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EVA MONTES
Jueves, 8 de marzo 2012, 01:46
Lo primero que hizo la moderadora, Paz de Andrés, candidata al Rectorado, fue aclarar que la reunión de lujo que había concitado en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo no era un acto electoral. Pero concentrar en pleno periodo de campaña a tres exrectores y dos catedráticos para hablar de dónde está la Universidad española y hacia dónde camina, hizo que José Barluenga, prestigioso catedrático de Química Orgánica, confesase que «hubiera preferido otra fecha» y el exrector Juan López Arranz asegurara, con mirada incluida, que «yo, seguro que no voy a hacer campaña».
El resto de los participantes, excepto el exrector Juan Vázquez, que hizo una encendida crítica incluso al lema de campaña de Vicente Gotor, no tocaron el tema, pero sí fueron críticos con la situación presente de la Universidad y un tanto escépticos sobre su futuro. Guillermo Ojea, catedrático de Ingeniería de Sistemas y Automática, señaló que «a la Universidad se le piden demasiadas cosas y debe priorizar sobre a lo qué está en condiciones de responder», y el exrector Alberto Marcos Vallaure concluyó: «Difícil aventura decir hacia dónde vamos. La verdad que es que la Universidad no marcha muy bien».
De personalidades marcadamente diferentes, cada uno de los participantes en la mesa redonda realizó una visión propia de su universidad, pero si algo quedó patente es que la aplicación de Bolonia ha dejado desencantados a todos. Juan Vázquez confesó que «hay que repensar Bolonia», recordó que «el número de alumnos era por profesor, no por grupo», y criticó una «metodología de Primaria», una ausencia de «estrategia académica», un sistema que «sepulta a los profesores en una maraña burocrática» y una urgente necesidad de «establecer la estrategia de investigación que nos van a exigir para acreditar los doctorados».
López Arranz admitió que «yo no he sufrido Bolonia, pero su filosofía me gusta bastante más que lo que hice yo», para, a continuación, hacer uso de su humor ácido y señalar que «los mercados demandan titulados generalistas 'démelos precocinados, que ya los cocinaré yo', pero si los quieren cocinados, nosotros no podemos especializarlos en todo». Y el exrector, médico y docente, no dudó en distanciarse de José Barluenga, de fuerte perfil investigador, quien cuestionó el actual término de Campus de Excelencia Internacional y rompió una larga lanza por la excelencia en su más alto nivel, con estudiantes excelentes, postdoctores excelentes y centros excelentes, poco antes de que Vázquez alertara de que «el CEI se está diluyendo». «Eso se llama elitismo», afirmó, y a veces, por la necesidad de producir, nos olvidamos de que los auténticos artífices de que estemos aquí son los alumnos».
Marcos Vallaure, el primer rector de la democracia, se quedó en el análisis de los años 80, «cuando se dió el impulso más decidido a la Universidad», y aseguró que «el efecto Bolonia está siendo muy negativo porque los recursos han sido nulos, a pesar de la escasa preparación de Secundaria han reducido los años de carrera y crea una burocracia agobiante». Llamó a la Agencia Nacional de Evaluación «órgano opaco» y concluyó que «la Universidad necesita un nuevo impulso como el de los 80, que rompa la inercia actual y la movilice».
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