice que «mediante orden del ministerio de Fomento y previo informe del de Hacienda, se determinarán los trabajadores que deban integrarse en Adif y Renfe». ¿Cuál es el papel de Haciendo en todo esto?
-Revisa toda la estructura salarial que depende del Estado.
-Precisamente, sus trabajadores cobran menos que los de Renfe y el Real Decreto dice que la integración no puede suponer más costes salariales. ¿Vamos a una empresa pública con trabajadores de primera y otros de segunda?
-La unión no puede costarle más al Estado; si necesitamos reducir el déficit, no tiene sentido equiparar los sueldos por la banda alta. Lo que digo a los sindicatos es que pasar a Renfe supone una garantía de empleabilidad y una oportunidad profesional. El maquinista de Feve tendrá más fácil llegar a serlo de Renfe, mejorando así su sueldo y sus opciones de terminar, por ejemplo, trabajando en la línea de Medina a La Meca.
-Se lo digo de otra forma. ¿Tienen todos los empleados de Feve garantizado que el año que viene van a trabajar?
-¿Tienen todos los españoles esa garantía? Yo creo que no, creo que hoy no se le puede garantizar a nadie el trabajo; desde luego yo no lo puedo hacer, pero sí puedo asegurar que aquí no habrá despidos colectivos masivos en los próximos meses. No vamos por ahí. En el sector público y en el privado tenemos que acostumbrarnos a ser empleables, porque eso es lo único que va a dar seguridad a tu puesto.
-¿Qué considera «ser empleable»?
-Conseguir que tu trabajo sea útil a la empresa, de eso debemos preocuparnos todos, todos los días.
-¿Qué será de la empleabilidad del presidente de Feve una vez se ejecute la integración?
-Hay que ser consecuentes. Estoy defendiendo eliminar la estructura corporativa y ahorrar todo gasto posible. Sin Feve, no hace falta un presidente de Feve. Me iré a casa, no sería coherente seguir.
Entrevista completa en Kiosko y más
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