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Seguridad. Los trabajadores utilizan en ocasiones andamios para hacer su labor.
170.000 kilos de ramas
AVILES

170.000 kilos de ramas

El servicio de Parques y Jardines y la empresa Urbaser podaron el pasado año 2.239 árboles, un trabajo que esconde un sinfín de técnicas y que cada vez es más apreciado por la población

JOSÉ L. GONZÁLEZ

Domingo, 19 de febrero 2012, 12:19

Para muchos pasan inadvertidos, para otros son elementos casi de culto y para los servicios de parques y jardines del Ayuntamiento de Avilés son joyas repartidas por la ciudad que hay que cuidar con el mimo que se merecen. Se trata de los árboles, plantas que ayudan a mejorar la calidad de vida, pero que necesitan de atenciones cuya dimensión muchos ni se imaginan.

Dos datos: el pasado año el servicio municipal de Parques y Jardines y los operarios de la empresa Urbaser, que comparte el cuidado de estos elementos, podaron 2.239 árboles de los que extrajeron 170.000 kilos de madera. Sólo en podas. La traducción a horas de trabajo por cada árbol es difícil de calcular. «Hay ejemplares que llevan un día entero y otros en los que se hacen tres docenas en una mañana», señala José Carlos Herrera, encargado de la brigada municipal de Parques y Jardines.

Y es que, el trabajo de la poda es tan amplio como las necesidades de los árboles. Durante estos días, se pueden encontrar en las calles de la ciudad a operarios recortando ramas de multitud de árboles. Es lo que se conoce como la poda anual, que sólo se practica en un grupo de especies.

Así, se puede ver a trabajadores realizando estas mismas labores en épocas del año que no parecen las más propicias por el estado que presentan los árboles, en pleno proceso de brotación. José Carlos Herrera explica un ejemplo. «La poda en verde que se hace a los manzanos o a los cerezos tiene como objetivo sacarles más flores. Si haces un brote del árbol más corto, consigues un rebrote y con ello más volumen de flor», asegura el experto.

Existen otros tipos de poda conocidas, como las de mantenimiento. En este caso, el objetivo es realzar la forma natural de ejemplares adultos. Otro método de poda es el que se conoce como 'de formación' y que tiene un utilitario objetivo. «Se trata de dar forma a los árboles para acondicionarlo al entorno. Si tengo una calle estrecha, no puedo dejar que el árbol crezca a lo ancho», matiza Herrera.

A tal punto llegan las podas que hay una modalidad conocida como 'escultórica' y que no tiene mayor intención que hacer de los árboles elementos bellos. «La gente está cambiando la sensibilidad con las podas, se valora más el trabajo. Antes se entendía como dejar, en vez de un árbol, un palo. Ahora se entiende que hay que dar al árbol el valor que tiene», señala José Carlos Herrera.

Y valor, en Avilés, hay mucho. El arbolado de los parques Ferrera o El Muelle atesora siglos de antigüedad, lo que obliga a tener un especial cuidado en su tratamiento. «Hay verdaderas joyas botánicas, como un eucalipto en el Ferrera, posiblemente el primero que se trajo a Asturias con fines medicinales».

Para un cuidado tan especializado los operarios del servicio municipal reciben formación específica en podas y también en seguridad laboral, dos aspectos fundamentales cuando se poda un pino centenario a treinta metros de altura.

La seguridad

Pero la seguridad no se centra sólo en los trabajadores. En el servicio de Parques y Jardines hay una premisa que reza que ante la duda de si un árbol tiene o no mal una rama «se corta. Hemos traído a especialistas externos para que valoren ejemplares concretos porque no sabíamos su estado», señala Basilio Jerónimo, director de Obras y Servicios del Ayuntamiento de Avilés. Uno de esos expertos fue el que no logró ver la podredumbre interna del árbol que acabó con la vida de un hombre en la pista de La Exposición. «Lo había revisado, pero no había ningún síntoma externo. Nos afectó mucho a todos», recuerda.

El recuerdo de aquel suceso hace que ahora los trabajadores de este servicio municipal se fijen más, si cabe, en el estado de los árboles, aunque los protocolos siguen siendo los mismos. «Ante un buen árbol que se puede caer, si no hay posibilidad de arreglarlo, se corta. No hay duda», explica con firmeza Basilio Jerónimo.

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