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GONZALO DÍAZ-RUBÍN
Jueves, 21 de junio 2012, 02:24
«Queremos un casco histórico '.com'». Lo dijo el entonces concejal de Urbanismo, Alberto Mortera, en marzo del año pasado. No hablaba de silicio, sino de ladrillos. El equipo de gobierno planteó en aquella sesión plenaria una modificación del Catálogo para que las condiciones para intervenir en todos los edificios protegidos se equiparasen al nivel más bajo de catalogación, el que permite el derribo y reconstrucción aunque no se respeten los elementos originales. Mortera defendió entonces, con la misma vehemencia con la que se manifestó en su día en contra del derribo de la plaza, que «lo que había en El Fontán era una basura, por no decir otra palabra que empieza por 'm'».
En 2011, el PP gobernaba con mayoría absoluta. Ya no. Sin embargo, la comisión de Urbanismo prevé rechazar mañana las alegaciones presentadas, aprobar de forma definitiva la rebaja en el nivel de protección y dar ejemplo con el visto bueno al primer expediente, en el que una constructora plantea derribar y reconstruir un edificio catalogado de la plaza de El Paraguas.
Según defendió en su día el entonces concejal de Urbanismo, la rebaja de la protección facilitaría la adecuación de los edificios del casco antiguo para mejorar sus condiciones de habitabilidad y, llegado el casi, autorizar la construcción de garajes bajo rasante.
Sólo dos alegaciones
La modificación del Catálogo afecta a todos los edificios con protección parcial -deja al margen los que tiene carácter monumental o integral-, pero no sólo a los de El Antiguo. El documento establece varias categorías y define las obras admisibles en cada una. La propuesta del equipo de gobierno supone que los 844 edificios con protección parcial P1 o P2, 310 de ellos en el Oviedo redondo, se equiparen al nivel más bajo (P3), que permite la reestructuración total, sin necesidad de conservar la fachada u otro elementos de interés.
Pese a lo drástico de la medida, apenas ha habido contestación. Contra la propuesta se presentaron tan solo dos alegaciones -de Roberto Sánchez Ramos, por (entonces) ASCIZ, y de Ecologistas en Acción- que serán rechazas, así lo propone el equipo de gobierno mañana. Ni siquiera el paso por la CUOTA y el Consejo de Patrimonio ha matizado mucho la medida.
Según consta en el expediente la Consejería de Cultura, que aprobó el Catálogo hace seis años y, con él, el nivel de protección de los edificios afectados por la rebaja, lo ve ahora de otra manera. El informe del Consejo de Patrimonio es favorable pero pide que se elabore un documento en un mes que fije los requisitos mínimos del dictamen previo a la descatalogación y derribo de cada inmueble por parte de los servicios técnicos municipales. También, ha añadido que el cambio no debe servir para autorizar la agregación o unificación de parcelas en el casco histórico de la ciudad.
Más curioso aún. A la vez que autoriza el derribo o la reestructuración de inmuebles que protegió hace seis años, Cultura insta al Ayuntamiento a que incluya en el Catálogo los elementos arquitectónicos de carácter bélico construidos durante la guerra civil. Trincheras, sí; edificios, no.
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