El zoo, escuela de biólogos

La mejor forma de aprender siempre fue practicando. Es por eso que cuatro estudiantes de la región llegaban hace unos días hasta el centro de exhibición de fauna autóctona La Grandera, situado en la localidad de Soto de Cangas, para realizar sus prácticas y aprender de los que dedican su vida profesional a cuidar y entender a los animales. Claudia Díaz, Anabel Barbón, Patricia Torres y Víctor Manuel González son estudiantes de biología y formación profesional y entre todas las opciones posibles dentro de sus planes de estudios han elegido aprender directamente del trabajo y la rutina de los cuatro cuidadores de este centro zoológico.

No hay tareas especiales. Desde la mañana a la tarde-noche los habitantes de este centro necesitan cuidados, actividad y comida. Aunque en la teoría parece fácil, una vez frente a los animales la cosa se torna complicada, por eso siempre trabajan acompañando a los propios cuidadores, que agradecen el apoyo que prestan estos voluntarios. Durante las 120 horas prácticas que deben cumplir, estos jóvenes deberán mediar con las travesuras del guacamayo 'Coco' o los cambios de humor del bebé de puercoespín 'Pincho Pancho', que nació en Faunia (Madrid) y ha venido a crecer a Cangas. «Las tareas aquí son muy diferentes a lo que habíamos estudiado en la carrera», asegura Anabel.

Aún son pocos días para saber cuál es el animal que más les ha impresionado o gustado de todos los que habitan en este centro, aunque reconocen que «de todos se aprende algo diferente». Desde hace unos 6 años La Grandera también incluye un espectáculo de exhibición, por lo que los ayudantes también aprenden a enseñarles costumbres y hábitos de socialización a los animales. Son pocas horas de convivencia pero los cuidadores, Nuria Betanzos, Isabel Blanco y Gilberto Gómez, y el director del centro, Ernesto Junco, reconocen que la labor de estos jóvenes aporta vida y ayuda a la dinámica del zoológico.