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JOSÉ MARÍA URBANO , AVILÉS
Domingo, 4 de marzo 2012, 21:35
Avilés seguirá recibiendo los residuos de Asturiana de Zinc entre tres y cinco años más, al haber llegado un acuerdo la compañía que dirige Santiago Zaldumbide con la empresa propietaria de la cantera de El Estrellín, en la actualidad Acciona. Una vez ocupada la superficie de la parcela en donde se almacena el jarofix -la fórmula que acabó en su día con el problema de la jarosita depositada en balsas al aire libre-, Asturiana podrá seguir utilizando la misma parcela, sin que se modifique la superficie pactada, pero sí ampliando el volumen de almacenamiento.
Asturiana de Zinc gana tiempo, con un nuevo plazo de respiro para seguir solventando su problema más importante: el de gestionar su extraordinario volumen de residuos durante varios años más de los previstos y en un radio de acción muy próximo al de su planta de San Juan de Nieva, en el concejo de Castrillón.
Mientras tanto, Avilés se ve obligada a soportar, a cambio de nada y en base al interés general, un almacén de residuos que, de momento, ya ha afectado también al desarrollo logístico del puerto. Por eso no deja de sorprender que la comarca, el Principado y el puerto no hablen nunca de esta circunstancia cuando se plantean infraestructuras como la Ronda Norte. Una tonelada de zinc equivale a una tonelada de residuos. Asturiana de Zinc produce 510.000 toneladas al año en su planta de San Juan de Nieva, la de mayor capacidad del mundo. Luego, genera 510.000 toneladas de jarosita, un residuo líquido altamente contaminante, que hasta el año 2000 se almacenaba en unas balsas selladas al lado de la factoría. Fue ese año cuando se puso en marcha la nueva fórmula para convertir la jarosita en jarofix: mezcla de la jarosita con cal, a la que luego se añade cemento para que fragüe y se compacte.
La empresa se encontró entonces con que un proceso de almacenamiento que hasta entonces tenía coste cero -se producía zinc por una línea y por otra se enviaba la jarosita a la balsa directamente-, necesitaba un proceso, un almacenamiento y un traslado que sólo en aquel primero año de 2001 ya elevó la factura a más de tres millones y medio de euros. El problema de buscar un almacén cercano y amplio se resolvió gracias a la decisión del Ayuntamiento de Avilés de ceder la conocida como cantera de El Estrellín para ese cometido. Fue una operación redonda para la empresa, ya que de un día para otro se encontraba con una parcela amplia, libre y con una superficie horadada tras haber cesado la labor extractiva.
Asturiana pidió una primera licencia en 1999 para depositar 850.000 metros cúbicos de jarofix en El Estrellín, a la que siguió una segunda en mayo de 2005 para ampliar ese depósito de residuos a 4.488.520 metros cúbicos, y finalmente en abril del pasado año se solicitó una tercera licencia para poder depositar 350.000 metros cúbicos más.
Desde el inicio del proceso, ese depósito de jarofix provocó el trasiego diario de un centenar de camiones repitiendo el mismo recorrido desde la planta de San Juan de Nieva a la Avenida Conde de Guadalhorce, Arteria del Puerto, accesos al PEPA, rotonda de La Palmera y carretera del Faro hasta El Estrellín. Tanto a la ida como a la vuelta a la fábrica, los camiones deben ser sometidos al paso por tres balsas 'salvaruedas' para su descontaminación.
El jarofix se deposita sobre un fondo cubierto por una capa de material aislante y tras alcanzar un determinado volumen es tapado con una nueva capa de ese mismo material, sobre el que más tarde irá tierra vegetal y sometido a un posterior sembrado. Existe también un depósito de lixiviación al que va a parar el agua de la lluvia para su decantación antes de que vierta directamente al colector general de la margen derecha de la ría.
Interés general
El Ayuntamiento de Avilés aceptó en aquel momento reconvertir el terreno de una cantera ya explotada en un almacén de residuos en base al interés general. Se trataba de dar salida a un problema en el que Asturiana de Zinc, una de las compañías más importantes de Asturias, veía comprometido su futuro. La Corporación avilesina aceptó el doble sacrificio, pese a que la empresa está ubicada en Castrillón.
El doble sacrificio consiste en renunciar de forma definitiva a un terreno situado a la misma cota de la carretera, que debería formar parte del área de servicio del Puerto de Avilés. Y por otro lado, aceptó el que un centenar de camiones atraviesen la ciudad a diario desde San Juan de Nieva a El Estrellín.
Ese «sacrificio» de la ciudad es el que se exhibe ahora desde instancias municipales, incluso ciudadanas, para denunciar el silencio de administraciones como el Principado, el puerto o el mismo Ayuntamiento de Castrillón cuando sale a colación la necesidad de dotar a Avilés de una solución que evite el paso del transporte pesado hacia o desde el puerto por el centro de la población.
En la polémica generada durante años por la Ronda Norte se ha obviado sistemáticamente este problema, que contenta a casi todos y perjudica a Avilés de forma notoria. Cien camiones menos pasando por la carretera de la ría a diario, ida y vuelta, reducirían notablemente un problema al que la ciudad se enfrente en solitario.
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