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Javier Fernández, en un momento del pleno de investidura. :: M. R.
Un Gobierno de fuerte perfil político para afrontar el ajuste
La formación del nuevo ejecutivo

Un Gobierno de fuerte perfil político para afrontar el ajuste

Sitúa a Dolores Carcedo al frente de Hacienda, a Graciano Torre en Economía y Empleo y a Esther Díaz como gestora de la política social Cinco mujeres y tres hombres integran un gabinete que recupera a dos ex consejeros de Areces

ANDRÉS SUÁREZ

Sábado, 26 de mayo 2012, 03:42

Un equipo sin aventuras ni apuestas arriesgadas, formado por gente que en su mayoría acumula una amplia experiencia en sus ámbitos de gestión y también con hondas raíces en el partido. Son los rasgos generales del Gobierno que presidirá Javier Fernández, formado por cinco consejeras y tres consejeros y que ayer fue hecho público por el presidente electo del Principado en un acto en la Junta. Fernández se ha rodeado de gente de su confianza para encarar un momento muy delicado y no ha querido trasladar una imagen de ruptura frontal con la anterior etapa socialista en el Ejecutivo, la de Vicente Álvarez Areces. Dos personas que asumieron responsabilidades entonces, Graciano Torre y Belén Fernández, vuelven al primer plano. También ha 'pescado' en la cantera local del PSOE situando en su círculo cercano a la hasta ahora alcaldesa de Langreo, Esther Díaz, y al líder del partido en Siero, Guillermo Martínez, y ha confiado la gestión de las finanzas a Dolores Carcedo, que tendrá como primera misión confeccionar el plan de ajuste que espera el Ministerio de Hacienda.

Es un gabinete «equilibrado, sensato y solvente», en palabras de Fernández, que ha optado por aunar «experiencia y juventud» para afrontar el reto de superar la recesión en que está inmersa Asturias. Quienes integran el Consejo de Gobierno, argumentó en una primera valoración, son «conscientes de la situación que vive la región» y de la magnitud de la empresa que hay por delante.

No ha sido fácil para Fernández encajar todas las piezas, sobre todo después del giro de los acontecimientos, a última hora de la noche del jueves, cuando se confirmó que la militancia de IU rechazaba el acuerdo suscrito la madrugada anterior que daba a la coalición dos consejerías -Bienestar Social y Agroganadería- en el Gobierno. Ese veto obligó al líder socialista, que hoy toma posesión como presidente en la Junta General, a ampliar el foco y buscar nuevas caras con las que dar forma a un Ejecutivo monocolor.

El relato de los nombres de los consejeros deja bien claro que Fernández se ha rodeado de gente de su más absoluta confianza. El ejemplo más evidente es el de la titular de Hacienda, Dolores Carcedo. Su puesto es el que había despertado más expectativas, toda vez que tendrá que planificar en apenas unos días un ajuste de más de 600 millones del que no se librará ninguna de las áreas del Gobierno. Su nombramiento parecía cantado. Es quien estos días se ha ocupado de analizar el estado de las arcas regionales y quien ha comenzado a trazar las líneas maestras de ese plan de estabilidad. Carcedo tiene experiencia en estas lides. No en vano fue la directora de la Oficina de Evaluación y Seguimiento de las Políticas Públicas de la Presidencia en la última legislatura de Areces.

Dos rasgos del recién anunciado Ejecutivo llaman la atención. La primera, que las mujeres son mayoría sobre los hombres, yendo un paso más allá de la paridad en sentido estricto. La segunda, la recuperación de dos consejeros de la etapa arecista que asumen, además, competencias importantes. Graciano Torre pilotará la política económica e industrial. A su favor juega su conocimiento del terreno, su pasado en la negociación de los acuerdos de concertación social y el buen trato que mantiene con patronal y sindicatos. Belén Fernández, por su parte, se ocupará del capítulo de las infraestructuras y la ordenación del territorio.

Con Guillermo Martínez, valor en alza del PSOE tras su breve paso por la Alcaldía de Siero, descabalgado por una moción de censura, como mano derecha al frente de Presidencia, Fernández ha optado por perfiles diferentes para las tres áreas que gestionan la mayor parte del presupuesto regional. Para la sanidad ha optado por un viejo conocido, Faustino Blanco, ex director del Sespa. Para la política educativa, por Ana González, concejala en Gijón, ex directora de gabinete del Ministerio de Igualdad y con una amplia trayectoria docente. Y para las políticas sociales se trae de Langreo a una de las caras más visibles de la cantera local del PSOE, la alcaldesa, Esther Díaz.

La relación con IU

Con la expresidenta de la Junta María Jesús Álvarez en Agroganadería, Fernández cierra un equipo que necesita asegurar estabilidad parlamentaria para sacar adelante sus proyectos. Ayer abrió la puerta a «cualquier vía» que permita lograr ese objetivo con IU, bien mediante acuerdos puntuales, la primera fórmula que se aplicará dada la excepcionalidad de la situación, bien mediante un pacto de legislatura si se ve espacio para ello. El futuro presidente mostró su «respeto» por la «decisión democrática» de las bases de la coalición.

A la par que los consejeros toman posesión el lunes, Fernández abordará su primera tarea: ponerse en contacto con Cristóbal Montoro para pedir más tiempo para planificar al ajuste. «Aunque algún mensaje le he enviado ya, seguro que le ha llegado», dijo aludiendo al discurso que en ese sentido lanzó el pasado miércoles en la Junta.

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