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El presidente del Principado abandona el hemiciclo después de la votación de su proyecto de presupuestos. :: MARIO ROJAS
Cascos continúa adelante pese al fracaso del Presupuesto
Politica

Cascos continúa adelante pese al fracaso del Presupuesto

No descarta ningún escenario de futuro y promete «anteponer el interés de los asturianos a los personales»

ANDRÉS SUÁREZ

Jueves, 26 de enero 2012, 13:12

El proyecto de presupuestos del Principado para 2012 murió ayer, en la Junta General; sucumbió ante las enmiendas a la totalidad presentadas por los tres grupos de la oposición. El Gobierno que impulsó la iniciativa, presidido por Francisco Álvarez-Cascos, mantiene el pulso, al menos de momento, aunque debilitado por lo que supone tener que encarar el ejercicio más duro de la crisis en minoría parlamentaria y con unas cuentas prorrogadas y heredadas de un Ejecutivo de signo político opuesto. El trámite matinal en la Cámara siguió el guión previsto y los votos de PSOE y PP echaron abajo el documento de Foro. Se sabía que así sucedería y por eso el interés estaba centrado en la primera reacción del presidente. Llegó apenas dos horas después. Cascos compareció con un durísimo discurso contra populares y socialistas, a los que acusó de alentar una moción de censura «destructiva», y sostuvo que, pese a las dificultades, «seguiremos adelante con el compromiso de cambio». Pero fue una intervención deliberadamente ambigua, con mensajes cruzados, que no cerró tajantemente la puerta a ninguna posibilidad para el futuro. Ni siquiera a la que muchos sospechaban que ya podía anunciarse ayer mismo: el adelanto electoral.

No se mordió Cascos la lengua al calificar lo ocurrido previamente en la Junta, donde la suma de los votos de PSOE y PP permitió aprobar la enmienda popular -la primera que se registró de las tres, con toda la intención del mundo, y por tanto la primera en ser votada- y derribar el presupuesto casquista. La táctica de los dos grandes grupos de la oposición -IU se abstuvo- responde al deseo, según el presidente, de «abortar o dinamitar lo que implique cambio y no favorezca el apoltronamiento en las viejas políticas de reparto interesado y fraudulento de poderes».

A Cascos, como a los consejeros que le acompañaban en los bancos del Ejecutivo, se le vio muy serio durante las cuatro horas que duró la sesión parlamentaria. El pleno fue algo así como ver en diferido por televisión un partido de fútbol conociendo ya el marcador. Fue previsible. Gobierno y oposición tenían asumido el resultado que acarrearía la votación y reiteraron los discursos expuestos en los últimos días.

Tanto populares como socialistas e IU recalcaron sus críticas al proyecto: ingresos 'inflados' y falta de garantías de que respete el déficit. La portavoz popular, Isabel Pérez-Espinosa, fue la más beligerante, sobre todo a la hora de responsabilizar al Gobierno del fracaso. Las fuerzas de la izquierda, que contemplan con cierto regocijo la batalla encarnizada de la derecha, no entraron a muchos trapos y se centraron en la parte más técnica del por qué no iban a respaldar las cuentas.

«Fracaso colosal»

También el consejero de Hacienda, Ramón del Riego, principal responsable del proyecto presupuestario, tenía claro que el trámite parlamentario iba a culminar sin éxito. Tanto que en su intervención, además de defender la idoneidad de las cuentas, cargó con suma dureza contra la posición y los argumentos esgrimidos por las fuerzas opositoras. El mensaje no pasó inadvertido al portavoz y coordinador de IU, Jesús Iglesias. «Su discurso no parece hecho para ganar amigos ni para buscar apoyos», le dijo en el turno de réplica.

Como el resultado de la votación era conocido, incluso antes de que se materializara, los habituales corrillos de los pasillos de la Cámara giraban en torno a una única pregunta: «¿Y ahora qué?» Rápidamente, una vez que el marcador electrónico visualizó los resultados, intentaron dar respuesta el secretario general de la FSA, Javier Fernández, y Pérez-Espinosa. El primero constató el «colosal fracaso» de la derecha asturiana, instó a los ciudadanos a tomar nota de su «incapacidad» para ponerse de acuerdo y urgió al Gobierno a volver a la Cámara con un presupuesto «creíble» que le permita llegar a un entendimiento con el PP.

Fernández no quiso analizar ni la hipótesis de un adelanto electoral ni la posibilidad de impulsar una moción de censura contra Cascos. Cuestiones que la portavoz del PP sí valoró. Tildó de «irresponsable» la primera y descartó que vaya a alentar la segunda. Y reclamó al Gobierno, como en días precedentes, que acuda a la Cámara con un presupuesto «que ajuste las cifras» al que el PP, garantizó, le dará su respaldo.

A partir de ahí, la pelota quedaba en el tejado de Cascos. El presidente salió a escena pasadas las cuatro y media de la tarde en la sede de la Presidencia del Principado, en una comparecencia en la que leyó una declaración institucional. Fue una intervención de apenas diez minutos en la que arremetió contra PSOE y PP por «privar a la sociedad asturiana de la herramienta básica de toda nueva política».

El ataque fue constante. Les acusó de hacer efectiva una moción de censura encubierta -la calificó de «destructiva»- por defender la vuelta al programa de gobierno de la anterior legislatura, pero sin proponer un candidato alternativo que lo lidere. «Tienen fuerza parlamentaria para destruir pero no cuentan con escaños para gobernar», aseveró. Y recalcó: «Valen para usar la piqueta pero no para construir un nuevo edificio».

No se sorprendió de la actitud del PSOE pero sí de que el PP «haya resucitado el arecismo». La «insólita entente cordial» que a su juicio mantienen ambos partidos «se ha formalizado» ahora en un acuerdo presupuestario y, por lo tanto, «programático», con el objetivo de erigirse en «serio freno a la política de cambio que requiere Asturias». Les responsabilizó, en este sentido, de poner «en juego» los intereses del millón de asturianos, especialmente de los 90.000 en paro. «Quieren que todo siga igual», agregó.

Y llegó el momento de hablar del futuro. La escenificación del acto, con la presencia de las caras visibles del grupo parlamentario de Foro y del consejero de Presidencia, Florentino Alonso, abrió rápidamente el campo a la especulación. Al tanto de los acontecimientos estaban en las sedes del resto de partidos políticos. Cascos se movió en un terreno de calculada ambigüedad. Dejó claro que, a día de hoy, su intención es continuar al timón. «Seguiremos adelante con el compromiso de cambio», aclaró.

¿Prórroga o ajuste?

¿Suponía ese mensaje el descarte del anticipo electoral? No necesariamente. «Mi Gobierno y el grupo parlamentario que lo respalda siempre antepondrán el interés de los asturianos al particular o personal», argumentó, una frase que fue interpretada por muchos como un mensaje de que no se aferrará al poder cueste lo que cueste si el escenario político se complica hasta el extremo.

Pero, a corto plazo, y dado que PSOE y PP parecen no contemplar la censura, la opción es doble: seguir adelante con la prórroga o revisar el presupuesto y ajustarlo, como piden los populares, previsiblemente cuando el Gobierno central presente el suyo y actualice el escenario macroeconómico. La primera, la prórroga, ya es una realidad, está vigente. En los próximos días el Ejecutivo «estudiará el alcance del acuerdo de PSOE y PP y las consecuencias del escenario de presupuestos prorrogados». En cuanto a la segunda, de sus palabras se deduce que no está descartada.

Es así porque el jefe del Ejecutivo defendió la labor de sus consejeros en la confección del presupuesto con el que afrontar la crisis. Y, de seguido, deslizó: «Intentaremos por todos los medios que no haya sido un esfuerzo baldío».

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