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La casa de Larrañaga es algo más que un edificio ilustre de Avilés. En fotografías, antiguas fundamentalmente, su presencia sirve para referenciar el puerto local. En esta imagen, de 1912, se le distingue al fondo. :: ARCHIVO FOTO FRAN
Larrañaga, de Carlos a Carlos
LOS EPISODIOS AVILESINOS

Larrañaga, de Carlos a Carlos

Estos días es noticia, por su estado de salud, el actor Carlos Larrañaga, nieto de quien de igual nombre fue, en Avilés, un destacado industrial

ALBERTO DEL RÍO LEGAZPI

Domingo, 22 de enero 2012, 14:03

Cuando el ingeniero vasco Carlos Larrañaga llegó hace más de un siglo a Avilés no podía prever lo que esta ciudad iba a significar para él. Eso escribí una vez, pero me faltó el viceversa: lo que él, su casa -mayormente- y algunos descendientes iban a suponer para esta ciudad.

Es poco sabido el papel de personas, que procedentes del País Vasco, acudieron aquí -en la última década del siglo XIX- con motivo de las obras de canalización de la ría. Apellidos como Alustiza, Corostola, Larrañaga, y otros, se integraron en la ciudad y dejaron su sello. Particularmente los dos últimos.

El guipuzcoano, de Deva, Miguel Antonio Corostola Zulaica, llegó y se estableció en San Juan ('El de allá', o sea, el de la margen derecha de la Ría), uno de los pueblos mejor anclados del mundo. Años después, su hijo, Francisco ('Pachico') Corostola Alcibar, quedaría inmortalizado al dar nombre a la curva que tiene el estuario por esa bendita zona de San Juan. 'Pachico' desarrolló la labor vigilante -durante años- de iluminar con farol, de petróleo, dicha curva para 'avisar', sobre el peligroso quiebro, a los barcos que buscando puerto, navegaban camuflados en la oscuridad. Un episodio por contar.

Carlos Larrañaga Onzalo, nacido en Motrico (Vizcaya) vino al serle adjudicada -en 1880- a su empresa una de las fases de canalización de la ría, así como el saneamiento de las marismas del 'Campo del Faraón' (hoy parque del Muelle) y el 'Campo de Bogaz' (hoy estación de ferrocarril y autobuses).

Larrañaga también arraigó en Avilés, donde se casó y construyó -en 1896- su propia casa, no en la zona de moda de la calle de La Cámara, sino en la que él había saneado, entre el parque y la estación.

Diseñada por el propio ingeniero, consta de tres plantas, bajo y sótano, destacando sus balcones de hierro y sus grandes miradores de madera. En la obra utilizó material noble, como mármoles italianos, azulejos de la Cartuja de Sevilla y mobiliario de hierro esmaltado, importado de Inglaterra.

Hoy, allí sigue plantado este esplendido edificio que, con su empaque y estructura, marcó una de las expansiones del nuevo Avilés en la, entonces Avenida de Pravia, y hoy de Los Telares. Y es, también, gran referencia ciudadana -fotos de la época así lo cantan- de los muelles, entonces nuevos.

Actualmente es residencia geriátrica, y durante un tiempo fue edificio de viviendas, sede de consignatarias de buques, de la Coral Avilesina y de los Servicios de Documentación de la finada ENSIDESA. En el sótano de la casa, funcionaron unos populares billares y futbolines, frecuentadísimos por la juventud local.

Carlos Larrañaga se implicó en la vida social y empresarial avilesina. Tuvo una línea de vapores y fue director de una sociedad que gestionaba el trajinar del transporte del carbón que venía de las cuencas a embarcarse en San Juan. De su protagonismo da cuenta el hecho de haber sido elegido el primer presidente de la Cámara de Comercio local.

Su hijo Pedro Larrañaga Ruiz-Gómez, nació en Avilés el 27 de abril de 1887 y de aquí marchó para dedicarse al cine, donde tuvo mucho éxito, alcanzando gran prestigio como actor -en la época del cine mudo- con películas como 'El conde de Maravillas' (1926), 'Rosa de Madrid' (1927) y sobre todo la mítica 'La aldea maldita' (1929), donde -aparte de ser el protagonista- también fue el productor. Falleció en 1944.

Su hijo Carlos Larrañaga Ladrón de Guevara, nacido en Barcelona en 1937, se dedicó desde niño al mundo teatral y posteriormente al cine y televisión, donde es intérprete muy conocido por su intervención en series de gran audiencia, como 'Farmacia de guardia'. Vino en alguna ocasión por Avilés, por conocer la ciudad y vender el inmueble familiar.

Larrañaga es edificio emblemático, que da nombre a uno de los 'lugares' más conocidos y reconocidos por todo 'quisque' en Avilés. Marca una zona donde ciudad y fachada marítima se dan, excepcionalmente, un cariño. Muy controlado -eso si- por un paso a nivel para dos anchos de vías ferroviarias, más un par de vías terrestres, amén de los correspondientes semáforos, visuales, acústicos y demás familia.

Carrera de obstáculos que no impiden -faltaba más- el cortejo del personal con su ría.

Matrimonio que se consumará dentro de unos años, si Fomento quiere.

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