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M. F. ANTUÑA
Miércoles, 9 de mayo 2012, 02:27
Treinta y dos años dan para mucha música en directo, en vinilo y en CD y con guitarras a tutiplén para hilar un rock atemporal y sin fronteras. Los Suaves, desde Orense y con amor, llegan el viernes a la sala Quattro de Avilés (20 euros anticipada, 25 taquilla, con Leather Boys a las 22 horas, Döria a las 23 y su actuación a medianoche) para despedir las celebraciones del 30 aniversario del programa de radio 'Derrame Rock'. Charly Domínguez, su bajista, anuncia un concierto de dos horas en el que estrenarán repertorio y no faltarán sus clásicos: «Si no la gente se enfada».
-No, porque estás haciendo algo que te encanta. Y a pesar de que la gente a las guitarras les tienen miedo, vamos sobreviviendo. Empezamos haciendo versiones para reinvidicar la historia de la guitarra rítmica que se estaba perdiendo, porque siempre pensamos que Chuck Berry era el padre del rock and roll y no Elvis, y aquí seguimos 32 años después.
-¿Qué es eso de que la gente le tiene miedo a las guitarras?
-Uff, esto es muy largo... En los EE UU tienen en su vida intrínsecamente la música, aquí es diferente, aquí resulta que los adolescentes de mi época se han convertido en todo lo que renegaban. No entiendo que alguien a los 40 años rechace lo que le apasionó cuando era más joven, por eso digo que las guitarras van desapareciendo y por eso envidio esa sociedad americana en la que la música está incluida en su vida social... Igual que ocurre en Inglaterra o Alemania. Aquí, sin embargo, nos vamos escapando. Yo voy a escuchar música y no encuentro a gente de mi generación; están con la bachata. La música no tiene edad, amí me gusta Beethoven y no tengo 200 años.
-Ustedes no se cansan, pero ¿cuál es la receta para no cansar al público?
-Los Suaves tienen canciones. No es un grupo de una generación. No somos para una boda ni para un 'Bulería, bulería'. Los Suaves dan letras fantásticas, la gente las hace suyas y utilizamos las guitarras de verdad. Es algo intergeneracional. A nuestros conciertos va gente con sesenta años y la pasión de los veinte y también otros que empiezan a entrar en el mundo de los Suaves con 17, 18 o 19. Es una historia que continuará, porque la música que llega al alma es atemporal.
-¿Cómo viven los viejos rockeros en el planeta Lady Gaga?
-Son nubes de verano. Ya nadie se acuerda de Mónica Naranjo y era una diosa. Y a nivel mundial había grupos de chicos guapos que arrasaban, ¿dónde está Tokio Hotel? Nosotros sobrevivimos gracias a nuestra gente porque nos vienen a ver, porque nos siguen durante años, porque cantan las canciones y no solo los estribillos. Gracias a ellos estamos donde estamos.
-Su primer disco se titulaba 'Esta vida me va a matar'. No acertaron. Hasta les han dado la medalla de oro de Orense.
- Sí, y nos han puesto una plaza. No pensábamos que íbamos a llegar hasta aquí. Nos gustaba tocar temas de Sex Pistols en lugar de ir a jugar al baloncesto y entonces surgió lo de ser teloneros de los Ramones...
-¿Y les cambió la vida?
-Fue algo vital.
-Y luego los Stones. ¿Qué me dice?
-Estuvo muy bien, fue en 1999, pero ellos ya se mueven en alto standing, es gente que le da mano a los políticos y al Papa. Algo falla en el rock and roll. No es que uno tenga que ser una anarquista y romper televisores en los hoteles, pero van vendiendo una cosa en la que no creen.
-¿Qué han ganado y qué han perdido en estos años?
-Ganado bastante: la gente que hemos conocido, los amigos que hemos hecho, las personas en las que nos hemos convertido. Hasta las perrerías que nos han hecho han sido positivas. Y no hemos perdido nada. Yo he escogido, formé Los Suaves y tuve que ir dejando cosas y tomando decisiones, pero no me arrepiento en absoluto.
-El último disco en 2010. ¿Ya toca otro?'
-Sí, pero hoy en día hay que andar girando. Hoy la música está muerta en el aspecto discográfico, tienes que tocar. El tiempo que nos quede tendremos que hacer algo más.
-¿El tiempo que nos quede?
-Tenemos que hacer algún disco más, una última gira de despedida para que los que nos han querido mucho vayan de lágrima en lágrima en los conciertos. Será a medio o corto plazo.
-O sea, que el adiós está próximo.
-Son treinta y pico años, nuestra idea es que gente se sienta orgullosa, cerrar muy bien todo el ciclo.
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