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PACHÉ MERAYO
Viernes, 11 de mayo 2012, 02:05
25 obras, casi todas de gran formato, algunas firmadas por nombres ya reconocidos del nuevo panorama regional, como Elena Rato, Sebastián Prendes, Pedro Fano o Job Sánchez, ocupan desde ayer las paredes de la sala mayor del Centro de Cultura Antiguo Instituto. Son la selección de todas las que contestaron al I Concurso de Pintura Joven del Ayuntamiento de Gijón, que destacó como ganadora la obra de Bernardino Sánchez Bayo y puso acento especial en la de Ismael Lagares Díaz, exhibida ayer casi como saludo al espectador con la suerte de la mención de honor puesta sobre su título: 'Exit II'. Al fondo de la sala, la pintura que se colocó en el podio. Sin título, pero también coronada en llamativas letras con la cúspide del palmarés, por la que recibió ayer un cheque de 6.000 euros. Entre ambas, todo un universo plural, «como el jurado», en palabras de su presidente, el máximo responsable de la Asociación de Críticos de España, Tomás Paredes. Un universo que describe lo que pintan las nuevas generaciones y engloba lenguajes abstractos, figurativos, como la pieza ganadora, geometrías y «hasta algún toque gótico», en reflexión de Paredes, para quien la exposición es «un espejo de la vida, un reflejo de lo que están haciendo actualmente los jóvenes creadores».
En palabras del crítico, este concurso, convocado en plena recesión, cuando todos son recortes, es además de una buena manera de ver por dónde caminan los nuevos talentos que se van incorporando al mundo del arte, «una manera muy loable de lograr que se muevan los cimientos de la cultura y los de las artes plásticas en particular».
Hablaba así el presidente del jurado, que contó también con Dolores Aramburu, Rubén Suárez, Juan Carlos Gea, Benjamin Weil y el crítico de arte de EL COMERCIO, Ángel Antonio Rodríguez, poco antes de inaugurar la muestra, gestada como el premio de una iniciativa del PP, puesta en marcha tras las negociaciones presupuestarias entre el Gobierno de Foro y los populares. Y hablaba así Paredes, convencido de que el arte es un bien minoritario, que, pese a los esfuerzos de muchos, no encaja con la realidad de la ciudadanía en general. Dicho lo cual lanzó un mea culpa: «La mirada del crítico está divorciada de la sociedad». Como presidente de la Asociación de Críticos de España ha tratado de que esa verdad deje de serlo, pero «es muy complejo; hay críticos de todo tipo y condición». Críticos que no estarían todos de acuerdo con otra sentencia: «El arte no nos hace mejores, pero debería, como la poesía».
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