

Secciones
Servicios
Destacamos
LAURA FONSECA
Jueves, 2 de febrero 2012, 08:34
El HUCA era ayer un hospital feliz. Ni la prórroga presupuestaria con su consiguiente amenaza de recortes sanitarios, ni ninguna otra circunstancia preocupante lograron empañar la alegría que desde temprana hora rezumaba el Hospital Central por la realización del primer trasplante de antebrazo que se practica en Asturias. La compleja operación, que concluyó con éxito tras doce horas de quirófano y que obligó a montar un dispositivo en el que intervinieron 50 profesionales, es la cuarta de este tipo que se realiza en España. Las tres anteriores se llevaron a cabo en Valencia, en el equipo del cirujano Pedro Cavadas que saltó a la fama tras practicar uno de los pocos trasplantes de cara realizados en el mundo.
Un asturiano de 45 años, que perdió sus dos brazos durante un accidente laboral en el que se electrocutó, fue quien recibió la mano y parte del brazo izquierdo procedente de un donante. La donación llegó de otro asturiano, de 44 años, fallecido horas antes en el HUCA y cuya familia no dudó en autorizar la cesión de uno de los antebrazos y también del resto de sus órganos, destinados a otros trasplantes.
Los detalles de la histórica y complicada intervención fueron dados a conocer en una rueda de prensa que convocó de manera urgente en la mañana de ayer el propio Hospital Central y que contó con la asistencia, entre otros, del consejero de Sanidad, José María Navia-Osorio. El equipo al completo del Servicio de Cirugía Plástica del Central, principal impulsor y responsable de esta intervención, estuvo presente en el salón de actos del Hospital Covadonga, donde el cirujano Daniel Camporro fue el encargado de explicar a los medios de comunicación cómo se desarrolló la operación. Muchos de los profesionales que habían participado en el operativo estaban sin dormir, ya que la intervención se había prolongado toda la noche. Pero el sueño no importó. Había que estar en lo que algunos definieron con «un nuevo hito» del HUCA, que el pasado noviembre cumplió su primer medio siglo de vida.
Pero antes de que Camporro detallara cómo se extrajo el antebrazo al donante para implantarlo luego en el receptor, el consejero de Sanidad quiso agradecer a los profesionales sanitarios su labor. José María Navia-Osorio dijo no querer robar protagonismo a los verdaderos artífices de este éxito sanitario, pero aprovechó para lanzar un mensaje: «La sanidad no se detiene sino que avanza pase lo que pase políticamente», dijo. Tras él, el director médico del HUCA, Javier Vadillo, y el coordinador autonómico de trasplantes, Jesús Otero, prefirieron referirse «a la solidaridad de los donantes, algo que me sigue emocionando», dijo este último, y destacar que con actos como estos «podemos seguir ofreciendo una nueva vida».
Por encima del codo
El HUCA llevaba meses esperando por este trasplante, para el que recibió autorización del Principado en octubre de 2011. Pero la aparición de un donante se demoró más de lo deseado y no fue hasta las tres de la tarde del martes que en el HUCA saltó la alerta que muchos esperaban, sobre todo, el receptor que vivía amputado de ambos brazos desde hace cuatro años. A esa hora, a las tres de la tarde, se confirmaba la existencia de un posible donante compatible: un asturiano de 44 años del que por motivos de privacidad y confidencialidad el hospital no ofreció ayer más detalles. Inmediamente, los médicos se pusieron en contacto con el receptor, que recibió la llamada entre «sorprendido y nervioso», explicaron. A las siete de la tarde, el paciente al que le iban a implantar un antebrazo y la mano (en concreto, el izquierdo ya que el derecho lo tiene amputado desde el hombro), subió a quirófano. Mientras tanto, los cirujanos iban preparando al donante para las extracciones.
A las diez de la noche, y con el antebrazo ya retirado, empezó la parte más compleja del operativo: reimplantarlo en el nuevo receptor. La operación quirúrgica requirió de la participación de más de cincuenta personas, 18 de ellos, cirujanos. La cirugía tocó a su fin a las 8.30 horas de ayer, doce horas después y con el antebrazo trasplantado con éxito, momento en el que jefe del Servicio de Cirugía Plástica, Daniel Camporro, confesó sentirse «cansado, pero feliz».
El cirujano detalló que el paciente no recuperará la movilidad completa del brazo izquierdo, pero confía en que, tras una rehabilitación de más de un año, sí pueda tener funciones de presa, de pinza básica, de flexión y estiramiento de muñeca, además de tacto en el pulgar y el índice para reconocer aspereza o suavidad y calor o frío. Para ver los primeros resultados tendrá que tener paciencia, ya que no los notará hasta dentro de tres o cuatro meses, indicó el doctor.
Antes de que tuviera lugar la intervención del trasplante, el paciente requirió de un estudio exhaustivo del muñón dañado por la corriente eléctrica. El antebrazo le fue implantado por encima del codo, lo que hizo aún más compleja la operación. El momento más crítico de la cirugía, el que Camporro definió como «la fase de no retorno», fue cuando el equipo médico se disponía a reconectar el antebrazo en el cuerpo de receptor. Pero una vez cosida la arteria y ver que funcionaba «te relajas, porque sabes que la cosa ha ido bien».
Tras la realización del histórico trasplante de antebrazo, que sitúa a Asturias en el panorama médico mundial, el HUCA está dispuesto a asumir «nuevos retos». Camporro no descarta que Asturias pueda practicar algún día su «primer trasplante de cara».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.