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Miércoles, 28 de marzo 2012, 12:44
Viven todavía en Miranda de Ebro de las rentas de su paso por la competición de Copa del Rey. Para recibir al Athletic de Bilbao en semifinales mandaron construir una grada nueva con capacidad para 1.700 espectadores. Vendieron las entradas a 90 euros, lo mismo que cobra el Real Madrid en el Bernabeu un domingo cualquiera y el doble de lo que cuesta ver al Manchester United. Se vendieron a 90 euros, pero podían haberlas puesto a lo que quisieran porque no hay norma alguna que fije los precios. Ni para los fichajes -el traspaso de Cristiano Ronaldo costó 94 millones de euros, el más caro de la historia- ni para la taquilla.
El suelo de los precios en el fútbol español está en los 20 euros. De ahí para arriba, lo que quieran. Hasta los 250 euros de las mejores localidades para la final de la Copa del Rey; y los 315 y 265 euros, respectivamente, que cobran por el clásico en el Bernabeu y en el Nou Camp a los no abonados. Pero hay ofertas, claro, la primera este mismo sábado en El Molinón. El club ha puesto a la venta entradas desde 10 euros para animar al Sporting frente al Zaragoza. Están agotadas, pero aún quedan a 25 euros en la Tribunona, cuando lo normal es que los precios oscilen entre los 30 y los 50 para quienes no tienen su recibo.
Con todo, en España tenemos el dudoso mérito de tener el fútbol más caro de Europa. No hay más que echar un vistazo a las tarifas de las próximas citas europeas y comparar. Los aficionados del Athletic de Bilbao que vayan a ver el choque de Europa League al campo del Schalke 04 pagarán entre 25 y 45 euros, pero los teutones desembolsarán el doble, 90 euros, por entrar a San Mamés. Y en el encuentro de Champions entre el F.C. Barcelona y el Milan la diferencia es mayor todavía: 33 euros pagarán los culés que vayan a Milán y 87 los seguidores italianos que vengan al Nou Camp. En el Valencia-Az Alkmaar los precios están más parejos: 31 y 30 euros, respectivamente.
Vale que tenemos la Liga de las estrellas... Pero es que se ha puesto por las nubes. Concretar una cifra media es casi imposible porque cada encuentro tiene una tarifa distinta. El F.C. Barcelona, por ejemplo, tiene hasta siete categorías distintas: las entradas más baratas, con el Rayo Vallecano y el Levante, cuestan 19 euros. Es la excepción, porque en cuanto subé el 'caché' del contrario, sube también el precio: desde 34 euros por ver al Betis y a la Real Sociedad, desde 44 Sevilla y Osasuna, desde 55 el Villareal, desde 62 si es el Espanyol o el Atlético de Madrid, por encima de los 100 en Champions y hasta 265 contra el Real Madrid. Teniendo en cuenta todo esto y los días del club... sale una media aproximada de 55 euros por entrada para los no abonados. Casi el doble de lo que se cobra en algunos países vecinos.
Un estudio elaborado por el diario Marca cifra en 48 euros el precio de las entradas de la liga italiana, en 44 los de la Premier inglesa y en 30 los de la alemana. Fútbol de primera a precios de segunda.
Equipos como la Fiorentina, el Bayern 04 Leverkusen o la Lazio venden entradas desde 15 euros. En España el colista, el Zaragoza, saca las más baratas a 30 euros.
Y ocurre así por tres razones principalmente: porque a pesar del ardor futbolero los estadios españoles no se llenan, porque los clubes pequeños no tienen dinero y porque grandes y modestos pagan fichas insostenibles: «La estrella de la Bundesliga es Franck Ribéry y cobra cinco o seis millones de euros. Pero Cristiano Ronaldo cobra trece o catorce y Messi andará por los diez. Cualquier club aunque sea pequeño tiene jugadores de un millón de euros y eso es insoportable», advierte José María Gay de Liébana, profesor de Economía Financiera de la Universidad de Barcelona.
Vayamos ahora al campo. En los estadios alemanes no se ve ni una calva. Están a la cabeza de Europa en asistencia al fútbol, con una media del 92,8%. Los ingleses llenan en un 90% los estadios y los españoles no llegamos al 75%, según un informe de Prime Time Sport. «En Alemania o Inglaterra hay más tradición. Allí podríamos decir que la afición es más auténtica», señala Esteve Calzada, consejero delegado de Prime Time Sport y autor del libro de marketing deportivo 'Show me the money'. En otras palabras, son más regulares, aunque nos escueza.
«Aquí, si el partido es atractivo no nos importa pagar lo que sea. Para el encuentro de Champions entre el Barcelona y el Manchester vendieron las entradas a 300 euros y aún así llenaron. Y si las llegan a poner a 500 euros también las habrían vendido. Pero en un choque de Copa en el que el Barça había sentenciado en la ida con un equipo pequeño se podía entrar en el campo por 5 euros y hubo muchos huecos en el Nou Camp», recuerda Calzada. Eso no le pasa al Borussia Dortmund, el líder de la Bundesliga. «Sin tener el tirón del Barça tiene 80.000 espectadores garantizados en el campo cada fin de semana», advierte Gay de Liébana. Su porcentaje de asistencia es del 95,6%, uno de los más altos de Europa -el Barça está en un 80,7%-.
No estaría mal que nos miráramos en el espejo alemán. Ellos aprovecharon el Mundial de 2006 para remodelar los estadios y hacerlos más confortables -algunos incluyen el transporte público en el precio de la entrada-. Aquí basta un detalle: solo hay calefacción en el Bernabeu. «El estadio del Allianz Arena, por ejemplo, tiene 60.000 localidades y 9.500 plazas de aparcamiento, pero el campo del Espanyol tiene capacidad para 40.000 y solo 293 huecos para aparcar. A la gente hay que darle comodidades para ir al fútbol y también ponerle los partidos a una hora normal. Me alarmó ver huecos en la grada de San Mamés en el Athletic-Betis, porque la afición de Bilbao va siempre. Pero es que les habían puesto un domingo a las diez de la noche», justifica Gay de Liébana.
Y si uno es socio... todavía, pero si encima de trasnochar hay que soltar 50 euros... Esteve Calzada tiene carné del F.C. Barcelona, una localidad muy buena por la que paga 1.150 euros al año, a razón de 33 euros por partido. Dice que los abonos «no han disminuido con la crisis» y que el club tiene una larga lista de espera. Plácido Rodríguez, ex presidente del Sporting y director del Observatorio Económico del Deporte, también es futbolero empedernido. Paga 550 euros al año (25 por partido en El Molinón), mientras que el que no es socio tiene que desembolsar entre 30 y 50 euros por ver a los rojiblancos (si fuese a todos los partidos la temporada le saldría por 1.000 euros), descuentos como los de este sábado al margen.
«El fútbol español cuida al abonado. Tres de cada cuatro espectadores que van al campo son socios y como hay pocas entradas para el público y hay demanda las pueden poner más caras. En Inglaterra o Alemania la cantidad de seguidores que van al campo contrario es mucho mayor que aquí y les reservan una grada». Y a precios razonables, que aquí a veces se han perpetrado verdaderos atracos: «Hace dos años el Valladolid sacó a 120 euros las entradas más baratas contra el Sporting y la afición le hizo boicot y no fue», cuenta Domínguez. Y en Almería quisieron rentabilizar la visita del Real Madrid con entradas a 200 euros, más caras que las del Inter de Milan contra los mejores de la Liga italiana.
El fútbol español es el más caro, y ostenta también el vergonzante récord de deuda: 752 millones de euros. «Hacienda da facilidades a la gente y a las empresas, pero al fútbol especialmente. Los clubes se endeudan porque creen que no va a pasar nada. Hay una sensación de que son unos manirrotos y unos caraduras pero el sistema lo favorece. Si necesitan aplazar una deuda, en nueve de cada diez casos Hacienda les va a permitir hacerlo», dice Domínguez.
- Y la Administración...
- Digamos que es más permisiva.
Pero a pesar del agujero, Real Madrid y F.C. Barcelona están a la cabeza de clubs europeos con mayores ingresos, más de 400 millones de euros. «Son más grandes que ninguno, pero nuestros equipos pequeños también son más modestos que los ingleses o los alemanes. En Inglaterra el Manchester cobra cuatro veces más por derechos deportivos que el Wigan, que se está jugando la permanencia pero saca 30 millones de la tele. El Madrid ingresa diez veces más que el Levante, por ejemplo. Los ingleses negocian colectivamente, nosotros vamos por libre». Y no busquen más explicaciones, que el fútbol es así.
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