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Estado de semiruina que ayer presentaba el exterior del teatro-cine Maxi, ubicado en la localidad de Pola de Laviana. :: J. C. ROMÁN
La lenta agonía del Maxi
Cuencas

La lenta agonía del Maxi

El deterioro del antiguo teatro preocupa a los vecinos de Pola de Laviana, que ya han visto caer los primeros cascotes

MARTA VARELA

Sábado, 3 de marzo 2012, 11:49

El teatro Maxi vivió su última tarde de cine en mayo de 1998, cuando se proyectó la película 'Titanic', toda una premonición. La baja afluencia de espectadores precipitó su cierre. Hoy los vecinos de Pola de Laviana tienen miedo a que esta edificación tan emblemática pueda venirse abajo. Y es que en los últimos años su deterioro ha ido en aumento y, a día de hoy, ofrece una imagen de semirruina en pleno centro de la capital del concejo. Ya en 2005, el Ayuntamiento se vio obligado a tapiar su entrada principal porque se había convertido en una «fuente de insalubridad». En las últimas semanas se ha procedido a rellenar por completo todas sus oquedades y no se descarta cerrar la acera ya que existe la posibilidad de que comiencen a caer cascotes de su fachada con el consiguiente peligro para los peatones.

Algunos vecinos de la zona aseguran que ya se han producido desprendimientos en la vía pública y advierten que de no acometerse, en breve, alguna intervención en el inmueble podría iniciarse un lento y progresivo derrumbamiento. Por ello, reclaman al equipo de gobierno que adopte medidas encaminadas a obligar a sus propietarios a mantener la edificación en un buen estado de conservación.

Desde el Consistorio lavianés se intentó durante años sin éxito comprar el inmueble a sus dueños, la familia Pesquera, pero el alto precio que siempre han exigido -en torno a 700.000 euros- echó por tierra los planes municipales de convertirlo en un espacio cultural. Fue en 2011 cuando el Ayuntamiento renunció a continuar negociando.

En el año 2002 llegó a haber un preacuerdo para la adquisición del teatro cifrado entonces en unos cuarenta millones de pesetas (240.400 euros), pero esta operación se truncó porque uno de los propietarios no consideró ventajosas las condiciones de la compra. Y el precio aumentó hasta casi triplicar la cuantía de dicho preacuerdo. El inmueble se encuentra protegido tanto por el actual PGOU (que entró en vigor este mismo año) como por el anterior, por lo que es muy difícil que pueda ser vendido. El nuevo plan destaca, sobre todo, su fachada con elementos ornamentales art-decó.

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