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Ó. CUERVO
Viernes, 13 de julio 2012, 04:46
El festival del Arco Atlántico va, poco a poco, tomando su forma definitiva. Si el pasado martes la mar centraba el discurso del concejal de Cultura, Carlos Rubiera, y de sus colaboradores, ayer llegaba el turno para la naturaleza y los juegos tradicionales. Bolos, zancos, carreras de sacos y recogida de mazorcas, pero también exposiciones, exhibiciones de arrastre de piedras por bueyes, desfiles de máscaras y muchísima gaita.
Rubiera insistió, como venía haciendo en las últimas fechas, en la «pérdida de perspectiva atlántica» de los gijoneses. «Perdimos la mirada al Norte», reconoció, antes de remarcar la importancia que, según su punto de vista, tendrá el desarrollo de este festival para rescatar las tradiciones asturianas y presentar las de «todos los países» que participarán en el encuentro. «Porque llevamos haciendo intercambios comerciales y, a raíz de ello, culturales, desde el siglo XVII y XVIII», añadió el concejal.
José Ramón González, del colectivo Interferencias, coincidió con el edil de Cultura al destacar la importancia del festival para la ciudad. «Tenía la sensación de vivir en una tierra periférica, pero las cosas cambian. Ahora estamos abiertos a muchas cosas a través del mar. Supone un giro muy positivo a mi perspectiva de futuro», indicó Martínez, de quien en parte depende la exposición 'Bosques atlánticos flotantes' que se instalará en el Jardín Botánico. Tino Lozano, de El Garrapiellu, y Desiderio Díaz, de la Federación Asturiana de Bolos, destacaron por su parte la apuesta del festival por los juegos tradicionales.
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