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Familiares y allegados de María del Rosario García abandonan la calle Cean Bermúdez, donde se produjo el crimen. :: FOTOS: JOAQUÍN PAÑEDA
Un gijonés de 66 años mata a su mujer con un cuchillo de cocina en El Llano
GIJÓN

Un gijonés de 66 años mata a su mujer con un cuchillo de cocina en El Llano

Tras su detención, el hombre fue trasladado a Cabueñes, donde se le intervino de los cortes que se causó después del crimen

I. VILLAR

Domingo, 24 de junio 2012, 12:44

«Nadie se merece morir así, pero mucho menos Charín». La muerte de María del Rosario García Fuente a manos de su pareja causó ayer una fuerte conmoción entre los vecinos de la calle de Cean Bermúdez, en El Llano, que definían a la víctima como «una mujer trabajadora, ama de casa, que trataba a su marido a cuerpo de rey». Si bien en el entorno de este matrimonio había quien aseguraba que el detenido era una persona «violentísima», lo cierto es que no existían denuncias anteriores por maltrato e incluso desde la propia familia, que declinó hacer declaraciones sobre lo ocurrido, se señalaba que la víctima nunca había manifestado haber tenido problemas de este tipo con su marido. Aún así, ayer se convirtió en la vigésimo quinta mujer asesinada por su pareja en lo que va de año en España.

La alarma saltó poco después de las diez de la mañana, aunque los hechos ocurrieron supuestamente antes de las nueve. «Sobre esa hora escuché muchos ruidos, como de una banqueta, pero ella no chilló ni nada», explicaba un vecino.

Hacia las diez, uno de los hijos de la pareja acudió al domicilio -en un cuarto piso del número 28 de Cean Bermúdez- para visitar a sus padres, como hacía de forma habitual. Sin embargo, cuando intentó abrir la puerta no pudo hacerlo, porque había unas llaves puestas en el otro lado de la cerradura.

Entonces escuchó cómo su padre, A. M. S., de 66 años, le gritaba desde el interior que llamara a la Policía. En torno a las 10.20 horas se recibió en la Comisaría de Gijón la llamada en la que el joven explicaba lo que estaba sucediendo, por lo que varias dotaciones del Grupo de Atención al Ciudadano se desplazaron al lugar indicado.

Tras insistir durante varios minutos, los agentes lograron convencer al hombre para que quitara las llaves de la cerradura, lo que les permitió acceder finalmente al interior de la vivienda. «Yo sólo oí algo después de las diez cómo la nacional picaba a la puerta del cuarto piso y le llamaba a voces», relataba una vecina. «Luego ya pude ver desde la ventana cómo estaba todo lleno de sangre».

En el suelo, ensangrentada

Cuando los policías entraron en la vivienda, se encontraron el cuerpo de una mujer completamente ensangrentado que yacía en el suelo de la cocina. Se trataba de María del Rosario García Fuente, de 64 años, que había perdido la vida tras recibir varias puñaladas, una de ellas en el cuello, supuestamente con un cuchillo de cocina. Su marido, A. M. S., también presentaba diversas heridas, varias de ellas en el cuello y un corte profundo en el estómago, que los investigadores creen que se pudo causar él mismo en un intento de quitarse la vida tras cometer el crimen.

El alcance de estas lesiones obligó a pedir de inmediato el apoyo de las asistencias sanitarias, que sacaron al hombre del edificio en una silla de ruedas y a continuación le trasladaron hasta el Hospital de Cabueñes. Una vez allí fue intervenido en el quirófano. A última hora de la tarde fue derivado al Hospital Central de Asturias. En todo momento el hombre estuvo custodiado por agentes del Cuerpo Nacional de Policía, a la espera de poder tomarle declaración sobre los hechos.

Al mismo tiempo que se evacuaba al detenido, una comisión judicial integrada por agentes de la Policía Judicial y de la Policía Científica realizaba la oportuna inspección ocular en la estancia donde tuvo lugar el homicidio, una cocina orientada hacia el patio interior del edificio. En torno a la una de la tarde, el juez autorizó finalmente el levantamiento del cadáver, que posteriormente fue sometido a pruebas forenses para intentar determinar cómo se sucedió la agresión y comprobar que efectivamente el arma del delito fue un cuchillo de cocina.

María del Rosario García, natural de Gijón, llevaba más de tres décadas casada con su presunto asesino, con quien había tenido dos hijos. Trabajó durante 44 años en la fábrica de loza, aunque actualmente estaba jubilada, por lo que centraba su actividad diaria en las labores domésticas, el cuidado de su madre y el disfrute de su nieto, de corta edad. «Era una mujer muy buena, muy honesta», repetían sin cesar sus vecinos, estupefactos por una noticia que pilló a todos por sorpresa. «Nunca oí ruidos ni que tuvieran problemas, apuntaba una residente del mismo inmueble de Cean Bermúdez. Otra vecina del portal adyacente apuntaba cómo «aunque estaba limpiando mi casa con las ventanas abiertas, no escuché nada en ningún momento, y sólo me enteré cuando vi que estaban abajo la Policía y la ambulancia, y más tarde la funeraria. Desde que supe que era Charo llevo todo el día con mucho dolor, sin poder quitármelo del pensamiento». Todos se preguntan aún qué pudo llevar a A. M. S. a cometer este crimen. «Él no parecía agresivo, igual se le cruzó un cable...».

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