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CHELO TUYA
Lunes, 20 de febrero 2012, 03:38
«Vamos de susto en susto, pero el de la semana pasada fue la gota que colmó el vaso». Arturo Pazos, médico del Centro Materno Infantil de Asturias, en Oviedo, la institución en la que residen los bebés menores de tres años cuya tutela asume el Principado ha presentado oficialmente ante la Consejería de Bienestar Social e Igualdad una alegación para la puesta en marcha de un «protocolo de actuación ante situaciones de urgencia o emergencia, en el que se defina la naturaleza de actuación y el personal que puede intervenir en el mismo».
Y lo hace porque todavía está angustiado ante el incidente con uno de los bebés ingresados que pudo haber terminado en una tragedia, «ya que el pequeño llegó en parada cardiorespiratoria al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Allí lo salvaron in extremis». Ocurrió el pasado jueves en el Materno Infantil. El agravamiento de salud de un bebé, «prematuro, con otras patologías añadidas, que estaba convaleciente de un catarro», estuvo a punto de terminar con la vida del crío «de no ser por la rapidez de una educadora, veterana ya, que estaba trabajando ese día».
La educadora llegó con el bebé en un taxi al HUCA «donde consiguieron reanimar al bebé y, hoy, ya se puede decir que está fuera de peligro, pero no que no vaya a ocurrir más». En el Materno no hay «un protocolo de urgencias. Llegué hace tres años y ya pedí que el personal recibiera cursos de formación en soporte vital básico y primeros auxilios. Lla petición no fue atendida. Algunos trabajadores sí hacen esos cursos, pero de forma voluntaria».
En la actualidad, hay cuarenta niños y niñas ingresados, aunque el edificio está dotado con cinco módulos, con capacidad para cinco bebés cada uno, y con cuatro apartamentos, de cinco plazas, destinados a los pequeños que ya han cumplido los quince meses.
Además de esa voluntariedad, Pazos entiende que poco pueden hacer algunos trabajadores «dado que están maniatados por el convenio». Es el caso del personal con la categoría de «auxiliar educador. Según su convenio, tienen prohibidas funciones sanitarias, a pesar de que, por las noches, sólo son ellas las que están con los bebés».
Es decir, si uno de los bebés residentes en el Materno tiene pautada una medicación «la auxiliar educadora se la puede suministrar por la noche», pero si el pequeño «enferma, la auxiliar no puede suministrarle ninguna medicación. Debe llamar al 112 y esperar a que acudan los servicios de urgencias».
Aunque la coordinación entre el Materno y el centro de emergencias del Principado es «excelente», asegura, el problema llega «cuando no se puede esperar, como en esta ocasión en que el niño entra en parada cardiaca y deja de respirar. El personal debe estar preparado para actuar y, sobre todo, autorizado para ello».
Porque, explica el médico, «el convenio deja muy claro que el personal con la categoría de auxiliar educador no puede realizar ninguna intervención sanitaria. Es necesario que el Materno tenga un protocolo claro de urgencias, que se especifiqué qué debe hacer cada uno. Y, especialmente, que todos estén preparados en primeros auxilios».
Plantilla «ninguneada»
La presentación de la reclamación oficial llega apenas dos meses después de que EL COMERCIO desvelara que Bienestar Social duplicó en 2011 la entrega de bebés a sus familias biológicas pese a los informes negativos del personal del Centro Materno Infantil.
Tal y como adelantó este diario, diecisiete menores de tres años volvieron a lo largo del año pasado con sus progenitores, en unos expedientes tramitados, en su mayoría, en primavera, mientras que las adopciones descendieron en un 50%.
La noticia levantó gran polvareda, ya que muchos de los bebés que volvieron con sus familias biológicas lo hicieron a pesar de que, desde el Materno, los profesionales indicaban que persistían los problemas que motivaron en su día la retirada de tutela de los pequeños. Tanto es así, que el asunto fue debatido en la Junta General del Principado, aunque centrándose en que la noticia hubiera visto la luz.
Pazos no quiere profundizar sobre los casos, pero sí tiene claro que «las educadoras son las que conocen a los bebés y sus entornos, pero no se las tiene en cuenta en las adopciones». Es la del Materno «una plantilla ninguneada», asegura.
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