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GIJÓN

La Laboral, la ciudad ideal

JOSÉ RAMÓN F. VÁZQUEZ DE PRADA

Lunes, 13 de febrero 2012, 03:36

En su momento, la Universidad Laboral constituye, como escribe el propio arquitecto Luis Moya, «la obra de arquitectura más amplia que se ha hecho en España» y, sin duda, formaliza, olvidándose de toda consideración política, uno de los inmuebles más singulares de Asturias, y en todo caso el bien de mayor escala y quizá la construcción más ambiciosa.

El vasto complejo universitario, diseñado como una 'ciudad ideal', construida entre 1946 y 1956, presenta un aspecto general de corte historicista, con fórmulas de la iconografía arquitectónica y formal de los Austrias, pero responde de forma diferenciada y específica a los diferentes usos, y a las distintas necesidades representativas y espaciales, adaptándose a los requerimientos en cada caso y a las solicitaciones especificas, con eficacia y excelencia, empleando un riquísimo surtido de soluciones, lenguajes, y composiciones, incluyendo gestos y elementos adscritos a las arquitecturas modernas.

Una vez superada la época anterior, tras años de un abandono, difícilmente justificable, se desarrollaron varios estudios técnicos específicos acerca de la situación arquitectónica del bien, y se redactó un Plan Director para poner en uso y valor el conjunto. Dicho Plan Director, recuperando la concepción primigenia de 'ciudad ideal', propone el desarrollo en el inmueble de una serie de usos compatibles y complementarios, con actividades múltiples y sinergias multidireccionales. En respuesta al citado plan, en su día se convocaron concursos internacionales de arquitectura, en los que se seleccionaron las propuestas que se consideraron más adecuadas. La idea y el proyecto para reformar y transformar la antigua residencia femenina en hotel, desarrollada por arquitectos locales de reconocido prestigio, se ha de englobar en el conjunto de actuaciones del Plan Director y, por tanto, su fracaso, además de las pérdidas concretas, una vez demolidas y desmontadas las preexistencias, supone la alteración del conjunto y el desequilibrio de su desarrollo coordinado.

Por otra parte, la implicación de las crujías afectadas en la imagen del complejo edificado debe aconsejar la adopción de las medidas precisas para que se evite la fragmentación del conjunto. En todo caso, se debería eliminar al menos la imagen externa de obra inconclusa y abandonada, retirando los elementos asociados a esta, y resolviendo las envolventes, fachadas y cubiertas; corrigiendo situaciones en precario y minimizando discontinuidades estéticas y materiales.

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