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JOSÉ L. GONZÁLEZ
Domingo, 11 de marzo 2012, 11:52
Oculto entre la vegetación, a la sombra de un viaducto y solapado por las construcciones o las carreteras discurre el río Magdalena, un curso fluvial del que sólo pueden disfrutar unos pocos. Ahora, la Confederación Hidrográfica del Cantábrico y el Ayuntamiento de Avilés pretenden devolverlo a la ciudadanía con la construcción de una senda peatonal de dos kilómetros que incluirá tres zonas de descanso, la rehabilitación de un antiguo molino asturiano y la plantación de hasta 300 árboles autóctonos y propios de los ecosistemas de ribera.
El proyecto, ya redactado, contempla una inversión de 992.524 euros de los que el Ayuntamiento de Avilés aporta 300.000. Los cambios en la cúpula de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico han dejado sin fecha concreta el inicio de una actuación que ya ha cumplido parte de su recorrido administrativo y que comunicará el espacio próximo al Pabellón de Exposiciones de La Magdalena con el concejo de Corvera.
El entorno del remozado pabellón será una de las puertas de entrada a este paseo. La senda en este primer tramo recorrerá ambas márgenes del río y estará comunicada por una pasarela. En su margen izquierda se construirá uno de los elementos que se suponen más atractivo del conjunto: el nuevo parque de La Muela.
En una lengua de terreno a la ribera del Magdalena y flanqueado en su parte posterior por el viaducto que atraviesa la zona, el proyecto contempla la creación de un espacio de ocio que contará con un elemento distintivo, dos charcas unidas por un canal que desaguarán al propio río.
Las dos masas de agua tendrán diferentes diámetros. La más grade será de 24 metros, mientras que la segunda tendrá una dimensión de 18 metros. Para tratar de «ocultar» la presencia del viaducto, el proyecto contempla la plantación de más de 280 árboles de ribera, con especies como laureles, madroños, arces u olmos. Además, se habilitará una zona que facilitará el acceso a la calle El Bosque, donde existe una fuente y un lavadero rehabilitados. El conjunto se completa con el ajardinamiento de toda esta parcela, que tendrá una extensión de unos 1.450 metros cuadrados.
Superada esta zona inicial, el visitante podrá recorrer un paseo que le llevará a atravesar zonas boscosas y praderías y que en varios de sus tramos pasa justo a la vera del río. Un kilómetro aguas arriba se ubicará la segunda parada obligatoria del recorrido, en la zona denominada área fluvial de La Tabla. Cruzando una pasarela, la senda conducirá a un espacio que en la actualidad se encuentra muy degradado y que esconde entre matorrales lo que antaño fue un molino asturiano.
Etnografía
Apenas un maltrecho canal, unos muros semiderruidos y los restos de una sala de carga es lo que queda de una instalación que antaño daba servicio a la zona. La intención de los responsables del proyecto es reconstruir esta vieja herramienta recuperando el único elemento etnográfico de interés que los técnicos han encontrado en todo el recorrido.
Los trabajos se iniciarán con la demolición de una estructura aneja al conjunto que permitirá aislar la estructura del molino. Valiéndose de piezas propias de los molinos asturianos, los responsables del proyecto reconstruirán esta herramienta, que tendría así la posibilidad de ofrecer al visitante la oportunidad de conocer el funcionamiento de este tipo de elementos. Para realzar el conjunto, el proyecto contempla la mejora de los alrededores con la plantación de árboles, de forma que constituya un área que dé descanso a los usuarios de esta nueva vía.
La senda continúa aguas arriba, aunque en este caso por la izquierda del río. El trayecto permitirá acercarse al mismo curso del cauce en muchos puntos, atravesando praderías y bosques que conducen a Ceruyeda, una localidad muy próxima al final de la travesía.
El camino atraviesa en esta zona no sólo zonas naturales, sino también las edificaciones, colocando al visitante entre las casas y el curso del Magdalena. Los últimos 300 metros de la senda conducen a su otra entrada, ubicada ya en el concejo de Corvera, en una zona próxima a la carretera donde se prevé la construcción de una tercera área de descanso.
En este caso, los responsables del proyecto han optado por la construcción de un gran banco de piedra con forma de herradura abierta que se completará con la plantación de varios árboles y una zona de asientos de menor dimensión, ubicados a la sombra de eucaliptos que existen en este espacio.
Carbayedas y gavilanes
La construcción de la senda del río Magdalena llevará aparejada la recuperación de su cauce, con la eliminación de especies invasoras y su sustitución por otras propias de los bosques de ribera asturianos. La mejora del cauce permitirá además que la flora y la fauna propias de este ecosistema y que sobreviven ahora en malas condiciones pueda regenerarse, dando lugar a un paisaje más natural. Así, el visitante podrá descubrir en poco tiempo una flora y fauna propias de Asturias a apenas unos kilómetros del centro de la ciudad.
Porque, a pesar de las malas condiciones que presenta ahora el cauce del río Magdalena, en su entorno se pueden localizar abundantes especies naturales que pocos pensarían que pudieran vivir en estas condiciones.
Así, durante el estudio de la zona, los responsables del proyecto describen la existencia de carbayedas en el entorno del Magdalena que tienen en su interior una gran cantidad de castaños. Más cerca del cauce, se pueden encontrar alisedas ribereñas que viven permanentemente encharcadas o «magníficas representaciones» de alisedas pantanosas. Además, el recorrido ofrece la posibilidad de contemplar pequeñas plantaciones de manzanos de uso particular.
En lo que respecta a la fauna, el cauce del río Magdalena presenta una importante deficiencia: los técnicos no localizaron durante sus inspecciones ninguna especie piscícola. Sí pudieron ver en cambio varios tipos de anfibios como sapos de diferentes especies, salamandras o culebras de collar.
Las aves presentes en este ecosistema suponen una «representación» fidedigna de lo que se puede encontrar en la campiña asturiana, con presencia abundante de gavilanes, jilgueros, golondrinas, petirrojos, mirlos o lechuzas. El entorno de este río es también rico en mamíferos, con especies como la jineta, la ardilla roja, el zorro o el jabalí.
La recuperación de este tramo del río Magdalena es una actuación similar a la que se ha desarrollado en otros puntos de la comarca. Así, la colaboración entre la Confederación Hidrográfica del Cantábrico y del Ayuntamiento de Castrillón dio su fruto con la construcción de una senda que ha permitido recuperar para el ocio un río altamente contaminado que, a pesar de haber mejorado, sigue recibiendo vertidos.
Los responsables del proyecto de Avilés esperan que con esta actuación se redescubra un espacio natural que ha permanecido escondido durante años y que ahora pretenden devolver a los ciudadanos para su disfrute.
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