

Secciones
Servicios
Destacamos
ALBERTO DEL RÍO LEGAZPI
Domingo, 12 de febrero 2012, 11:37
La procedencia de la familia, conocida como Campanal, hay que buscarla en un caserío cercano a Perlora, desde donde -en el siglo XIX- vino Manuel González del Río a instalarse en Avilés.
Y Campanal fue -desde 1845- el nombre de una casa de comidas y fonda, sita en el lugar donde hoy está el restaurante Tataguyo. El hijo de Manuel, Marcelo, decide bajar de la zona alta de la villa y montar el restaurante Casa Campanal en sitio muy céntrico. Pero la cosa, no quedó aquí, ya que en 1924 (asociándose González con Vaquero) montaron una fábrica en Gijón que comercializó la fabada enlatada. Desde entonces, y no es ningún refrán, Campanal, goza de gran éxito nacional e internacional.
Pero sí es refrán, famoso, el que dice que 'quien fue a Sevilla perdió la silla'. Y sin embargo, históricamente demostrado, el dicho no se cumple en Avilés.
La cosa ya viene de antiguo, cuando el marino Rui-Pérez con dos embarcaciones a su mando participó y fue protagonista en la flota que, el 20 de mayo de 1248, conquistó Sevilla, entonces en poder de los árabes. Regresó tan triunfante que hasta el escudo de Avilés lleva aquella hazaña como insignia y una calle céntrica lleva el nombre de Rui-Pérez.
Luego, en el siglo XX, también echaron a perder el dichoso refrán los futbolistas conocidos como Campanal. Que, desde Avilés, se fueron a Sevilla, cadenciados en el tiempo. Y que no solamente no perdieron ninguna silla, sino que ganaron sillón. De famosos.
Primero Guillermo González del Río (Campanal I), que se fue en 1930. Este futbolista, injustamente desconocido para los avilesinos, es el máximo goleador de la historia del Sevilla C.F. Un par de datos: en un partido en el que el club andaluz ganó 11-1 (repito once-uno) al Barcelona, en aquella tan histórica somanta, Campanal I marcó cinco goles. Y los del Real Madrid, también se enteraron de quien era aquel Sevilla que les ganó por 5-0, con dos goles del avilesino.
Cuando se retiró fue técnico prestigioso e hizo posible la carrera de su joven sobrino, Marcelino, que sería conocido -cuestión de saga- con el nombre de 'Campanal II'. Marcelino Vaquero González del Río, nació en Gijón el 13 de febrero de 1932, pero siendo un niño, la familia se vino a vivir a Avilés, a casa de su abuelo, a Casa Campanal.
Fue a la escuela de Don Floro y luego al Colegio San Fernando. Pero le tiraba más el cine que ponían en el Iris o en el Palacio Valdés. Y más, mucho más, el fútbol. Cuando podía, en domingo con algún amigo, cogía el tranvía del Carreño (5,10 pesetas, ida y vuelta) y se escapaba hasta Gijón a ver al Sporting (10 pesetas, general).
Pero por encima de todo, estaba la práctica (aparte del atletismo) en equipos como El Carbayedo, el Elemento de San Cristóbal o el Rui-Pérez (ojo al dato). Y, claro, el Real Avilés.
Y como los estudios no iban, vino el trabajo. Pero ya entonces sus cualidades deportivas habían llegado a conocimiento de su tío sevillano, que le reclama deportivamente. Y así tenemos a Marcelo que sale de su casa de la calle La Ferrería, va a San Juan de Nieva, se embarca en el mercante 'Ita', y en cuatro días de navegación se planta en Sevilla.
La ruta del aquel marino guerrero, avilesino, Rui-Pérez. Qué cosas.
A partir de aquí, 'Campanal II' emprende una carrera futbolística meteórica, que alcanza la fama nacional en el Sevilla. E, internacional, con la selección española.
Fue uno de los futbolistas más representativos de lo que se dio en llamar 'furia española'. Narraba el mítico locutor deportivo Matías Prats, con ocasión de un partido de España en Estambul: «Yo he visto, hoy, al arquetipo de la furia española en acción», refiriéndose a 'Campanal', a quien la prensa apodaba 'El huracán de Avilés'.
El libro, 'Marcelo Campanal. El futbolista atleta' (Alberto Rendueles. Azucel 2003) recoge la trayectoria de este hombre que nunca se retiró de la práctica deportiva.
«Era algo más que un atleta, supo explotar su físico que era sobresaliente», afirma Vicente del Bosque, actual seleccionador de España.
Al borde de cumplir los 80 años -mañana mismo, sin ir más lejos- sigue en la cresta de la ola. No abundan atletas que sigan acumulando trofeos como este caballero, que ha hecho correr ríos de tinta en prensa y libros. No para.
Ahora es protagonista de la película, por estrenar, 'Campanal, la leyenda de La Roja'.
Que no pare ¡Por Dios! Que no pare. Que da mucha moral. Campanal.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.