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LAURA FONSECA
Viernes, 18 de mayo 2012, 10:11
En tiempos de escáneres, resonancias magnéticas, tomografías computerizadas y aceleradores lineales de última generación hay quien aboga por la antigua placa radiográfica. Y no lo hace por cuestiones de romanticismo ni por miedo al progreso, sino porque está convencido de que «una buena placa puede evitar pruebas más complejas y, también, más caras». Pareciera que Carlos Ruiz Blanco, presidente de la Asociación Española de Técnicos en Radiología (AETR), estuviera arrojando piedras sobre su propio tejado, «pero no es así. Cada prueba radiológica tiene su recomendación y su justificación, el problema es cuando hacemos un mal uso de ellas», aseguró ayer este especialista durante la inauguración del X Congreso Nacional de la AETR que se celebra estos días en Gijón.
«Todos debemos tomar conciencia del valor, del coste y de los efectos, nocivos en ocasiones, que conllevan estas técnicas». Cuando Ruiz Blanco se refiere a que todos deben ser conscientes habla de «técnicos y médicos, pero también de usuarios». Porque someterse a una resonancia magnética no es 'pecata minuta'. «Si es necesario, y la indicción clínica está justificada, por supuesto que se debe hacer, pero no siempre es así», recuerda. Y apunta para las generaciones a las que las radiaciones ionizantes le suenan a efectos de dibujos manga, que mientras una radiografía «equivale a ponerse un día al sol, una TAC puede suponer años de exposición solar». Además, «la placa de toda la vida es una prueba de alta eficacia y bajo coste», algo muy codiciado en tiempos de recortes y ajustes presupuestarios como los actuales.
De estos y otros muchos asuntos debaten estos días en Gijón los 250 profesionales congregados en torno al congreso de la Asociación Española de Técnicos en Radiología, que estos días celebra su 40 aniversario. Pero de la misma manera que Carlos Ruiz Blanco abogó por concienciar a propios y extraños sobre la eficiencia y el uso de las técnicas de diagnóstico por imagen también criticó la a su entender «política desmedida de recortes», donde la incorporación de nueva tecnología lleva casi siempre las de perder. «Recortar en tecnología es renunciar a la salud», indicó sin cortapisas.
La asociación AERT cuenta en Asturias con cerca de 300 socios, aunque el volumen de técnicos de radiología existentes en el Principado supera la cifra de 600, indicó su representante en la región, José Luis Torrijo. Este técnico, que trabaja en el servicio de radiodiagnóstico del HUCA, considera que Asturias «tiene un nivel muy algo de tecnologización sanitaria, pero podría ser mucho más elevada y de mayor calidad si estuviera funcionando ya el nuevo Hospital Universitario Central de Asturias».
En la primera sesión de ayer, los profesionales de radiología homenajearon al que fue uno de los primeros directores de escuelas de técnicos radiológicos, Justo Marcos, y al especialista en radiología de mama del Hospital Doce de Octubre, Marcelino Iribar de Marcos. Hoy se hablará sobre los nuevos tratamientos en radioterapia oncológica, también en medicina nuclear y de braquiterapia prostática.
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